Blog de viajes y montaña
 
Pisa, Cinque Terre y Florencia (I): Pisa, mucho más que una torre inclinada

Pisa, Cinque Terre y Florencia (I): Pisa, mucho más que una torre inclinada

Viajar siempre es una buena idea. Pero viajar en fechas navideñas tiene un plus, un “algo” especial. Las luces de colores, los escaparates decorados, la sonrisa de la gente… hacen de estas fechas algo especial, invitando a conocer nuevos destinos. Y, por qué no, resulta interesante ver esas pequeñas tradiciones algo distintas de las nuestras para celebrar la Navidad o dar la bienvenida al año nuevo.
Para despedir al 2017 (y recibir al 2018) optamos por viajar a Italia, para visitar dos de sus ciudades más conocidas (Pisa y Florencia) y recorrer los coloridos pueblecitos costeros de las Cinque Terre. Surgió un poco así, por casualidad, y hemos de reconocer que ¡fue una elección perfecta!
El famoso Ponte Vecchio de Florencia.

DATOS PRÁCTICOS

¿Cómo llegar?: salen a diario numerosos vuelos desde varias ciudades españolas tanto al aeropuerto de Pisa como al de Florencia; los precios oscilan entre los 50 y 150 € en función de la compañía y la ciudad de partida.
¿Cómo moverse?: el tren es, sin lugar a dudas, la manera más cómoda de moverse entre todas estas ciudades. Las frecuencias son muy buenas, aproximadamente cada media hora o una hora tendremos trenes desde Pisa a La Spezia (punto de partida para ir a Cinque Terre) o a Florencia. Para recorrer los pueblos de las Cinque Terre existen trenes regionales cada hora; podemos comprar un billete (Cinque Terre Card) que por 13€ nos permite hacer viajes ilimitados a lo largo de un día, entre otras ventajas.
¿Dónde alojarse?: la oferta de alojamiento en esta zona es inmensa, aunque con precios bastante elevados en general. En nuestro caso encontramos ofertas muy buenas en Centraldereservas.com, los hoteles estaban perfectamente situados y superaron con creces lo que necesitábamos. En las entradas correspondientes los detallaremos.
¿Cuánto tiempo necesitamos?: esto, como siempre es muy variable, aunque pensamos que 1 día completo para Pisa y 1 y medio o 2 para Cinque Terre son suficientes. Florencia es una ciudad preciosa, llena de museos y lugares para visitar, así que podríamos emplear tranquilamente una semana en conocerla a fondo; para una visita básica pueden ser necesarios al menos 2 o 3 días.

Vernazza con las luces del atardecer.

PISA, MUCHO MÁS QUE UNA TORRE INCLINADA

Pisa es una ciudad de unos 90000 habitantes, situada a orillas del río Arno, en la región italiana de la Toscana. Su localización y cercanía al mar le otorgan un clima suave que permite visitarla con comodidad en cualquier época del año.
Cuenta con una historia interesante, siendo desde hace siglos una ciudad de gran prestigio y poder. Su época más próspera fue en los siglos XII y XIII, en que se estableció como un importante foco cultural.
De esa época data, precisamente, el inicio de la construcción de su famosa torre inclinada (se inició en 1173 y se finalizó unos 200 años después). Construida sobre un terreno arcilloso y arenoso, y con unos endebles cimientos, la torre comenzó a inclinarse al poco de iniciarse las obras. A pesar de los intentos, infructuosos, de construir las sucesivas plantas con un determinado ángulo para contrarrestar dicha inclinación, la torre se fue inclinando a razón de 2 mm al año hasta alcanzar los 4,5º de desviación que la caracterizan.
Sí, está inclinada. Muy inclinada.
Debido a su progresiva inclinación, el gobierno italiano tuvo que cerrarla temporalmente al público (desde 1990 a 2001) y emprender unas importantes obras para intentar estabilizarla. Tras más de 20 años de arduo trabajo, los expertos consiguieron no solo frenar su inclinación, sino reducirla hasta los 4º actuales.
Además de la famosa torre, en Pisa existen numerosos edificios relevantes que visitar, así como interesantes museos. El Baptisterio o la catedral son ejemplos de arquitectura notable. Por otro lado, callejear por su centro histórico o pasear a orillas del río Arno son actividades muy agradables y recomendables. Os invitamos a conocerla, ¿nos acompañáis?

NUESTRO DÍA EN PISA

El avión llega al aeropuerto Galileo Galilei entrada la noche, en una jornada bastante fresca. Tomamos un taxi para que nos lleve al hotel (existe la opción de tomar un tren de cercanías, el Pisamover, que lleva desde el aeropuerto a la estación de tren Pisa Centrale; en nuestro caso no nos dejaba demasiado lejos del hotel y no merecía la pena).
Nos alojamos en el hotel Pisa Tower que, tal y como sugiere su nombre, está situado muy próximo a la torre. Y lo de muy próximo no es exageración: desde la puerta del hotel hasta la Piazza dei Miracoli apenas nos separan unos 30 metros. (Lo reservamos a través de la web de Centraldereservas.com; podéis reservar este hotel u otros similares en Pisa aquí).
Tras dejar las mochilas en la habitación, y a pesar de nuestro cansancio, decidimos salir a echar un pequeño vistazo a la enorme plaza. Atravesamos la puerta que da acceso al recinto y descubrimos las esbeltas formas del baptisterio, la catedral y, al fondo, la archiconocida Torre inclinada de Pisa. Aunque es noche profunda y los edificios no están brillantemente iluminados, el poder disfrutarlos con tranquilidad durante un rato nos agrada mucho.
Regresamos temprano al hotel, que mañana tocará madrugar.

La Piazza dei Miracoli, de noche. Para nosotros solos, prácticamente.
Suena el despertador a las 07:00, y a las 07:45 ya estamos desayunando.
Bajamos a la calle y enseguida estamos en la fabulosa Piazza dei Miracoli, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. Ha merecido la pena madrugar, puesto que a estas horas la plaza está poco concurrida (súperconsejo: madrugad si queréis disfrutarla con calma). Es buen momento para tomar fotografías, aunque el día nublado no acompaña demasiado. La imagen es impactante, con los grandiosos edificios blancos del baptisterio, la catedral y la famosa Torre de Pisa.
A primera hora de la mañana apenás hay gente en la plaza.
Seguimos los carteles que indican el lugar donde venden los billetes para entrar a los monumentos. Existen varias opciones, nosotros pagamos 7€ cada uno, lo que nos permite visitar dos monumentos (elegimos el baptisterio y el camposanto; la entrada a la catedral es gratuita). Rechazamos la opción de subir a la torre inclinada, 18€ por persona nos parece excesivo.
En primer lugar entramos al Baptisterio. Se encuentra en la parte más occidental de la plaza, y es el baptisterio más grande de Italia (su perímetro supera los 100 metros). Su construcción se inició en el año 1152 y finalizó en 1363. Aunque por fuera tiene una decoración llamativa, su interior es bastante austero. A destacar el púlpito, esculpido a mediados del siglo XIII. Podemos ascender, mediante unas estrechas escaleras, a la planta superior del baptisterio, desde donde nos haremos una idea clara de la inmensidad de la cúpula en que nos encontramos.
La inmensa cúpula del Baptisterio de Pisa, el más grande de Italia.
En el interior del baptisterio destaca su púlpito, del siglo XIII, decorado con todo lujo de detalles.
Desde la planta superior nos hacemos una idea del tamaño de la cúpula.
El baptisterio, tras salir el sol, muestra su presencia con fuerza.
Continuamos el paseo hasta llegar al camposanto. Fue el último edificio construido en la plaza, a mediados del siglo XV. En su interior destacan los frescos que decoran los muros principales, así como los 84 sarcófagos de la época romana, varias estatuas y más de 600 lápidas, algunas de ellas verdaderas obras de arte.
Uno de los espectaculares frescos que decoran los muros, el cual simboliza el cielo y el infierno.
Paseando por el camposanto.
Juegos de luces.
Posando para las cámaras (desde hace varios siglos).
El edificio más grande de la plaza es la Catedral de Santa María Asunta, un precioso ejemplo de arte románico pisano. Sus obras comenzaron a mediados del siglo XI, utilizando elementos de diferentes estilos artísticos. Con el paso de los años la catedral se vio sometida a numerosas reformas que le confirieron su imagen actual. El exterior muestra un detalle profuso, con figuras de mármol y mosaicos; las tres puertas de la fachada son de bronce y son de extraordinaria belleza. Su interior, asimismo, es soberbio: columnas de mármol blancas y negras, un artesonado dorado en el techo, el púlpito construido por Giovanni Pisano y el enorme mosaico del ábside llaman poderosamente la atención del visitante. La entrada es gratuita, así que la visitamos durante unos cuantos minutos.
Leyendo un poco sobre la catedral, antes de visitarla.
Aunque hay parte de la catedral que está siendo reformada, no deja de sorprender.
Espectacular artesonado dorado en el techo.
Detalle de la cúpula.
La decoración exterior es mucho más llamativa que la interior. Esta curiosa imagen se encuentra encima de la puerta de entrada.
Al salir de la catedral comprobamos que la plaza está llenándose, progresivamente, de turistas. Decidimos, pues, dar un paseo para conocer el resto de la ciudad.
Desde este punto de vista queda todo muy cómico, ¿no?
Abandonamos la plaza por la Via Santa Maria, donde abundan los puestecitos de recuerdos. De allí seguimos por Via de Mille hasta la Piazza dei Cavalieri. Se trata de la segunda plaza más importante de Pisa, en la que destacan el Palazzo della Carovana y el Palazzo dell’Orologio.
Saliendo de la plaza por la Via Santa Maria.
El fabuloso Palazzo della Carovana.
El Palazzo dell’Orologio, con su característico reloj.
Continuamos por el Borgo Stretto, una calle comercial porticada que nos lleva hasta la pequeña Piazza Garibaldi, a orillas del río Arno. El sol, ahora sí, luce con fuerza y ha quedado un día de lo más fotogénico.
El Borgo Stretto, una calle muy comercial y transitada.
Bonita panorámica del río Arno a su paso por Pisa.
Decidimos dirigirnos hacia el oeste hasta llegar al Ponte Solferino, por donde cruzamos el río para llegar hasta la singular Iglesia de Santa Maria della Spina. Se trata de una pequeña iglesia de mármol situada, literalmente, a la orilla del río. Es un edificio pequeño, de mármol, con un estilo de transición entre románico y gótico, construida en el año 1323. En su interior, más sobrio que el exterior, se encuentra en la actualidad una “obra de arte” consistente en un gran cubo de cartón hecha con cajas de cerveza. Algo incomprensible, sin duda. Y feo, la verdad.
Posando junto a la Iglesia de Santa Maria della Spina.
Su decoración es algo sobrecargada, pero preciosa.
En cambio, en el interior, han colocado esta «obra de arte». Juzgad si os parece apropiado.
Nos hemos alejado de la zona más histórica de Pisa, y ahora vamos a la Piazza Vitorio Emanuele. La plaza en sí no tiene nada interesante, salvo una pista de hielo en la que los pisanos (y algunos visitantes) disfrutan de esta mañana de invierno. Sin embargo, a pocos metros de allí se encuentra el colorido mural de Keith Haring. Y os preguntaréis: ¿quién es ese tal Keith Haring? Pues bueno, fue un artista y activista social estadounidense fallecido en 1990, cuya obra se basa en la cultura callejera de la Nueva York de los años 80. Aunque lo mejor de todo es que veáis la imagen de aquí abajo, puesto que seguro que os suena su característico estilo.
¿A que viendo el mural lo habéis reconocido enseguida?
Callejeamos un buen rato hasta llegar de nuevo a la Piazza dei Miracoli, un auténtico hervidero de gente a estas horas del mediodía. Resulta complicado intentar tomar una fotografía con la torre de fondo sin retratar a dos o tres personas extra. Aun con todo, nos detenemos durante un buen rato a contemplar la fabulosa torre inclinada que, realmente, está muy inclinada.
Nos costó un buen rato poder tomar una foto así, sin decenas de personas alrededor.
Se puede subir a la torre, aunque por un precio que consideramos excesivo.
El perfil inclinado de la torre se recorta contra el cielo azul.
Vista global de la plaza. Fastuosa.
Detalles.
Una vez conocida Pisa, regresamos al hotel a recoger nuestras mochilas y caminamos durante 5 minutos hasta llegar a la estación de San Rossore. Allí tomamos un tren que nos llevará a La Spezia (1 hora y 15 minutos; 7,6 € persona).
Ese será nuestro campo base para recorrer los pueblos de Cinque Terre, pero eso lo contaremos en la próxima entrada. 😉
Nos despedimos de Pisa y de su famosa torre. ¡Hasta la próxima!

¿Quieres recibir en tu e-mail todas las novedades?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *