
Querido 2021:
Aquí nos tienes otra vez. Sentados frente a una pantalla en blanco, echando la vista atrás e intentando subsumir en unas pocas líneas todo lo que nos has regalado, que ha sido mucho.
Comenzaste con un nivoso enero, que nos regaló estampas inolvidables como aquel atardecer desde el Castillo de Samitier, al que llegamos, sorprendentemente, en raquetas de nieve.

Tu invierno, a pesar de las restricciones, nos permitió conocer todos esos rincones tan cercanos y, a la vez, tan desconocidos. Así, descubrimos el singular Huevo de Morrano y los Torrollones de la Gabarda, añadimos a nuestra lista de imprescindibles el Rincón del Verde, nos calzamos las raquetas para visitar en soledad el Ibonet de Batisielles y el de Escarpinosa y, además, nos emocionamos repitiendo la ruta por el Barranco de Mascún, tan significativa para nosotros.

Pronto trajiste la primavera, floral y soleada, siempre alegre. Alcanzamos cimas modestas pero emblemáticas y con grandes panorámicas. La mítica Peña Oroel y el fortificado Castillo Mayor culminaron excelentes fines de semana.

Por fin, en el mes de abril, pudimos volver a viajar aprovechando un pequeño paréntesis de tranquilidad. La tierra de los faraones, el fastuoso Egipto. Quince días entre pirámides, atardeceres en el Nilo y el Monte Sinaí. Fascinante.

Llegabas a tu mitad, querido 2021, y con ello el día más importante de todos. Ese 12 de junio comenzábamos el que, sin duda, sería el viaje más importante de nuestras vidas. Y qué 12 de junio más bonito. Inolvidable.

Como inolvidables serían los viajes que planeamos para continuar esa linda fiesta.
Regresábamos a culturas antiguas, magnánimes y esplendorosas. Una completa ruta por la Grecia peninsular, Milos y Santorini. Mezcla perfecta de cultura, relax y playas. El gran acierto del año.

Pero ahí no acababa lo bueno. Nos ofreciste el mes de julio, y lo aprovechamos para explorar el país del fuego y del hielo: Islandia, la gran aventura. Tres semanas de senderismo, glaciares, gélidos ríos y violentos volcanes. De conducir por paisajes tan hermosos como desolados, de hacer de una pequeña furgoneta nuestro acogedor hogar. De disfrutar de la naturaleza en su máxima expresión.

Como disfrutamos, tan solo unos días después, de la grandeza de Gavarnie. Grandes excursiones, un camping con vistas formidables y el ascenso al Taillón, que recordaremos siempre por su belleza.

Aunque también has sido año de trabajo, de estudio y de aprendizaje. Trajiste el otoño, los árboles pintaron sus hojas de mil colores y las únicas hojas que vimos fueron las de nuestros libros.
Pero, como siempre, el esfuerzo tuvo su recompensa, y el viaje a México fue el premio perfecto. Recorrer en coche la Península de Yucatán fue una gran idea, y con la que prácticamente te decimos ya adiós.

Porque, sí, te decimos adiós, querido 2021. Has sido atípico, ciertamente complicado en algunos momentos pero, por otro lado, inolvidable.
Gracias por todo,
Paula y Pedro.

Hola.
Pues para ser un año atípico, os ha cundido que no veas. Cada país tiene su encanto, pero Islandia, tiene que ser una pasada.
Felices fiestas y prospero año.
Jejeje ha sido un año atípico pero, a pesar de todo, ha sido completo. E Islandia, como bien dices…¡fascinante!
Un abrazo y feliz año, Eduardo.
Pedro y Paula