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Excursión al Forau d’Aiguallut con raquetas de nieve

Excursión al Forau d’Aiguallut con raquetas de nieve

Existen lugares que te hacen sentir minúsculo. Que te quitan la respiración, te dejan boquiabierto, que te asombran como pocos otros. Que te hacen amar, si cabe más, la montaña y la naturaleza. Y uno de ellos es, por motivos evidentes, el Pllan d’Aiguallut, con su cascada y el célebre Forau d’Aiguallut.

Se trata de un espectacular sumidero de unos setenta metros de diámetro y casi cuarenta de profundidad, en el cual convergen las aguas provenientes de los glaciares de Barrancs, Aneto y Tempestades. Tras precipitarse por la cascada, las aguas se sumergen bajo tierra y reaparecen, a unos kilómetros de allí, en el paraje conocido como Uelhs deth Joeu, en el Valle de Arán. Fue en el año 1931 en que se descubrió este hecho, siendo el espeolólogo francés Norbert Casteret quien, mediante el uso de fluoresceína, pudo demostrar que las aguas de la cabecera de estos valles llegaban hasta la parte aranesa y, por ende, a la vertiente atlántica. Si deseas saber todo lo que rodea, desde el punto de vista geológico, hídrico e histórico al Forau d’Aiguallut, puedes echar un vistazo a esta excelente revisión

Caminando bajo el Aneto.

La ruta al Pllan y Forau d’Aiguallut es un auténtico disfrute en cualquier época del año; no obstante, cuando un delicado manto blanco lo cubre todo, la posibilidad de disfrutar de la excursión con raquetas de nieve supone un aliciente mayúsculo.
Hoy te presentamos la excursión con raquetas al Forau d’Aiguallut, un clásico del Pirineo aragonés que no deberías perderte. ¿Nos acompañas a saber un poco más?

¿Cómo llegar a los Llanos del Hospital?

La ruta comienza en el siempre popular y fascinante enclave de los Llanos del Hospital. Para llegar allí, una vez superada la población de Benás/Benasque se debe continuar por la carretera A-139 durante unos once kilómetros, hasta encontrar el desvío que, por carretera más estrecha, nos lleva a un gran aparcamiento donde caben decenas de vehículos.
Algo más adelante se encuentra un agradable hotel/restaurante/cafetería; el acceso al mismo en coche resulta complicado en muchas ocasiones (o incluso prohibido) debido a la gran afluencia de visitantes; por lo que lo más habitual es dejar el vehículo en el primer aparcamiento.
Fuera de la temporada alta, y siempre que la nieve lo permita, se puede acceder hasta La Besurta en vehículo particular; no es el caso si pretendemos realizar la ruta en temporada invernal/primaveral, en que la nieve lo cubre todo.
Desde el gran aparcamiento se puede llegar hasta el hotel caminando bien por la pista asfaltada o bien por el fondo del valle, ambas opciones son igual de largas siendo la de la pista la más cómoda.
El punto de partida de la ruta propuesta se halla junto al hotel y las pistas de esquí de fondo.

A la izquierda el aparcamiento (habitualmente se deja el coche aquí); a la derecha hacia el Hospital de Benasque. *Foto de otro día.

Datos técnicos

Fecha: 18 de febrero de 2023
Inicio y fin de la ruta: hotel de los Llanos del Hospital (dejar el vehículo en el aparcamiento de la entrada del valle).
Tipo de ruta: ida y vuelta.
Itinerario: Hospital de Benasque – Pllan d’Están – La Besurta – Forau d’Aiguallut – Pllan d’Aiguallut – Forau d’Aiguallut – La Besurta – Pllan d’Están – Hospital de Benasque.
Distancia: 12,70 km.
Desnivel acumulado: 419 metros, tanto de desnivel positivo como negativo.
Altitud:
– Mínima: 1743 metros (Hospital de Benasque).
– Máxima: 2040 metros (Pllan d’Aiguallut).
Duración sin paradas: 4 horas y 40 minutos.
Duración, por partes:
– 50 minutos hasta el Pllan d’Estan
– 1 horas y 25 minutos hasta La Besurta (10 minutos de descanso).
– 2 horas y 25 minutos hasta el Forau d’Aiguallut (5 minutos de descanso).
– 2 horas y 40 minutos hasta el Pllan d’Aiguallut (30 minutos de descanso).
– 5 horas y 25 minutos hasta el final de la ruta.
Dificultad/recomendaciones:
– Clásica y popular excursión, una de las más conocidas y frecuentadas del Pirineo aragonés.
– Ruta de distancia y desnivel asequibles que, no obstante, transcurre por terreno de alta montaña. Preparación y material adecuado imprescindibles.
– Si se realiza la ruta en temporada invernal/primaveral, tener en cuenta la previsión meteorológica y el riesgo de aludes, que se puede consultar aquí
– El camino hasta La Besurta se puede realizar por pista (siguiendo la ruta de la pista de esquí de fondo) o bien por el centro del valle, inicialmente paralelo a la pista pero luego ya por senda de montaña. Recomendable esta segunda, más tranquila y bonita.
– Aunque hay quienes llegan únicamente hasta el Forau, resulta imprescindible caminar unos diez o quince minutos más para poder contemplar la cascada, el Pllan d’Aiguallut y, al fondo, la cumbre del Aneto.
– Ruta habitualmente muy concurrida, con todo lo que ello conlleva.
– En caso de no madrugar, en fines de semana o determinadas épocas del año, el acceso al aparcamiento puede resultar complicado, debiendo aparcar más lejos todavía del comienzo de la ruta.
Track GPS: descargar aquí.
*NOTA: los tiempos, distancia y dificultades encontradas están basados en nuestra experiencia, teniendo en cuenta la climatología, nuestra forma física y experiencia en montaña. Hay que salir al monte siempre bien equipado, con el material y una preparación adecuados, y consultando previamente la previsión meteorológica.

Ruta realizada.
Perfil de la ruta realizada.
Escala MIDE de dificultad.

Nuestra experiencia con raquetas en el Forau d’Aiguallut

No es la primera vez que nos apetece acercarnos al Forau d’Aiguallut. A pesar de que es un lugar (y una ruta) que hemos visitado en varias ocasiones, nos agrada regresar, y más en un soleado día de invierno como el que promete la previsión meteorológica.
Son poco más de las nueve de la mañana y un gran numero de coches ya ocupa, en su práctica totalidad, el gran aparcamiento de los Llanos del Hospital. Dejamos nuestro coche y caminamos hasta la zona del hotel y las pistas de esquí de fondo, donde comenzamos la ruta.
Bajo la atenta mirada del siempre espectacular Salvaguardia, caminamos junto a la pista de esquí de fondo en busca del fondo del valle, a unos prudentes metros del camino por donde transitan los esquiadores.

Junto al hotel empezamos la ruta.
Nuestros primeros pasos transcurren junto a las pistas de esquí de fondo, bajo la atenta mirada del Salvaguardia.

En pocos minutos llegamos al final del llano, donde un pequeño cartel de madera nos indica el camino a seguir para llegar a la Besurta. Atravesamos un pequeño puentecito de madera sobre el todavía joven río para comenzar un tramo de ascenso suave.
Aunque calzamos las raquetas desde el comienzo de la ruta, la nieve dura permitiría la progresión cómoda sin llevarlas. No obstante, y para evitar algún indeseado resbalón, sobre todo en las zonas umbrías, creemos que nos resultan bastante útiles.
Remontamos un suave repecho y nos topamos con otro desvío. Al frente nos dirigiríamos al Portillón de Benás y a la Tuca de Salvaguardia; nosotros viramos a la derecha para seguir las indicaciones de La Besurta/Refugio de La Renclusa.

Dejamos los llanos y comenzaremos el ascenso.
Primer desvío: nosotros a la derecha, dirección a La Besurta.

Ascendemos ahora por terreno arbolado, entre pinos, por una senda más estrecha y sinuosa que se abre paso por el bosque. Cuando este se abre nos permite contemplar las excelsas panorámicas a nuestro alrededor, destacando algunas cumbres como el Mall Pintrat/Pico del Puerto Viejo (2842 m), una de las más reconocibles de la zona.
No nos cuesta esfuerzo seguir la senda adecuada, puesto que han sido decenas (¿centenares?) las personas que han recorrido previamente la ruta, compactando la nieve a su paso y creando un perfecto camino fácilmente reconocible. Por tanto, no nos queda más que disfrutar del paisaje que nos rodea mientras vamos avanzando, ahora por un terreno de falso llano.

Caminamos ahora por bosque.
Bonitas vistas hacia atrás, destacando el Mall Pintrat.
Ascendemos ahora suavemente.

Así, pronto llegamos al Pllan d’Están (2,15 km; 50 minutos; 1855 metros de altitud). Otra amplia planicie surcada por pistas de esquí de fondo, cuya imagen dista mucho de la que ofrece en primavera (en ocasiones cubierta por un lago estacionario) o en verano (el río realiza unos bonitos meandros). De todos modos, su estampa es magnífica, resultando grandiosa y perfecta. Punto de fotografía obligada.

Grandioso el Pllan d’Están.

En este punto podemos seguir la senda, que realiza una amplia curva hacia el norte siguiendo el camino de verano o, como hacen otros, atravesar el llano justo por el medio. Ambas opciones son razonables, siendo la primera más panorámica pero quizá más expuesta a aludes en caso de que hubiera mucha nieve. Nosotros optamos por la primera, dado que la nieve en cara sur es escasa, lo que nos permite contemplar las esbeletas formas de la Tuca de Paderna (2627 m), la Tuqueta Bllanca de Paderna (2713 m) y la Tuca Bllanca de Paderna (2847 m).
Rodeamos el Pllan d’Están por su parte norte y dejamos a nuestra izquierda el desvío que nos llevaría al Portillón de Benás, Salvaguardia o Puerto de la Picada. Seguimos, por tanto, las indicaciones del sendero S2, coincidente con el GR11.5 que nos lleva a La Besurta y el Forau d’Aiguallut.

Nuevo desvío al Portillón de Benás; nosotros seguimos por el fondo del valle.
Acabamos de rodear el Pllan d’Están.

Regresamos de nuevo junto a las pistas de esquí de fondo, las cuales atravesamos brevemente para, ahora sí, trazar una línea recta por la parte superior del Pllan d’Estan, evitando de este modo el pequeño rodeo que vuelve a dar la pista. Basta con fijarse en el cartel indicador de madera (Besurta, La Renclusa) para saber por dónde debemos dirigirnos.
Frente a nosotros se aprecia una pequeña colina poblada de árboles; aprovechando un tramo en el que estos son menos densos, la senda asciende decidida realizando unas cuantas lazadas, que nos permiten superar este pronunciado repecho.

Nos aproximamos, de nuevo, a las pistas de esquí.
Dejamos abajo el Pllan d’Están, ascendiendo por un repecho algo más potente.
Ambiente alpino.

Tras él, enseguida alcanzamos las edificaciones de La Besurta (3,8 km; 1 hora y 25 minutos; 1905 metros). Varios montañeros descansan en las mesas y bancos, protegiéndose a la sombra del potente sol reflejado en la omnipresente nieve. Nosotros no somos menos, y nos sentamos unos minutos en un banco a reposar un poco y comer algo.

La Besurta, mítico lugar.

Reemprendemos la marcha, ahora rumbo sureste, atravesando una pequeña palanca de madera siguiendo las claras trazas del camino y los frecuentes postes indicadores. Tras superar unos metros de ascenso, llegamos a un nuevo desvío, en el que podemos elegir entre ir al Refugio de La Renclusa o continuar hacia el Forau d’Aiguallut. Nosotros, evidentemente, tomamos este último, rumbo este, que continúa en ascenso prolongado mientras se va internando en un valle algo más encajonado.

Reemprendemos la marcha, atentos a las señales.
Nuevo desvío: nosotros hacia el fondo del valle.
Día soleado, hermoso, para disfrutar de la montaña.

Ascendemos un nuevo repecho, quizá el más duro y sostenido de la ruta, mientras a nuestras espaldas disfrutamos de grandes vistas del Mall Pintrat, Sacroux y Salvaguardia, entre otros. La cara sur de estas montañas no guarda demasiada nieve, lo cual les resta, quizá, un punto de espectacularidad, pero ni un sólo ápice de su grandeza.

Este repecho nos hace sudar de lo lindo.
Nos saluda el Salvaguardia.

Una vez superado el repecho llegamos a una suerte de collado desde el que contemplamos hoy, por primera vez, la puntiaguda cumbre de la Tuca d’Aiguallut o de L’Escaleta (2712 m). Descendemos unos metros, trazando una amplia curva a media ladera, para pronto alcanzar el magnífico Forau d’Aiguallut (5,93 km; 2 horas y 25 minutos; 2021 metros). Nos sorprende (¡siempre lo hace!) su tamaño, sus paredes verticales y el encuadre perfecto que hace, cual marco fotográfico, a la Tuca d’Aiguallut. Merece la pena aquí una parada reflexiva, de contemplación y admiración a la siempre majestuosa naturaleza.

Desde el collado tenemos espectaculares vistas de la Tuca d’Aiguallut.
Camino fácil de seguir.
Espectacular el Forau d’Aiguallut.

Rodeamos el Forau por su parte izquierda (norte), intentando alejarnos de las trazas más próximas a sus verticales paredes, dado que un tropezón nos haría caer decenas de metros.
Avanzamos unos metros más y, enseguida, asoma el Aneto (3404 m), la cumbre más elevada de todo el Pirineo. Aquí sí que nos sentimos diminutos, contemplando la majestuosidad del rey de los Pirineos.

Entorno magnífico.
Tirando de zoom, contemplando la cascada.

Apenas unos doscientos o trescientos metros nos separan, llaneando, de la (hoy semicongelada) cascada que vierte sus aguas al Forau; poco más allá se abre ya la gran planicie del Pllan d’Aiguallut (6,3 km; 2 horas y 40 minutos; 2040 metros). Se trata de un lugar de postal, en el que los riachuelos conforman amplios meandros, surcando la llanura bajo gigantescos colosos de roca. En pie y aplausos, la ocasión lo merece.
Buscamos un par de rocas relativamente planas y nos sentamos un buen rato a comer y disfrutar del entorno. El día es soleado, relativamente caluroso (cada vez nos sobran más capas de ropa), el paisaje es incomparable y la compañía no puede ser mejor. ¿Qué más podemos pedir?

¡Ya casi estamos!
Ya hemos llegado al Pllan d’Aiguallut. ¡Menudas panorámicas!
Aneto, el Rey de los Pirineos.

Estamos por allí una media hora, debiendo comenzar el camino de regreso. Este lo hacemos a ritmo más alegre, puesto que ahora predomina el descenso. Así, tras casi cinco horas y media de excursión, llegamos de nuevo al Hospital de Benasque, punto final de la ruta.

Camino de regreso, disfrutando.

En conclusión, la ruta al Forau y Pllan d’Aiguallut es un clásico de los Pirineos, por motivos evidentes. Descubrirla en una excursión con raquetas de nieve, algo insuperable.

¡Hasta la próxima!

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