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Atenas en dos días: los imprescindibles de una ciudad histórica

Atenas en dos días: los imprescindibles de una ciudad histórica

Nunca serán suficientes las palabras que podamos plasmar en este blog para describir, mínimamente, la ciudad de Atenas. Miles de años de historia que, todavía a día de hoy, se pueden contemplar paseando por sus calles. Gastronomía siempre acertada, en restaurantes agradables y que destilan un espíritu muy tradicional. Un grandioso museo al aire libre, quizá la ciudad más influyente de la historia.
Hoy te contamos nuestra visita de dos días a Atenas. ¿Quieres saber un poco más?

Atenas: un poco de historia

La ciudad de Atenas posee una vasta historia, que se remonta a hace más de tres mil años. Fue, sin embargo, en el primer milenio a.C en que se convirtió en un importante centro cultural, filosófico y político, siendo la ciudad en que se establecieron las bases de la democracia y de la civilización occidental. De dicha época data el Partenón y gran parte de los lugares a visitar en la ciudad.
En siglos posteriores Atenas se vio envuelta en varias invasiones y guerras, como la invasión persa (480 a.C), en que quedó reducida a cenizas. Tras su reconstrucción, fue derrotada en la guerra con Esparta (431-404 a.C), tomada por Macedonia (338 a.C) y, finalmente, por los romanos.

Paseando por la Plaza Monastiraki. Al fondo, en lo alto, la Acrópolis.

El año 529 d.C marcó un punto de inflexión en la historia de Atenas, puesto que bajo gobierno del emperador Justiniano de Bizancio se cerraron las escuelas filosóficas de la ciudad, poniendo fin a la era clásica ateniense.
Posteriormente Atenas entró en unos siglos de decadencia, en que fue dominada por diversos imperios o reinos, incluyendo la Corona de Aragón allá por el siglo XIV.
En el siglo XV la ciudad fue capturada por los otomanos, quienes mantuvieron su dominio hasta el año 1821, en que Grecia obtuvo su independencia.
A finales del siglo XIX un evento extraordinario se llevó a cabo en Atenas: los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna tuvieron lugar en 1896, suponiendo un gran éxito y representando un hito en la historia de la ciudad.
El siglo XX comenzó algo turbulento en Atenas, que se vio ocupada en la Segunda Guerra Mundial y se vio envuelta en una terrible hambruna. Posteriormente, se fue recuperando progresivamente y experimentando un notable crecimiento, el cual conllevó inevitables problemas de polución y el consiguiente riesgo para los antiquísimos monumentos de la ciudad.
En el momento actual se han llevado a cabo numerosas reformas en sus infraestructuras (limitación del tráfico en el centro, construcción de líneas de metro…), así como rehabilitación y restauración de gran parte de los monumentos más relevantes, convirtiendo a Atenas en una ciudad más amable para el visitante.

Interior del Museo de la Acrópolis, con las célebres Cariátides.

¿Cómo llegar a Atenas?¿Cómo moverse por la ciudad?

Atenas es, en la mayor parte de las ocasiones, la puerta de entrada a Grecia para los viajeros. El Aeropuerto internacional Eleftherios Venizelos (ATH) es uno de los más transitados de Europa, y ofrece varias conexiones diarias con numerosas ciudades europeas. Tanto desde Barcelona como desde Madrid existen varios vuelos directos, cuyo precio parte de los 70-80€, con cierta fluctuación entre la temporada alta y el resto del año.
El aeropuerto de Atenas se halla a algo más de 20 km del centro de la ciudad; son varias las maneras de desplazarse hasta allí:
Metro: quizá la opción más recomendable, debido a su comodidad, rapidez y precio. La línea azul, que parte de la planta de Salidas, conecta el aeropuerto con la céntrica Plaza Syntagma en unos 40 minutos. El precio son 10€ por persona (5€ para estudiantes, niños y ancianos). La primera partida es a las 06:30 de la mañana, con una frecuencia aproximada de 30 minutos, hasta las 23:30 horas. Es la opción que nosotros tomamos y que podemos recomendar.
Autobús: se trata de una opción más económica pero lenta (unos 60 minutos hasta el centro). Para llegar a la Plaza Syntagma se debe tomar la línea X95, que parte de la zona de Llegadas, entre las puertas 4 y 5. El billete se puede comprar bien en el propio autobús o en las oficinas del aeropuerto. Su principal ventaja es que circula las 24 horas del día.
Taxi: la opción más cómoda pero también cara, con una tarifa fija (año 2022) de 38€ durante el día y 54€ por la noche. El trayecto hasta el centro, en función del tráfico, puede llevar unos 35-40 minutos.
Traslados privados: algunos hoteles ofrecen traslados privados, por un precio generalmente similar o algo superior al de los taxis urbanos.
Coche de alquiler: si se va a disponer de un coche de alquiler, siempre existe la posibilidad de utilizarlo para llegar al centro de la ciudad. No obstante, el tráfico en ella no es sencillo, y aparcar impresiona de que todavía menos. Además, no resulta la mejor opción moverse entre los distintos puntos turísticos en coche propio. En nuestro caso, devolvimos el vehículo de alquiler justo antes de comenzar la visita a Atenas, puesto que nos pareció totalmente innecesario para dicha visita.

El metro es la mejor opción para cubrir grandes distancias en Atenas. Por ejemplo, para ir desde el aeropuerto al centro de la ciudad.

Aunque Atenas y, sobre todo, su zona metropolitana tiene una extensión enorme, la mayor parte de las visitas turísticas se hallan concentradas en un área relativamente pequeña. Así, casi todas ellas se pueden alcanzar caminando o, como mucho, en unas pocas paradas de metro.
Algunas de las visitas más alejadas son el Museo Arqueológico Nacional y el mirador de la Colina Licabetos, ambos (aunque en direcciones opuestas) a una media hora andando desde la Plaza Syntagma. En los dos casos, tomar el metro o el quizá más caótico autobús resulta una opción razonable.
En nuestro caso nos movimos casi exclusivamente caminando (¡ya sabes que nos encanta descubrir las ciudades a pie!), utilizando sólo el metro para llegar desde el aeropuerto y para dirigirnos al Puerto del Pireo, desde donde tomamos el ferry a la isla de Milos.

Caminando es como mejor descubriremos la ciudad.

¿Dónde alojarse en Atenas?

Atenas es una ciudad inmensa, repleta de turistas y con infinidad de bares, restaurantes y alojamientos. Los barrios más turísticos son los de Monastiraki, Plaka y el entorno de la Plaza Syntagma, donde existe una mayor oferta y donde más recomendable resulta alojarse.
Es en estas zonas donde se encuentran casi todas las atracciones turísticas y, por otro lado, son barrios sumamente agradables y con muy buen ambiente, ideales para pasear.
La oferta de alojamientos es enorme, desde hostels con aire mochilero a lujosos hoteles de cinco estrellas, pasando por apartamentos turísticos y pequeños hoteles familiares.
En cambio, aunque hay también algo de oferta hotelera, los alrededores de la Plaza Omonia, sobre todo al norte y al oeste de la misma, y el barrio de Metaxourgeio se suelen desaconsejar por tratarse de zonas menos seguras.
Nosotros encontramos un pequeño apartamento, modesto pero excelentemente situado, en el Barrio de Plaka, muy próximo a la entrada de la Acrópolis y junto al metro. Zona llena de bares y restaurantes, con buen ambiente, más que recomendable.
Si quieres saber algo más sobre nuestros alojamientos en Grecia, puedes leer esta entrada

Atenas es una ciudad bastante extensa. Los barrios de Plaka, Monastiraki y los alrededores de la Plaza Syntagma son los ideales para alojarse.

¿Dónde comer en Atenas?

La gastronomía en Grecia, ya lo hemos dicho previamente, nos fascinó. Enamorados de esa dieta mediterránea pura, en la que los productos de cercanía y el aceite de oliva tienen un claro protagonismo.
Y Atenas, como no podía ser menos, ofrece una amplísima variedad y, a tenor de lo que probamos, calidad.
De manera aproximada, una cena para dos personas nos costaba en torno a los 25€, poniéndonos las botas en cada uno de los restaurantes que probamos. La ensalada griega era un fijo en nuestras peticiones, así como los platos que incluían berenjena.
Aunque los restaurantes en Atenas se cuentan por miles, algunos de los que podríamos recomendar son el To Kafeneio y el Scholarhio (en el Barrio de Plaka) o el Karamanlidika (cerca del Mercado Central).
Si se quiere tomar algo y se busca un lugar moderno y con buen ambiente, se puede optar por el Six D.O.G.S, un pequeño oasis de paz en medio de la siempre bulliciosa ciudad (aunque algo caro).

Se come bien y en restaurantes agradables.

¿Qué visitar en Atenas?

Vale, empezamos por lo obvio: es imposible describir en este blog todo lo que se puede hacer en esta ciudad. Es magnífica y fascinante, y ofrece una miríada de lugares que visitar, por lo que detallarlo todo requeriría de un excelso monográfico.
No obstante, existen una serie de lugares que consideramos imprescindibles y que pasamos a resumir:
Acrópolis: el emblema de la ciudad de Atenas, situado en lo alto de una colina con vistas al resto de la ciudad, nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. Aunque hay evidencias de construcciones más antiguas, la mayor parte de sus edificios más representativos fueron alzados en el siglo V a.C. A partir del siglo VI d.C y, sobre todo, en el siglo XVII, la Acrópolis fue destruida en gran parte para, ya en el siglo XX, comenzar a ser reconstruida. Algunos de sus edificios más reseñables son el Partenón (principal estructura y la más reconocible), el Erecteion (con sus bellas Cariátides), el Templo de Atenea Niké y los Propileos. La entrada a la Acrópolis cuesta 20€; mereciendo la pena comprar la entrada combinada a diversos monumentos por 30€. Más información y compra online de billetes aquí, aunque se pueden comprar los billetes in situ. Ideal madrugar para poder disfrutar del recinto sin demasiada gente; contar con que la visita dure unas tres o cuatro horas.

El Partenón, edificio más relevante de la Acrópolis, emblema de la ciudad.

Museo de la Acrópolis: el moderno edificio, inaugurado en el año 2009, acoge una interesante colección de restos arqueológicos, que lo convierte en uno de los museos más importantes del mundo. En su interior hay algunas piezas de valor incalculable, como parte del friso original del Partenón y cinco de las Cariátides. Del 1 de noviembre al 31 de marzo la entrada cuesta 5€ (todos los días de 09:00 a 17:00 horas); del 1 de abril al 31 de octubre son 10€ (apertura de 08:00 a 20:00h, salvo los lunes, que es de 09:00 a 16:00 horas). Los días 6 y 25 de marzo, 18 de mayo y 28 de octubre la entrada es gratuita.

Disfrutando, tranquilamente, del Museo de la Acrópolis.

Ágora antigua: fue el principal centro político y administrativo de la Antigua Atenas, teniendo también su función social, religiosa y comercial. Si bien muchos de sus edificios no se encuentran bien conservados, resulta imprescindible visitar este lugar para pasear por su Vía Panatenaica imaginando su ajetreado día a día hace más de dos mil años. Entrada individual 10€; aunque va incluida en el billete combinado de Atenas.

Paseando por el Ágora antigua.

Estadio Panatenaico: lugar donde, originariamente, se desarrollaban los Juegos Panatenaicos y que fue reconstruido en mármol allá por el siglo IV d.C. En este espectacular recinto, restaurado nuevamente en el siglo XIX y con capacidad para unas cincuenta mil personas, se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, en el año 1896. Entrada 5€ por persona.

¡Impresionante el Estadio Panatenaico!

Templo de Zeus Olímpico (Olympeion): comprende el Templo de Zeus, unos baños romanos, una basílica del siglo V y parte de unas antiguas murallas. Se trata de un recinto de gran tamaño, cuya construcción se demoró durante varios siglos y que, actualmente, destaca por unas cuantas columnas enormes que todavía permanecen en pie. Entrada 8€; aunque va incluida en el billete combinado de Atenas.

Aunque algunas de las columnas se encuentran derruidas, su tamaño sobrecoge.

Ágora romana: de menor tamaño que el Ágora antigua, fue construida durante la época de dominación romana, bajo el gobierno del emperador Augusto. Fue una importante zona comercial y social, decorada con suntuosos mármoles; en la actualidad destaca, sobre todo, por la Torre de los Vientos y por unas cuantas columnas finamente ornamentadas.

En el interior del Ágora romana, con la Torre de los Vientos de fondo.

Museo Arqueológico Nacional: fundado en el siglo XIX es el museo más grande de Grecia y, junto con el Museo de la Acrópolis, unos de los más importantes del mundo. Muestra más de 20000 piezas y muestra la historia de la civilización griega desde la prehistoria hasta la Antigua Grecia. La entrada cuesta 12€. Horarios: del 1 de noviembre al 31 de marzo abre de 08:30 a 16:00 h (salvo los martes, que abre de 12:30 h a 20:00 horas); del 1 de abril al 31 octubre de 08:00 a 20:00 h (los martes de 12:30 h a 20:00 h).
Plaza de Syntagma: siempre ajetreada y bulliciosa, es el epicentro de la vida moderna ateniense y en ella se encuentra el Parlamento, la tumba del soldado desconocido (los domingos a las 10 de la mañana hacen un curioso cambio de guardia) y un puñado de edificios relevantes y lujosos.

Plaza Syntagma, el centro de la ciudad de Atenas.

Barrio de Plaka: el más bonito y animado de la ciudad de Atenas, sus calles se encuentran repletas de tiendas de recuerdos, coquetos restaurantes y tabernas tradicionales. Buena zona para buscar alojamiento, resulta imprescindible recorrerla mil y una veces en busca de rincones pintorescos.
Barrio de Monastiraki: otro interesante barrio, cuyo centro (la Plaza de Monastiraki) se encuentra siempre lleno de vida. Ideal para pasear en busca de recuerdos o de pequeñas cafeterías donde protegerse del sol radiante. Merece la pena recorrer, sin rumbo fijo, sus callejuelas e impregnarse de su ambiente.

En nuestro recorrido por Atenas seguro que pasamos varias veces por la Plaza Monastiraki.

Colina Filopappou: situado no muy lejos de la Acrópolis, es una excelente mirador de esta última, especialmente recomendado con las luces del atardecer. Múltiples senderos recorren el parque y ascienden hasta la cima de la colina; no cuesta mucho encontrar algún punto en que los árboles se abren y ofrecen una estampa de postal.
Colina Licabeto: a pesar de encontrarse algo más alejada de la Acrópolis, se trata de un monte más elevado, y que permite contemplar desde su cima la totalidad de la ciudad de Atenas.

Increíble panorámica la que nos ofrece la Colina de Filopappou.

Otros: el Arco de Adriano, el Teatro de Dionisio, el Odeón de Herodes Ático, Keramikos o el Museo Benaki de la Cultura Griega son otros de los puntos de interés que pueden completar la visita a Atenas.

Si buscas más información actualizada sobre precios y/o horarios de la mayor parte de los monumentos, puedes echar un vistazo aquí
Consideramos que Atenas es una ciudad que se puede visitar, perfectamente, por libre. Sin embargo, conviene llevar libros y guías de viaje de calidad y/o haberse informado previamente mucho sobre su historia y monumentos más relevantes, para poder aprovechar mucho mejor la visita.
Nosotros siempre viajamos por libre, y en Atenas no fue menos. Sin embargo, si prefieres realizar alguna visita guiada, puedes echar un vistazo aquí abajo.

Nuestra experiencia visitando Atenas en dos días

Devolvemos el coche de alquiler en el aeropuerto y tomamos la línea azul, que nos lleva a la Plaza de Syntagma. Allí hacemos transbordo a la línea roja y bajamos en la parada de Acrópolis, a apenas cincuenta metros de nuestro alojamiento, que tiene una situación ideal.
Dejamos las cosas en el apartamento y salimos a pasear un rato por el Barrio de Plaka; tras cenar algo ligero nos vamos a dormir. Mañana nos espera un día largo y lleno de atractivos.

Un sueño reparador nos permite levantarnos con energía así que, tras desayunar, nos disponemos a explorar Atenas.
En primer lugar caminamos hasta la Plaza Syntagma, para ver uno de los célebres cambios de guardia frente al Parlamento. Mucha gente para verlo, pero el intenso calor y el sol potente hacen mella y muchos se van antes de que finalice. Lo cierto es que nos resulta algo aburrido, pero merece la pena por lo menos acercarse un rato a verlo.

Típico cambio de guardia en la Plaza Syntagma.

Cruzamos el parque de los Jardines Nacionales, tranquilo y alejado del ajetreo de la Plaza Syntagma, aunque tampoco muy interesante. En su centro se encuentra el Zappeion, un espectacular edificio neoclásico importante en la historia de Grecia.

Relevante edificio el Zappeion.

Vamos a visitar el Estadio Panatenaico (5€ la entrada por persona, incluyendo audioguía). Visita sencilla pero muy chula, al encontrarnos en uno de los lugares más importantes en la historia del deporte (aquí se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna). Se puede caminar, y tomar divertidas fotografías, por la pista de atletismo. Esta visita nos lleva algo más de una hora, incluyendo su pequeño museo.

¿Quién ganará?

Regresamos, de nuevo por los Jardines Nacionales, hacia el centro de la ciudad. Nuestra siguiente parada es el Templo del Zeus Olímpico. Allí compramos el billete que nos permite la entrada combinada a gran parte de los monumentos de la ciudad (30€ por persona), y que merece mucho la pena. En este gran recinto destacan unas columnas gigantescas que, aunque apenas muestran un pequeño porcentaje de lo que antaño fueron, sobrecogen. Los andamios que las cubren, eso sí, reducen notablemente su belleza.
Desde el interior del recinto vemos el Arco de Adriano, esbelto y situado junto a una de las avenidas más transitadas de la ciudad. Resulta llamativo ver cómo una obra tan antigua y sobresaliente se halla expuesta al deterioro por la polución de manera tan directa.

Detalles del Templo de Zeus Olímpico.

Pasamos junto a la Iglesia de San Pablo (cerrada) y nos asomamos brevemente a la cercana Iglesia de Agia Triada, sencilla y que no nos llama demasiado la atención.
Vamos hacia el Barrio de Plaka, donde callejeamos sin rumbo fijo hasta llegar al Ágora Romana (entrada incluida en el billete combinado de Atenas). La recorremos tranquilamente, moviéndonos entre sus restos de columnas y bajo la atenta mirada de la Torre de los Vientos. Aunque no nos parece tan espectacular como otros lugares, bien merece ser vista aunque sea brevemente.

Ágora romana, pequeña pero coqueta.
Otro punto de vista del Ágora romana.

Muy cerca de allí se encuentra la Biblioteca de Adriano, también incluida en el billete combinado. El yacimiento visitable es notablemente más sencillo, aunque posee una interesante historia. Lo más llamativo son, sin duda, las columnas de su entrada y algunos de los mosaicos dispersos por el interior del recinto.

Entrada a la Biblioteca de Adriano.
Aunque quizá menos conocido, merece la pena visitarlo.

Nos acercamos a la siempre animada Plaza de Monastiraki, coqueta y con vistas de la Acrópolis al fondo. Conviene prestar atención, no obstante, puesto que es una de las zonas de la ciudad más frecuentadas por carteristas. A pesar de ello, resulta entretenido caminar por la plaza y sus alrededores, como la comercial Calle Ermou, la cual recorremos hasta llegar a Kerameikos.
Se trata de un antiguo barrio de alfareros que, posteriormente, fue reconvertido a cementerio. Damos un paseo rápido por su interior, puesto que el calor aprieta y nos encontramos ya algo cansados. Decidimos, por tanto, regresar a descansar un rato al alojamiento.

El encanto de las calles del barrio de Monastiraki.
Vista global del recinto de Kerameikos.

Son algo más de las seis de la tarde cuando salimos de nuevo a pasear por el Barrio de Plaka, con un ambiente espectacular e incontables bares y restaurantes que invitan a entrar. Hambrientos, decidimos cenar temprano y elegimos para ello el restaurante To Kafeneio, coqueto y con platos más que logrados.
Tras la cena paseamos por la calle Dionysiou Areopagitou, siempre animada por ser la del acceso principal a la Acrópolis y el Museo de la Acrópolis. Puestecillos de recuerdos, músicos callejeros, miles de personas en ambas direcciones… entretenimiento asegurado.
Subimos, caminando, a la Colina de Filopappou, con las luces del atardecer. El mejor momento del día para disfrutar de las vistas de la Acrópolis desde este incomparable mirador.

¡La felicidad de compartir estos viajes!
Anochece en Atenas.

Ya de noche, descendemos y nos vamos a dormir. Mañana será otro largo e intenso día.

Suena el despertador a las siete de la mañana y a las ocho en punto estamos ya en la puerta sureste de la Acrópolis, muy cercana a nuestro alojamiento. El tener el billete combinado de Atenas nos permite entrar en el archiconocido monumento sin tener que hacer fila para comprar la entrada, por lo que enseguida accedemos al recinto. Hemos decidido madrugar para evitar el célebre calor ateniense y, así también, para sortear las muchedumbres que se congregan en el lugar ya más avanzado el día.

Acceso a la Acrópolis, temprano y sin apenas gente.

Ascendemos ligeros, y de manera directa, hacia la parte más alta, donde se halla el Partenón, siendo de los primeros en estar por allí. Así, podemos disfrutar de este icónico edificio con calma y tomarnos algunas fotografías sin apreturas ni problemas (recordamos que usar trípode para la cámara está prohibido).

Madrugando encontraremos el recinto de la Acrópolis sin apenas gente.

Posteriormente nos dedicamos a recorrer todo el recinto de la Acrópolis, intentando impregnarnos de cada uno de sus detalles, reparando en sus principales edificios y pretendiendo no obviar ninguno de los menos conocidos. Son casi tres horas boquiabiertos, sabiendo que estamos en uno de los lugares históricos más importantes de todo el mundo. Indescriptible.

Las Cariátides, conformando parte del edificio del Erecteion.
Pasa el rato y el recinto de la Acrópolis se va llenando…
Odeón de Herodes Ático, preparado para un concierto.

Tras ello caminamos hasta el Ágora Antigua (también entrada incluida en el billete combinado). Amplio recinto con un buen puñado de edificios notables, los que más nos gustan son la restaurada Estoa (con un pequeño museo en su interior) y el Templo de Hefesto (el mejor conservado de su estilo en toda Grecia).

Impresionante lugar.
Templo de Hefesto, conservado de manera extraordinaria.

Dejamos por un rato los monumentos antiguos y, pasando por la Plaza de Monastiraki, llegamos al Mercado Central de Atenas, un animado lugar donde se vende carne y pescado. Cerca de allí se halla el Restaurante Karamanlidika, donde nos ponemos las botas (recomendable).
De regreso al alojamiento atravesamos el moderno y vibrante Barrio de Psiri, repleto de bares y restaurantes tan llamativos como de precios algo hinchados.

Locales de este tipo abundan en el Barrio de Psiri.

Una merecida siesta nos permite reponer energías para seguir recorriendo la ciudad. Decidimos acercarnos a la Plaza de Syntagma, para contemplarla en su totalidad y ver el ambiente que tiene también por la tarde. Desde allí paseamos hasta la zona de Monastiraki, para tomar algo en el bar/restaurante Six D.O.G.S; un oasis en medio del caos de asfalto, de moda entre la juventud ateniense con cierto poder adquisito (aunque los precios, eso sí, no son prohibitivos).
Un nuevo recorrido por Plaka, intentando encontrar rincones todavía inexplorados, para acabar cenando en el restaurante Scholarhio, sumamente agradable y bonito. La comida, como en todos los sitios que probamos en Grecia, deliciosa.
Pronto a dormir, que mañana toca nuevo día intenso.

Son apenas las ocho de la mañana cuando llegamos a la puerta del Museo de la Acrópolis. Pagamos la entrada (10€/persona), y accedemos al museo, enorme y diáfano.

Museo enorme, moderno y cuidado.

Allí podemos contemplar, además de antiguas vasijas y otros objetos, las figuras originales de las Cariátides, frisos del Templo de Atenea Niké y frisos del Partenón (aunque parte de dichos frisos se encuentran en el British Museum de Londres). Museo muy interesante e imprescindible, aunque deja una sensación rara el ver que gran parte de las piezas originales de la Acrópolis se encuentran en otros países.

Exposición ordenada y bien explicada.

Regresamos al alojamiento, recogemos nuestras mochilas y nos dirigimos hacia el metro, que nos lleva al Puerto del Pireo. El trayecto entre la parada del metro y el puerto en sí no está muy bien señalizado, pero pronto llegamos a la entrada y nos sentamos en unos bancos próximos a la dársena 7, de donde sale nuestro ferry.
Próxima parada Milos, pero eso, ya sabes… ¡lo contaremos en la próxima entrada del blog!

Desde el museo, con vistas a la Acrópolis, nos despedimos. ¡Hasta la próxima, Atenas!

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