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Doce escapadas para conocer mejor Aragón

Doce escapadas para conocer mejor Aragón

Siempre nos gusta decir que somos unos afortunados de vivir donde vivimos, tan cerca del Pirineo aragonés, que nos apasiona y que nos encanta explorar a fondo. Pero también nos sentimos dichosos de haber tenido la oportunidad de descubrir una gran parte de Aragón, conociendo sus monumentos, cultura y parajes más hermosos.
Y, aunque muchas veces parezca que aquello que se tiene más lejos y resulta más exótico pueda ser mucho mejor, lo cierto es que podemos afirmar con rotundidad que lugares como Ordesa, Zaragoza o Albarracín podrían estar en la lista de lugares top que hemos visitado.
Planteamos un recorrido por las provincias de Huesca, Zaragoza y Teruel, con nuestra selección de escapadas por Aragón. Evidentemente, no están todas las que son (¿Cuántas entradas del blog harían falta?) pero, sin duda, son una excelente introducción a todo lo que se puede ver por aquí.

Excursión clásica en el Valle de Benasque: Forau d’Aiguallut con el Aneto al fondo.

Comenzaremos, de norte a sur, con tres de las comarcas pirenaicas más auténticas (Jacetania, Sobrarbe y Ribagorza), para recorrer también dos ciudades prepirenaicas (Huesca y Barbastro) y sus alrededores. Seguiremos con la fascinante Comarca de las Cinco Villas y las siempre sorprendentes Tarazona y Daroca. En nuestro rumbo al sur haremos parada en la Comarca del Matarraña y en la de Gúdar-Javalambre, para después disfrutar de las joyas de Teruel y Albarracín. Y, sí, finalizaremos este recorrido en la capital, Zaragoza, una vibrante ciudad que tiene mucho que ofrecer.
Hoy te presentamos doce escapadas para conocer mejor Aragón. ¿Te vienes con nosotros?

Jacetania

Situada en el extremo noroeste de Aragón, la Comarca de la Jacetania combina a la perfección cultura, tradición y naturaleza. Cuna del Reino de Aragón, su importancia histórica se puede comprobar visitando en el Monasterio de San Juan de la Peña, la Catedral de Jaca u otras joyas del románico como la Iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós (s XI-XII), la Iglesia de San Pedro de Siresa (s IX-XIII), la Iglesia de Santa María de Iguácel (s XI) o la de San Adrián de Sasabe (s XI-XII).
Jaca, su capital, es la principal ciudad del Pirineo aragonés. Con un excelente ambiente, es un punto de partida ideal para conocer toda la comarca y disfrutar de la montaña en cualquier época del año. Además, resulta imprescindible recorrer su casco histórico y detenerse en la Catedral, la Ciudadela o el Museo Diocesano.

La Ciudadela de Jaca, en una hermosa tarde invernal.

Otras localidades de gran belleza y por las que merece la pena pasear son Ansó, Echo y Santa Cruz de la Serós. Una visita a la espectacular Estación de Canfranc o a la Cueva de las Güixas, entre otras, no decepcionará.
La Jacetania es un buen lugar también para los amantes del esquí, con más de 100 km esquiables en las estaciones de Astún y Candanchú. Además, quienes disfruten del esquí de fondo pueden probar en los espacios de Linza.

Majestuosa estación de Canfranc.

Por último, aunque la Jacetania no tiene cumbres tan elevadas como otras comarcas pirenaicas, es un excelente territorio para realizar excursiones de todo tipo, desde rutas familiares por bosques otoñales (Oza, Gamueta…) o ibones (Ip, Estanés…) hasta colosales cimas como Collarada o Bisaurín.
Imprescindibles: Jaca, Monasterio de San Juan de la Peña.
Sorprendentes: Estación de Canfranc, Santa Cruz de la Serós.
Para niños: excursiones por la Selva de Oza, Pabellón de hielo de Jaca, excursión a la Fuente del paco desde Villanúa.
Además: no te pierdas el Camino de Santiago a su paso por la Jacetania.
Y muy cerca: el precioso Valle de Tena, que merecía un enorme apartado propio en esta entrada.
Si quieres algo más de información puedes echar un vistazo a nuestra entrada de 100 cosas que hacer en el Pirineo aragonés.

Rincones secretos de la Jacetania: la Iglesia de Santa María de Iguácel, en el Valle de la Garcipollera.
Monasterio de San Juan de la Peña: uno de los enclaves históricos más relevantes de todo Aragón.
La Selva de Oza, en la Jacetania, es uno de los lugares más bonitos de todo Aragón para contemplar el colorido otoñal.

Sobrarbe

No podemos negar que somos unos enamorados de Sobrarbe. Quizá sea la zona del Pirineo aragonés que más hemos visitado y que, desde luego, mejor conocemos. Y es que motivos no le faltan para merecer una detallada escapada.
Sus capitales, Aínsa y Boltaña, poseen unos impecables cascos históricos que requieren de un paseo tranquilo, impregnándose de todos y cada uno de los detalles que regalan. Otras poblaciones, como Torla, Broto o El Pueyo de Araguás, presentan unos conjuntos medievales a destacar.

La célebre panorámica de la Plaza Mayor de Aínsa, desde su castillo.

Algunos de sus valles son de especial belleza, como el grandioso Valle de Pineta o el prácticamente inalterado Chistau, con bucólicas poblaciones y enclaves naturales. En este último, el Ibón de Plan (también conocido como Basa de la Mora) es uno de los lugares más fotogénicos de todo el Pirineo.
Aunque si hemos de hablar de naturaleza, sin duda el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es la joya de la corona. Con cumbres que superan ampliamente los tres mil metros de altura, frondosos bosques y ríos de aguas cristalinas, es en otoño cuando se pone sus más exquisitas galas y muestra su mejor versión.

Ordesa en otoño: ¿el lugar más bonito del mundo?

Para los amantes de las excursiones por montaña, las opciones son infinitas. Desde rutas cómodas como paseos por el Valle de Bujaruelo o la archiconocida ruta a la Cola de Caballo (aquí nuestra ruta por la Senda de los Cazadores), pasando por algunas más exigentes como el Ibón de Bernatuara, la Fuenblanca de Añisclo o el Balcón de Pineta, hasta los duros ascensos a tresmiles, como el Monte Perdido o el Bachimala. Quienes, por otro lado, se decanten por la bicicleta de montaña, Zona Zero ofrece rutas de ensueño.

Muro de Roda, un excelente mirador en el Valle de la Fueva, con vistas a medio Pirineo aragonés.

Dado que la comarca del Sobrarbe es amplia y tiene mucho que ver, un par de noches en la zona de Aínsa y otra en la zona de Torla serían el mínimo recomendable.
Imprescindibles: Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, Aínsa.
Sorprendentes: Ibón de Plan, Muro de Roda.
Para niños: ruta de las Ermitas de Tella, pasear por Bujaruelo.
Si te atreves: descubre el Sobrarbe en BTT con las rutas de Zona Zero.
Y si puedes: Carnaval de Bielsa (febrero), rondar con la Ronda de Boltaña por algún pueblo del Sobrarbe.
Si necesitas más de información puedes echar un vistazo a nuestra entrada de 100 cosas que hacer en el Pirineo aragonés.

Ibón de Plan/Basa la Mora: ¡menuda preciosidad!
Torla-Ordesa, bonita localidad a la entrada del Parque Nacional.
Tejados de Chistén/Gistaín, en el bucólico Valle de Chistau.

Ribagorza

Antiguo condado, se trata de una extensa comarca que abarca desde las cumbres más elevadas del Pirineo aragonés hasta el llano de su parte meridional.
Graus, su ciudad principal y capital administrativa, destaca principalmente por su espectacular plaza porticada, con interesantes edificios como el Ayuntamiento, Casa Bardaxí, Casa Heredia o Casa Barón. En lo alto de la localidad se encuentra la Basílica de la Virgen de la Peña (s XVI), con espectaculares vistas.
Otras localidades pintorescas son Benabarre/Benavarri, Montañana o Anciles.

La plaza de Graus es una visita obligada.

Con respecto al patrimonio religioso, resulta imprescindible señalar la Catedral de Roda de Isábena (s. XI-XII), así como el Monasterio de Obarra (s. XI-XII) o el Santuario de Torreciudad. Aunque, por su exotismo, el Templo budista Shang Kagyu quizá sea de los más visitados.
La naturaleza es magnífica en Ribagorza, con las montañas más altas de todo el Pirineo e infinidad de parajes con encanto. El Valle de Benasque es el más importante, ideal para la práctica del montañismo, esquí de fondo o raquetas.

La ruta al Forau d’Aiguallut, un clásico con raquetas de nieve.

Algunas rutas sencillas son las que llevan al Forau d’Aiguallut o el Ibonet de Batisielles, otras más exigentes llevan a excelentes miradores (Salvaguardia, Estiba Freda) y, por último, el Posets/Llardana y el Aneto sólo están al alcance de montañeros más expertos.
Otros rincones a destacar podrían ser las Roques de la Vila, las pasarelas de Montfalcó o el desfiladero de Olvena (con vía ferrata y vías de escalada).

Las Roques de la Vila, uno de los enclaves más sorprendentes de Aragón.

Como “campo base” Benasque puede ser ideal para quienes busquen más actividades de montaña, Graus o sus alrededores podrían serlo para aquellos que busquen una Ribagorza más cultural.
Imprescindibles: Graus, Valle de Benasque.
Sorprendentes: Roques de la Vila, Templo budista Shang Kagyu.
Para niños: ruta de los dinosaurios (Arén), Parque de las Brujas (Laspaúles).
Y si puedes: Les Falles de Saúnc (Sahún, 23-24 junio), Mojiganga y dances de Graus (septiembre), Ball dels salvatges (Benabarre, agosto).
Si buscas más de información echa un vistazo a nuestra entrada de 100 cosas que hacer en el Pirineo aragonés.

No puede faltar una visita a la población medieval de Montañana.
Ibonet de Batisielles, ruta preciosa en cualquier época del año.

Huesca y alrededores

Aunque la capital de provincia no suele entrar en los planes de visita de muchos viajeros, lo cierto es que ofrece unos cuantos lugares de interés. Así, no puede faltar una visita a la Basílica de San Lorenzo (s. XVII), la Catedral (s. XIII-XVI) con su excelente retablo, el edificio modernista del Casino y, sobre todo, la Iglesia y Claustro de San Pedro el Viejo (s XII), la gran joya románica de Huesca.

Vista panorámica de la Catedral de Huesca.

Cerca de la ciudad existen, además, varios puntos de inexcusable asistencia. El Castillo de Loarre (s XI-XII) está considerado como la fortaleza románica mejor conservada de toda Europa. La localidad de Bolea está presidida por la espectacular Colegiata de Santa María la Mayor, de estilo gótico tardío. Además de un paseo por Ayerbe para descubrir el Palacio de los Urriés y algunas otras casas nobles de estilo renacentista aragonés, la visita por la zona debe incluir los sorprendentes Mallos de Riglos.

Mallos de Riglos, paraíso para la escalada y bonito lugar para rutas senderistas.

Para los amantes de la naturaleza, una excursión rodeando a los Mallos de Riglos o alguna por la Sierra de Loarre seguro que no defraudan. Ascender al Tozal de Guara, telón de fondo de la ciudad de Huesca, requiere ya de una forma física mayor.
Imprescindible: Castillo de Loarre, San Pedro el Viejo en Huesca.
Sorprendentes: Mallos de Riglos.
Para niños: Mirador de los Buitres, Castillo de Loarre.
Si te atreves: turismo de aventura (puenting, rafting…) en Murillo de Gállego.
Y si puedes: Feria de la Cereza de Bolea (junio).
Si quieres algo más de información puedes echar un vistazo a nuestra entrada de 100 cosas que hacer en el Pirineo aragonés.

Castillo de Loarre, la fortaleza románica mejor conservada de toda Europa.
El Casino de Huesca es un buen ejemplo de arquitectura modernista.

Barbastro y alrededores

Cuesta resumir todo lo que ofrecen Barbastro y sus alrededores en tan solo unas pocas líneas. La ciudad del Vero, comercial y siempre activa, tiene como sus mejores exponentes a la Catedral de la Asunción (s.XVI) con su magnífico retablo, el Palacio de los Argensola (s XVI-XVII), o el Museo Diocesano. Además, un paseo sin rumbo por el Barrio del Entremuro, la Plaza de la Constitución o la Plaza del Mercado harán las delicias del visitante.

A orillas del Río Vero a su paso por Barbastro.

A pocos kilómetros de Barbastro se encuentra Alquézar, considerado como uno de los pueblos más bonitos de España y que enamora a todo aquel que lo visita. La localidad de Fonz, en la vecina comarca del Cinca Medio, posee un buen puñado de casas solariegas y palacios renacentistas.

Alquézar es, sin duda, la localidad más bella de la zona.

La naturaleza que rodea a la ciudad es exuberante, destacando el cercano Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, donde la práctica del senderismo, escalada y barranquismo posee un marco incomparable.

El «delfín», en el Barranco del Mascún.

Por último, cabe recordar que el Somontano es tierra de vinos y que 32 bodegas componen su Denominación de Origen.
Imprescindible: Alquézar, Catedral de la Asunción (Barbastro).
Sorprendente: Parque Cultural del Río Vero.
Para niños: ruta de los azudes de Pozán de Vero, ruta de las Pasarelas del Vero en Alquézar.
Y si puedes: Festival del Vino del Somontano (Barbastro, agosto); Polifonik Sound (Barbastro, Junio).
Si quieres algo más de información puedes echar un vistazo a nuestra entrada sobre Qué ver en Barbastro y alrededores.

Las pinturas rupestres son otro de los atractivos de la zona de Guara. En la foto, el impresionante Ciervo de Chimiachas.
Recorriendo la Ruta de las Pasarelas del Vero, en Alquézar.

Comarca de las Cinco Villas

La comarca más extensa de todo Aragón, como no podía ser menos, también tiene mucho que ofrecer.
Destacan, sobre todo, las localidades de Sos del Rey Católico y Uncastillo.
Sos del Rey Católico es considerado como uno de los pueblos más bonitos de España por su excelentemente conservado conjunto medieval. Fundamental la visita al Palacio de Sada, donde nació el rey Fernando el Católico en 1452. Además, imprescindibles la Plaza Mayor con su Ayuntamiento (s XVI), la Lonja medieval y la Iglesia de San Esteban, con unos bellos frescos.

Preciosos rincones en las Cinco Villas.

Uncastillo destaca por la fortaleza que le da nombre (s XI-XIII), y que ofrece unas excelentes vistas de los alrededores y de la propia localidad. Esta población cuenta con siete iglesias y, aunque todas ellas merecen la pena, cabe resaltar la de Santa María la Mayor y la de San Martín de Tours.
Sádaba, si bien más discreto, cuenta con un impresionante Castillo (s XIII).

Panorámica de Uncastillo.

Patrimonio histórico de primer orden, el yacimiento de Los Bañales esconde restos de una ciudad romana, destacando unas termas y los pilarones de un acueducto.
Como lugar natural, los Aguarales de Valpalmas ofrecen un paisaje repleto de formas geológicas curiosas.

Detalles del yacimiento de Los Bañales.

Imprescindibles: Sos el Rey Católico, Uncastillo.
Sorprendente: yacimiento de Los Bañales, Aguarales de Valpalmas.
Para niños: bañarse en el Pozo Pígalo, cerca de Luesia.
Y si puedes: jornadas micológicas de las Cinco Villas, en octubre/noviembre.

Detalles.
Pozo Pígalo, refrescante paraje natural.

Tarazona y alrededores

Bajo las faldas del monte que le da nombre se encuentra la pequeña Comarca de Tarazona y el Moncayo. Su capital, Tarazona, es una ciudad amable con un vasto patrimonio. Merece la pena recorrer la zona más moderna (Paseo de la Constitución, a orillas del Río Queiles) y también la antigua judería, de estrechas callejuelas. La curiosa Plaza de Toros vieja, de color amarillo radiante, acapara todas las miradas; aunque para edificios monumentales es preciso destacar el Ayuntamiento (s XVI) y la Catedral de Santa María de la Huerta (s XIV).

Vista global de Tarazona.

El Real Monasterio cisterciense de Santa María de Veruela es la gran joya de la comarca. Con origen en el siglo XIII, es una obra de grandes dimensiones cuya construcción completa demoró varios siglos. En su interior se pueden visitar el claustro mayor (s XIV), refectorio (s XIII pero remodelado en el s XVI) o la Iglesia abacial (s XII y XIII), entre otros.

Interior del Monasterio de Veruela.

Si se busca naturaleza, el Parque natural del Moncayo es un lugar ideal para el senderismo y rutas en bicicleta de montaña.
Imprescindibles: Tarazona, Monasterio de Veruela.
Sorprendentes: mirador de San Prudencio (Tarazona), Pozo de los Aines (Grisel).
Para aventureros: subir al Moncayo, recorrer la vía verde Tarazonica, entre Tarazona y Tudela.
Y si puedes: fiesta del Cipotegato (27 agosto).
Si quieres más información puedes echar un vistazo a nuestra entrada sobre Tarazona y el Monasterio de Veruela.

La colorida Plaza de toros vieja de Tarazona.
Entrando al Monasterio de Veruela.
A orillas del Queiles, en Tarazona.
Ascenso al Moncayo, mítica montaña aragonesa.

Daroca y alrededores

Tierra de frontera, museo al aire libre… podrían ser algunos de los calificativos de esta pequeña localidad que, a pesar de su tamaño, ofrece un patrimonio más que notable.
Sus murallas, el castillo, el Portal de Valencia o la Puerta Baja nos dan una idea de su fortificada historia. La Colegiata de Santa María es, quizá, el templo más importante; no obstante, las iglesias de San Miguel, Santo Domingo y San Juan también ameritan una visita. Además, un buen puñado de casas señoriales salpican su casco antiguo, como el Palacio de los Luna (s XIV) o la Casa Diablo (s XV).

La Puerta Baja de Daroca, espectacular.

La Comarca del Campo de Daroca guarda, asimismo, varios enclaves de interés. A la archiconocida Laguna de Gallocanta, paraíso para la observación de grullas y otras aves, se suma la reciente (pero merecida) fama de Anento y su curioso Aguallueve. Este último pueblo está incluido en la lista de los Pueblos más bonitos de España, y constituye una visita obligatoria.

Luces del atardecer en la Laguna de Gallocanta.

Otro espacio natural de relevancia son las Hoces del Río Piedra, paraíso vertical con algunas rutas senderistas y vías de escalada.
Para los más curiosos, el yacimiento paleontológico de la localidad de Murero puede resultar interesante.
Imprescindibles: Daroca, Laguna de Gallocanta.
Sorprendente: Aguallueve de Anento.
Para niños: laguna de Gallocanta (idealmente entre octubre y enero).
Y si puedes: Feria medieval (Daroca, finales de julio), Festival internacional de música antigua (Daroca, primera semana de agosto).

Vista desde la parte alta de Daroca.

Comarca del Matarraña

Una de las grandes joyas que esconde la provincia de Teruel y, quizá la más popular, es la Comarca del Matarraña. Se ha convertido en un rincón popular para evadirse, gozar de los pequeños placeres y disfrutar del viajar a ritmo tranquilo.
Valderrobres, su capital administrativa, es uno de los conjuntos urbanos más interesantes, formando parte de la lista de Pueblos más bonitos de España. En sus calles destacan el Castillo y la Iglesia de Santa María la Mayor, así como el Puente de Piedra (s XIV-XV), Puerta de San Roque (s XIV) y el Ayuntamiento (s XVI), magnífico edificio renacentista.

El rincón más «instagrameable» de Valderrobres.

Calaceite es otra localidad de indudable belleza. Su plaza principal, la Plaza de España, muestra varias casas solariegas, soportales y un majestuoso Ayuntamiento del siglo XVII. Imprescindible recorrer la Calle Maella, de embriagador encanto.
Otras poblaciones de inexcusable visita son Beceite, La Fresneda o Ráfales.

Incluso en días nublados, la Plaza Mayor de La Fresneda es espectacular.

El Matarraña es también naturaleza indómita, con algunos parajes de especial relevancia. Desde las Roques del Masmut (enormes colosos de piedra) hasta las pozas del enclave de La Peixquera, pasando por el siempre curioso Salt de la Portellada. Pero, sin embargo, la ruta del Parrizal de Beceite es la más frecuentada y hermosa.

Els Estrets del Parrissal, donde finaliza la bonita ruta senderista.

Para los amantes de la bicicleta de montaña, la Vía Verde de la Val de Zafán constituye una hermosa manera de recorrer la comarca; quienes prefieran la paleontología se decantarán por Inhóspitak, en Peñarroya de Tastavíns.
Imprescindibles: Valderrobres, Calaceite.
Sorprendentes: Salt de la Portellada, Observatorio de buitres de Mas de Bunyol.
Para niños: Inhóspitak (Peñarroya de Tastavíns), bañarse en la Font de la Rabosa (Beceite).
Y si puedes: organízate una escapada de relax durmiendo en alguno de los excelentes hoteles de calidad construidos en antiguas masías.
Si quieres saber algo más puedes leer nuestra entrada sobre Una escapada al Matarraña: el placer de viajar lento.

«El placer de viajar lento», más cierto que nunca en la Comarca del Matarraña.

Comarca de Gúdar-Javalambre

Gastronomía, destino starlight, cuidado patrimonio, sorprendente por muy diversos motivos, la Comarca de Gúdar-Javalambre no suele formar parte del listado de imprescindibles; sin embargo, este rincón de la provincia de Teruel esconde mucho más de lo que parece.
Mora de Rubielos, su capital, resulta espectacular. Su ex-colegiata de Santa María, excelente obra gótica, llama la atención por su decoración manierista; el Castillo (s. XIV) ofrece un bonito patio de armas y unas buenas vistas de la localidad. No perderse tampoco la fachada del Ayuntamiento y otros edificios civiles, como el Arco del Calvario o el Portal de Rubielos.

Posando junto al Castillo de Mora de Rubielos.

Rubielos de Mora, perteneciente a la red de Pueblos más bonitos de España, destaca por su ex-colegiata de Santa María la Mayor (de especial interés el retablo del s. XV) y por su Casa Consistorial (precioso ejemplo renacentista). Además, conviene pasear sin rumbo por su calles y callejuelas, admirando los portales de San Antonio y del Carmen.
Puertomingalvo es otro de los Pueblos más bonitos de España, caracterizado por su Castillo, su Ayuntamiento, el Antiguo Hospital de Santa María de Gracia y algunas casas de estilo gótico levantino.

Calles apacibles de Puertomingalvo.

Las estaciones de esquí de Valdelinares y Javalambre son una buena opción para los amantes del deporte; quienes prefieran la bicicleta de montaña también pueden disfrutar de numerosas rutas bien señalizadas por la zona.
Su cielo, limpio y estrellado, lo convierte en un destino de primer nivel para la observación nocturna de estrellas. No en vano, en la cima del Pico del Buitre se halla el Observatorio Astrofísico de Javalambre.
Imprescindibles: Mora de Rubielos, Rubielos de Mora.
Sorprendentes: Puertomingalvo, Mosqueruela.
Para niños: DINOpaseo por El Castellar, Región Ambarina (Rubielos de Mora).
Y si puedes: date un capricho gastronómico degustando el jamón D.O. Teruel y la trufa negra (la Comarca de Gúdar-Javalambre es la zona trufera más importante de Europa).
Si quieres saber más puedes visitar nuestra entrada sobre un Fin de semana en la Comarca de Gúdar-Javalambre.

¡Vaya vistas tenemos desde aquí!
Vista aérea desde lo alto de la torre de la ex colegiata.

Teruel y Albarracín

Aunque situadas en diferentes comarcas, son dos poblaciones que apenas distan poco más de media hora la una de la otra. Teruel y Albarracín, capital la una y célebre belleza la otra, son un tándem perfecto para una escapada de fin de semana.
Teruel, la ciudad del amor, la gran joya mudéjar, una pequeña ciudad repleta de lugares pintorescos. Pasear por su Plaza del Torico permite apreciar algunos ejemplos de arquitectura modernista; recorrer las calles de su centro histórico hace que nos impregnemos de su esencia mudéjar, siendo los máximos exponentes las torres de San Martín, San Pedro y el Salvador, así como la Catedral. La escalinata del Paseo del Óvalo, de estilo neomudéjar, es otro de esos rincones pintorescos. La visita a Teruel no puede finalizarse sin acercarse al Mausoleo de los Amantes, Isabel de Segura y Diego de Marcilla.

La Catedral de Teruel es realmente impresionante.

Albarracín es un pueblo de cuento. Bajo una bien conservada muralla, que conforma un característico skyline de la localidad, sus tranquilas calles invitan al paseo y al disfrute continuo de los pequeños detalles. La Plaza Mayor es el punto de partida para descubrir las visitas de interés, como la Catedral del Salvador (s. XVI), la Iglesia de Santa María, la Casa Consistorial (s. XVI), la Casa de la Julianeta, el Museo Diocesano o la Torre Blanca.

Vista general de Albarracín y su muralla.

Cerca de Albarracín también existen algunos enclaves naturales de notable interés, como pueden ser el nacimiento del Río Tajo, la Cascada de Calomarde y los Pinares de Rodeno. Además, por toda la sierra, existen múltiples rutas de senderismo.
Imprescindibles: Teruel, Albarracín.
Sorprendentes: Catedral de Teruel, Pinares de Rodeno.
Para niños: Dinópolis (Teruel), Museo del Juguete (Albarracín).
Y si puedes: Bodas de Isabel de Segura (Teruel, febrero), Fiestas de la Vaquilla (Teruel, julio).

El torico, símbolo de Teruel.
Los célebres Amantes de Teruel.
La archifotografiada Casa de la Julianeta, en Albarracín.

Pues leer mucha más información sobre Teruel, Albarracín y sus alrededores en esta entrada del blog.

Zaragoza

La capital y gran urbe aragonesa es una radiante ciudad que, aunque en ocasiones infravalorada (y seguimos sin entender el porqué), ofrece a quien la visita un sinfín de posibilidades.
La Basílica del Pilar es el icono de Zaragoza. Este templo barroco, cuyo origen se remonta al siglo XIII pero que posteriormente fue reformado en varias ocasiones, tiene fastuosas dimensiones y en su interior se pueden apreciar infinitos detalles. El más llamativo es el retablo mayor de la Asunción, realizado por Damián Forment en el siglo XVI.
Cerrando la grandiosa y siempre bulliciosa Plaza del Pilar se encuentra otro templo, para muchos más bello incluso que El Pilar: la Seo del Salvador. Erigido en el siglo XII pero con numerosas ampliaciones y reformas, se trata de un espléndido edificio de estilo gótico tardío que destaca también por su Retablo Mayor y su artesonado mudéjar.

Siempre magnífica la Plaza del Pilar.

Otro de los edificios espectaculares en Zaragoza es el Palacio de la Aljafería. Actualmente sede de las Cortes de Aragón, su origen data del siglo XI, en que fue un palacio de los reyes musulmanes de la otrora Sarakusta. Es otro de los grandes ejemplos de arte mudéjar en Aragón.
Zaragoza también tuvo su esplendor durante el Imperio Romano (la antigua Caesaragusta), y todavía hoy en día se pueden visitar numerosos vestigios de aquella época, como las murallas, el teatro, el foro o las termas.

El Palacio de la Aljafería, bello y sorprendente.

Algunos otros puntos fotogénicos son el Puente de Piedra, el Arco del Dean o la escultura “Alma del Ebro”, junto al Palacio de Congresos.
Si lo que se busca son actividades al aire libre, un paseo por el Parque José Antonio Labordeta (más conocido como Parque Grande) o por la zona de la Expo serán buenas elecciones.
Y no puede completarse una visita a esta ciudad sin probar su gastronomía. Una buena opción es pasear por las callejuelas del Tubo, donde las raciones, tapas y buen ambiente harán las delicias de los paladares más exigentes.
Imprescindibles: Basílica del Pilar, Palacio de la Aljafería.
Sorprendentes: la Seo, escultura Alma del Ebro.
Para niños: Escuela Museo de Origami, Museo del Fuego y los Bomberos.
Y si puedes: acércate al Balcón de San Lázaro para ver el encuadre más bonito de la ciudad.

Paseando por la céntrica Calle Alfonso.

Pues este ha sido nuestro paseo virtual realizando diversas escapadas por Aragón.

¿Nos hemos dejado algún lugar? ¡Claro que sí!¡Y muchos! Si quieres, puedes decirnos qué otras escapadas propondrías tú, aquí debajo, en los comentarios.

¡Hasta la próxima!

6 comentarios

  1. Marlem

    Maravilloso Blog, un regalo para los sentidos y una gran guía de ideas y lugares. Sois unos privilegiados al poder disfrutar tantos lugares, que sigan las aventuras en buena compañía.
    La foto final de este artículo me gustaría saber dónde la hicieron.
    Un saludo y muchas gracias por vuestro trabajo.

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