
Sobrarbe siempre esconde grandes joyas y, en su zona más septentrional, en los valles del entorno de Bielsa, siempre queda algún rincón que descubrir, conocer y disfrutar. Es el caso del Valle de Barrosa, uno de esos enclaves no tan populares pero que, sin embargo, representa un destino mayúsculo y de inusitada belleza.
Rodeado por verticales paredes, algún que otro tres mil, y múltiples cascadas de hielo, el fondo del valle es suave y plácido, e invita a una tranquila caminata en cualquier época del año. Pero, en invierno, resulta muy agradable para ser recorrido con raquetas de nieve.
Hoy te proponemos una ruta con raquetas de nieve por el Valle de Barrosa. ¿Quieres saber un poco más?¡Sigue leyendo!
Índice de contenidos
¿Cómo llegar al punto de inicio de la ruta?
Para llegar al punto de partida es preciso conducir por la carretera A-138 y superar primero la población de Bielsa y, posteriormente, la de Parzán. Entre los kilómetros 88 y 89 de la carretera, a mano izquierda, hay un pequeño aparcamiento bien señalizado (Valle de Barrosa), donde pueden aparcar unos siete u ocho vehículos. En caso de encontrarse este aparcamiento lleno, hay otros dos tanto unas decenas de metros más arriba de la carretera como más abajo.
El camino comienza por la pista ascendente.

Datos técnicos
Fecha: 12 de febrero de 2023
Inicio y fin de la ruta: aparcamiento junto a la carretera, entre los kilómetros 88 y 89 de la carretera A-138.
Tipo de ruta: ida y vuelta..
Itinerario: aparcamiento – Refugio de Barrosa – aparcamiento.
Distancia: 9,61 km.
Desnivel acumulado: 357 metros, tanto de desnivel positivo como negativo.
Altitud:
– Mínima: 1385 metros (aparcamiento).
– Máxima: 1745 m (Refugio de Barrosa).
Duración sin paradas: 3 horas y 15 minutos.
Duración, por partes:
– 2 horas hasta el Refugio de Barrosa (35 minutos de descanso).
– 3 horas y 50 minutos hasta el final de la ruta.
Dificultad/recomendaciones:
– Excursión de distancia moderada y desnivel escaso, sin grandes pendientes y muy cómoda para realizar con raquetas de nieve.
– El camino transcurre, en algún punto, por lugares propicios a los aludes. Evitar justo después de grandes nevadas y consultar siempre, antes de la ruta, las páginas de información de nivología y aludes.
– Se trata de un valle muy sombrío en invierno; en toda la ruta apenas disfrutamos de algo más de media hora de sol directo (sólo en el refugio, y unos minutos en el camino de regreso).
Track GPS: descargar aquí. *El GPS no funcionó bien durante los primeros minutos de la ruta, indicando el punto de partida donde no es. El lugar donde comenzar a caminar es en el aparcamiento junto a la carretera.
*NOTA: los tiempos, distancia y dificultades encontradas están basados en nuestra experiencia, teniendo en cuenta la climatología, nuestra forma física y experiencia en montaña. Hay que salir al monte siempre bien equipado, con el material y una preparación adecuados, y consultando previamente la previsión meteorológica.



Nuestra experiencia en la excursión por el Valle de Barrosa
Siempre nos gusta (re)descubrir el Sobrarbe: siempre nos sorprende y siempre nos invita a conocerlo todavía más. Y, por tanto, esta mañana de invierno nos parece una excelente opción acercarnos al Valle de Barrosa, uno de esos lugares más recónditos pero de magnífica belleza, ideal para ser disfrutado en una agradable excursión con raquetas de nieve.
Salimos del coche, eso sí, con unos poco agradables -4,5ºC; nos calzamos las raquetas ya desde el primer momento y comenzamos a caminar por la pista que asciende hacia la izquierda del aparcamiento. La nieve aquí es escasa, e incluso durante unos pocos metros desaparece, por lo que caminamos con cuidado con las raquetas (que, quizá, aquí serían prescindibles).

En estos primeros metros del camino, ascendiendo por una amplia pista, nos topamos con varios carteles informativos donde se explica de manera somera el pasado minero del entorno de Parzán y estos valles. Merece la pena detenerse unos instantes a leerlos, así como a contemplar el cable aéreo de de las minas de Parzán, por donde se bajaban los minerales a partir de 1912.

La pista, que transcurre por medio de un bosque de pinos, realiza una amplia curva hacia la izquierda, para pasar de rumbo norte a oeste, adentrándose poco a poco en el valle. El día ha amanecido soleado y sin viento; sin embargo, el camino transita zonas de sombra donde el frío, todavía a estas horas, es potente.
Dejamos a nuestra izquierda el desvío que llevaría, por estrecha senda, a las Minas de Liena, y continuamos ascendiendo, ahora suavemente, por la margen derecha del Barranco de Barrosa.


Superamos los restos, semiderruidos, de alguna antigua edificación mientras divisamos, a lo lejos, las cumbres nevadas de la Sierra de Liena. Echando un vistazo atrás también aparece alguna cumbre de suaves formas, que empieza a ser iluminada por los todavía tímidos rayos solares matutinos.


Salimos del bosque y pronto la pista se transforma en una senda, igualmente cómoda. Las vistas se amplían notablemente y nos permiten contemplar los dos tresmiles que van a ser protagonistas en esta ruta: Robiñera (3003 m) y La Munia (3133 m).
Ya con excelentes panorámicas continuamos caminando por la senda, que siempre tiene una ligera tendencia ascendente, alternando tramos más abiertos con otros en los que discurre por terreno arbolado. Atraviesa, eso sí, un par de puntos bajo canales avalanchosas, por lo que conviene informarse bien de las previsiones meteorológicas y del riesgo de aludes para evitar la exposición a los mismos en los días de mayor riesgo.





A nuestra izquierda, en lo alto, divisamos varias cascadas de hielo, en las que numerosos escaladores se ponen a prueba en esta fría mañana. Nos resulta fascinante observarlos, minúsculos, ascendiendo por el helado elemento.


Conforme nos acercamos al fondo del Circo de Barrosa, el camino comienza a llanear, y cruzamos lo que sería el cauce del río, sumergido a estas alturas del año bajo una gruesa capa de nieve. Salimos, por fin, de la sombra y alcanzamos ya terreno soleado. La sensación térmica mejora sustancialmente en pocos segundos, aumentada también por el ejercicio de la caminata.



Siguiendo la huellas de montañeros que han pasado por aquí previamente, pronto llegamos a final del valle. Apenas nos queda remontar un pequeño repecho hasta alcanzar el modesto Refugio de Barrosa (4,75 km; 2 horas; 1745 metros de altitud).
En su interior, relativamente cuidado, hay una estufa, dos mesas con sillas y unas literas de madera donde dormir, confortablemente, hasta seis u ocho personas. En los alrededores, algunas rocas más o menos planas nos permiten sentarnos a contemplar el paisaje. Más de mil metros por encima de nuestras cabezas están La Munia y Robiñera, cerrando el coqueto Valle de Barrosa, que nos ha resultado un gran descubrimiento.





Comemos algo y tomamos unas cuantas fotografías. Se está de maravilla aquí, pero pronto el sol se esconde tras una de las nevadas cumbres y la temperatura vuelve a caer drásticamente. Momento de comenzar el regreso.
El camino de vuelta lo realizamos por la misma senda, a ritmo más ligero puesto que es en constante descenso.

A destacar, en el regreso, la siempre sorprendente formación de musgo que imita un rostro humano, curiosa cuando menos. ¿A quién crees que se parece?

Así, finalizamos nuestra ruta nuevamente en el aparcamiento tras un poco menos de cuatro horas de excursión.
En conclusión, la ruta por el Valle del Barrosa en raquetas es una excelente manera de disfrutar de la alta montaña invernal sin dificultad. ¡Recomendadísimo!
