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Ibón de Llauset – Botornás – Cap de Llauset – Angliós

Ibón de Llauset – Botornás – Cap de Llauset – Angliós

Embalse de Llauset – Estany de Botornás – Estany de Cap de Llauset – Estanys de Cap d’Angliós – Estany de L’Obaga – Embalse de Llauset

*Nota: consultada la cartografía y varias páginas de internet, resulta algo confusa la denominación correcta de algunos ibones/estanys (“ibón” es el término aragonés y “estany” el término catalán, ambos empleados en la zona visitada). Si bien en algunos mapas parecen denominar “Estanys d’Angliós” a todos los lagos de ese pequeño valle, en otros diferencian los Estanys de Cap d’Angliós, situados más arriba, del Estany de L’Obaga (denominado en otros sitios Aubaga), Estany Roi y Estany Gran. Para homogeneizar los términos seguiremos aquellos indicados en el mapa de la Editorial Alpina del año 2013.
Nueva salida al monte, una vez dejado atrás el caluroso verano. En esta ocasión buscamos una ruta relativamente solitaria y sencilla, apta para casi todos los públicos, que nos permite descubrir valles remotos repletos de ibones de aguas tranquilas.
El punto de partida es el Embalse de Llauset, ya a 2200 metros de altitud. Para llegar a dicho embalse debemos tomar la carretera N-230 en dirección norte, hasta encontrar el desvío hacia la pequeña localidad de Aneto. Atravesamos el pueblo y continuamos por una pista de aproximadamente 12 kilómetros, pavimentada aunque con bastantes baches, se puede subir con cualquier vehículo. Cuando ya hayamos sobrepasado la cota de los 2000 metros entraremos en un curioso túnel que se bifurca; nosotros tomamos el desvío de la izquierda. Poco después llegaremos a otro túnel de casi 1 kilómetro de largo, algo tenebroso y estrecho, aunque iluminado. Nada más salir del mismo encontraremos el amplio aparcamiento donde dejar el coche, con el magnífico panorama del Valle de Llauset y el pico Vallibierna al fondo. 
Amplio aparcamiento, aunque muy frecuentado. El túnel de la derecha supone el inicio del camino.
FICHA TÉCNICA:
Fecha: 2 de septiembre de 2017
Itinerario: Aparcamiento Embalse de Llauset – Ibón de Botornás – Refugio Cap de Llauset – Ibón de Cap de Llauset – Collada dels Estanyets – Estanys d’Angliós – Collada d’Angliós – Aparcamiento Embalse de Llauset.
Altitud mínima y máxima:
– Mínima: 2197 metros, en el aparcamiento del Embalse de Llauset.
– Máxima: 2534 metros, en la Collada dels Estanyets.
Desnivel acumulado: unos 730 metros positivos; otros tantos negativos.
Distancia: 9,55 kilómetros.
Duración:
– 55 minutos al Ibón de Botornás.
– 1 hora y 15 minutos al Refugio de Cap de Llauset (5 minutos de descanso).
– 1 hora y 30 minutos al Ibón de Cap de Llauset.
– 1 hora y 40 minutos a la Collada dels Estanyets (5 minutos de descanso).
– 2 horas y 15 minutos al primero de los ibones de Cap d’Angliós.
– 2 horas y 55 minutos al Refugio d’Anglios (25 minutos de descanso).
– 4 horas y 10 minutos a la Collada d’Angliós (5 minutos de descanso).
– 4 horas y 40 minutos de regreso al coche.
Climatología: día soleado aunque fresco al inicio (3ºC) y con viento potente a la altura del Ibón de Botornás, que luego cedió del todo.
Dificultades:
– Camino sencillo, que transcurre en su totalidad por el GR-11. En todo momento perfectamente indicado.
– Existen dos o tres pasos donde se ha colocado una sirga para sujetarse y dar mayor seguridad, aunque son pasos sumamente simples y la sirga no parece casi ni necesaria.
Ruta realizada.
Perfil del camino realizado, según el reloj GPS.
Ruta plasmada sobre imagen de satélite.
 
Septiembre ha comenzado fresco en el Pirineo, y unos agradables 3ºC nos reciben al bajar del coche en el aparcamiento de Llauset. Son las 08:15 de la mañana y, mientras tomamos un batido de chocolate, nos vamos abrigando y calzando las botas para iniciar la ruta.
A las 08:30 estamos listos para emprender la marcha, siguiendo una pista que atraviesa un estrecho túnel a pocos metros de donde dejamos el coche. Una vez salimos de dicho túnel ya vemos, bien señalizado mediante un cartel, el primer desvío: hacia la derecha iríamos a la Collada d’Angliós (por ahí volveremos) y hacia la izquierda al Ibón de Botornás, Vallibierna, etc… Nosotros tomamos el desvío a la izquierda, paralelo a la orilla del enorme Embalse de Llauset. Vamos a realizar el sendero S10 del Parque natural Posets-Maladeta, por lo que las indicaciones serán constantes.
Primer desvío: vamos por la izquierda y volveremos por la derecha. Ruta muy bien señalizada en todo momento.
Nos encontramos a la sombra y sopla una brisa suave, así que nos afanamos en caminar a buen ritmo para entrar pronto en calor. La senda está bien señalizada con las típicas marcas del GR11, por lo que en ningún momento tendremos dudas de por dónde continuar.
Caminamos aproximadamente un kilómetro en dirección oeste, realizando pequeños subeybajas. El camino es sencillo; sin embargo, existe un pequeño tramo equipado con una sirga para dar mayor seguridad, aunque no parezca del todo necesaria puesto que es un tramo cómodo y sin exposición. 
El camino se intuye en la orilla derecha del Embalse de Llauset. Al fondo, imponente, Vallibierna.
Tramo asegurado con una sirga, aunque es realmente sencillo.
Llevamos 1,7 kilómetros de recorrido en poco más de media hora cuando llegamos a la cola del Embalse de Llauset. En este momento atravesamos un pequeño riachuelo pasando sobre una plataforma metálica; unos metros más abajo vemos los restos de un puente probablemente destruido por la nieve o la gran cantidad de agua que baje por aquí en época de deshielo.
Pequeña plataforma metálica que nos ayuda a superar el riachuelo. En época de deshielo suele bajar con fuerza.
Vistazo atrás, hemos recorrido la totalidad del embalse.
Unos metros más allá llegamos al punto en el que la senda se divide, indicado nuevamente por una gran señal. Si continuásemos hacia el oeste remontaríamos por el Valle de Llauset hasta su collado; sin embargo, nosotros nos desviamos hacia el norte. 
Al llegar al final del embalse nos debemos desviar hacia el norte, para ganar el collado que se aprecia a la derecha.
En este punto comenzamos a ascender de manera marcada hasta llegar, a los 50 minutos de marcha, a las ruinas de la antigua cabaña de Botornás. En este punto el valle se encajona y el viento comienza a soplar enfurecido, disminuyendo notablemente la sensación térmica.
– ¡Qué bien haber traído los guantes! – pensamos.
El camino comienza a ascender hasta el collado, con un viento cuya fuerza aumenta por momentos.
Pronto vemos ya las aguas del Estany de Botornás, en una cubeta profunda. Tomamos apenas un par de fotos y decidimos continuar caminando puesto que el viento crea una sensación realmente desapacible.
Justo enfrente, en lo alto, vemos un destello de luz reflejado en el metálico Refugio de Cap de Llauset, nuestra próxima parada. Abrió al público en el año 2016 y es el que se halla a mayor altitud de todo el Pirineo Aragonés (2425m). Más info en www.refugiocapdellauset.com
Ibón de Botornás, encajonado en un estrecho valle.
Ya asoma, al fondo, el Refugio de Cap de Llauset.
Desde el Estany de Botornás apenas nos quedan 10-15 minutos de ascenso suave para llegar a dicho refugio. No nos resistimos a entrar a echar un vistazo, la verdad es que es un refugio espectacular tanto por dentro como por fuera.
Aspecto moderno el del refugio.
Está prevista una ampliación del refugio, actualmente en construcción.
A pocos metros del refugio vemos un cartel indicador hacia la Collada dels Estanyets, hacia donde seguiremos la marcha. El camino nos lleva, en ligero ascenso hacia el oeste, hasta la orilla del Estany de Cap de Llauset. Recorremos su orilla septentrional, disfrutando de las tonalidades azules que nos ofrecen sus aguas tranquilas.
Algo más a la derecha atisbamos, en lo alto, la Collada dels Estanyets, el punto más elevado de nuestra ruta, a 2534 metros de altitud. Para llegar a él nos queda remontar una zona de canchales sin demasiada dificultad.
Aunque está a contraluz, se intuye el camino que nos depositará en la Collada dels Estanys.
Una vez llegamos al collado, tras 1 hora y 40 minutos de marcha, las vistas se amplían en todas las direcciones. A nuestras espaldas destacan el Refugio y el Estany de Cap de Llauset; en lo alto reconocemos el Collado de Vallibierna y el pico homónimo, rey de la zona con sus 3056 metros de altitud. Delante tenemos el Valle de Angliós, plagado de pequeños ibones cuyas aguas reflejan con fuerza la luz del sol, no demasiado alto todavía. 
Estany de Cap de Llauset, desde lo alto del collado.
Este último tramo de subida nos ha hecho sudar, aunque hace fresquito, ¿eh?
En la esquina superior izquierda podemos ver la mole del Vallibierna.
Se abre ante nosotros el valle de Angliós y sus numerosos ibones.
Descendemos desde el collado, con calma puesto que el camino tiene algo de pendiente, hasta llegar al primero de los Estanys de Cap d’Angliós, el más grande de los tres. Sus aguas tranquilas son increíblemente transparentes.
Bordeamos la orilla sur del ibón y, posteriormente, de los otros dos; el último por su parte norte. 
Llegamos a orillas del ibón, alternando tramos de senda y otros de roca.
Magníficas aguas tranquilas.
Se aprecia al fondo el collado que acabamos de superar.
Al fondo intentan asomar entre las nubes los Besiberris.
Seguimos los hitos y marcas del GR11, que ahora desciende en dirección al Estany de l’Obaga. A la izquierda, al noreste, vemos el Estany Roi y el Estany Gran, con los Besiberris parcialmente cubiertos de nubes al fondo. La estampa es realmente bella.
Ahora nos tocan unos cuantos metros de descenso suave para llegar al resto de ibones.
Ese será el próximo collado a superar, pero primero nos acercamos a los ibones.
La vista desde aquí es realmente bella; nos vamos a acercar a comer al refugio del fondo.
Decidimos desviarnos unas decenas de metros del sendero S10 que veníamos realizando para comer sentados en las proximidades del Refugio de Angliós, el cual se encuentra en muy buen estado y puede ser perfecto para pernoctar o resguardarse de alguna tormenta.
Refugio de Angliós, bien conservado.
Aquí parece un buen sitio para comer, diría yo.
Paramos a comer y descansar unos 20-25 minutos y, posteriormente, reanudamos la marcha en dirección sur/suroeste para retomar de nuevo el GR11 (que coincide con el sendero S10).
Tenemos a nuestra derecha el Estany de L’Obaga, tras el cual destaca una muralla rocosa. Aunque parezca inexpugnable, existe un sendero que nos permite superarla. 
Vista parcial del recorrido realizado, desde la orilla del Estany de L’Obaga.
Comenzamos a ascender al collado, con bonitas vistas.
Nos lleva aproximadamente media hora el ascender desde las orillas del Estany de L’Obaga hasta la Collada d’Angliós, por una senda algo dura pero sin dificultades. Conforme ascendemos vamos obteniendo una panorámica cada vez más amplia; que sin duda se magnifica al llegar al collado y tener vistas desde lo alto del Embalse de Llauset, con sus aguas de color azul intenso.
Bucólico rincón.
Últimos metros al collado, sencillos.
En este collado, a 2434 metros de altitud, encontramos a numerosas personas que han realizado el ascenso directamente desde la vertiente de Llauset. Hasta ahora únicamente nos habíamos encontrado con un solitario holandés que realizaba la GR11 en su totalidad.
Tomamos las fotos de rigor, como no podía ser menos, y emprendemos el camino de descenso hacia el coche, ya más cerca.
Me quedaría aquí todo el día, ¡vaya vistas!
Embalse de Llauset desde el Collado d’Angliós.
Al fondo vemos el Vallibierna.
De izquierda a derecha: Pic de Llauset (2904 m), Collado de Llauset (2865 m)  y Vallibierna (3056 m).
Desde el collado hasta el aparcamiento apenas tenemos 30 minutos por un camino bastante sencillo, asegurado en un tramo breve por otra sirga.
Sencillo, aunque la sirga aporta mayor seguridad.
Sin problemas para los que estén habituados al monte.
Los últimos metros de senda son más cómodos, realizando múltiples lazadas en suave descenso hasta contactar con la pista mencionada al inicio y el primer desvío que habíamos visto por la mañana.
Atravesamos el pequeño túnel y, tras poco más de 4 horas y media, llegamos de nuevo al aparcamiento, contentos por la ruta solitaria y bonita realizada.
En resumen, nuestra ruta de hoy nos permite descubrir varios ibones poco conocidos y menos frecuentados que otras zonas, algo masificadas en temporada estival. Agradable sorpresa, sin duda.
Llegando al coche, con un paisaje soberbio a nuestras espaldas.

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