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Punta el Cuezo (2034 m), ruta circular desde Espierba

Punta el Cuezo (2034 m), ruta circular desde Espierba

Ocurre con frecuencia, en días invernales, que cuando suena el despertador y toca madrugar para salir al monte una transitoria pereza nos sugiere quedarnos en la cama un rato más. Que el agradable tacto de las sábanas pesa más que las ganas de naturaleza. Que la niebla que todo lo rodea incita a disfrutar del calor del hogar. Pero, bien lo dice el refrán: niebla en el valle…¡montañero a la calle!
Y, por ello, decidimos buscar una ruta de moderada distancia y tiempo, ideal para estos cortos días invernales. El destino, el siempre fabuloso Valle de Pineta, es uno de nuestros preferidos; descubrir la modesta pero panorámica Sierra de Espierba nuestra elección. Y su punto culminante por el este, la Punta el Cuezo, la cima que pretendemos ascender en una ruta de media jornada, disfrutando de un mirador extraordinario.
Hoy te proponemos una ruta circular a la Punta el Cuezo, partiendo desde la idílica población de Espierba, en pleno Valle de Pineta. ¿Nos acompañas a recorrerla?

¿Cómo llegar a Espierba?

La población de Espierba se sitúa en pleno corazón del Valle de Pineta, y es una de las que tienen mejores vistas de todo el Pirineo. Para llegar a ella debemos dirigirnos por la carretera A-138 hasta la localidad de Bielsa y, una vez superada la misma, desviarnos hacia la izquierda (Valle de Pineta) justo antes de entrar al túnel.
Tras unos seis kilómetros adentrándonos por el valle, un desvío hacia la derecha nos lleva a Espierba.
El comienzo de la ruta se encuentra en la parte alta de la población, por lo que debemos remontar casi dos kilómetros por una estrecha carretera.
Un cartel explicativo junto a una fuente y unos contenedores supone el punto de partida de la excursión; junto a dicho cartel existe hueco para aparcar varios vehículos. Es preciso fijarse bien a mano derecha, unos metros más arriba, donde hay un pequeño cartel indicador del verdadero inicio de la ruta, que se desvía de la Pista de Dieras.

Aquí podemos aparcar; la ruta comienza hacia la derecha.

Datos técnicos

Fecha: 6 de enero de 2023
Inicio y fin de la ruta: Barrio alto de Espierba.
Tipo de ruta: circular.
Itinerario: Espierba – Collado de Espierba – Collado de Sarratillons – Punta el Cuezo – Llanos de Diera – Espierba.
Distancia: 10,25 km.
Desnivel acumulado: 680 metros, tanto de desnivel positivo como negativo.
Altitud:
– Mínima: 1431 metros (inicio de la ruta).
– Máxima: 2034 m (cima Punta el Cuezo).
Duración sin paradas: 3 horas y 30 minutos.
Duración, por partes:
– 55 minutos hasta el Collado de Espierba (10 minutos de descanso).
– 1 hora y 20 minutos hasta el Collado de Sarratillons.
– 2 horas y 15 minutos hasta la cima de la Punta el Cuezo (50 minutos de descanso).
– 4 horas y 30 minutos hasta finalizar la ruta.
Dificultad/recomendaciones:
– Ruta muy bien señalizada (pinturas de PR y frecuentes postes de madera y/o paneles indicativos hasta el Collado de Sarratillons. Desde allí a la cima bastante evidente, con algunos mojones de piedra y senda fácilmente identificable.
– El descenso por el bosque desde la cima hasta el entorno de los Llanos de Dieras transcurre por una senda de fuerte pendiente descendiente, algo descompuesta. Aunque periódicamente se ven algunos hitos de piedras, hay que prestar atención puesto que no es tan fácil de seguir.
– Se puede realizar la ruta hasta la cima ida y vuelta o, tal y como planteamos la ruta, realizar una bonita circular. No obstante, el tramo de mejores vistas y más bonito es el de ida hasta la cima por el Collado de Sarratillons.
Track GPS: descargar aquí.
*NOTA: los tiempos, distancia y dificultades encontradas están basados en nuestra experiencia, teniendo en cuenta la climatología, nuestra forma física y experiencia en montaña. Hay que salir al monte siempre bien equipado, con el material y una preparación adecuados, y consultando previamente la previsión meteorológica.

Ruta realizada.
Perfil de la ruta realizada.
Escala MIDE de dificultad.

Nuestra experiencia en la Ruta circular a la Punta el Cuezo

Suena el despertador en otra de esas mañanas de niebla persistente, húmeda, con un frío que se clava en los huesos. De esas en que tu sensata cabeza desea seguir arropada bajo las cálidas sábanas pero que, por otro lado, conoce que más arriba de esa siniestra niebla el sol luce fuerte en las cercanas montañas. Así, toca salir al monte y descubrir otro de los rincones del Valle de Pineta.
Aparcamos el coche en la parte alta de la población de Espierba, en un día de fuerte inversión térmica (-3ºC en Bielsa, 5ºC en Espierba). Nos ponemos menos ropa de abrigo de la inicialmente prevista y comenzamos a caminar unos pocos metros en dirección este, hasta encontrar el desvío bien señalizado que nos lleva rumbo al Collado de Sarratillons.

Nosotros aquí hacia la izquierda. Regresaremos por el camino de la derecha.

Salimos de la población por una buena senda, muy bien señalizada con marcas de pintura de PR cada pocos metros, y que asciende por un frondoso bosque. Enseguida entramos en calor pues, a pesar de no ser excesivamente dura, gana metros paso a paso.

Ascenso pronunciado por bosque, por una senda bien señalizada.

Pronto salimos a una zona de prados que nos permite tener las primeras, y excelentes, panorámicas del Valle de Pineta (la Valle Verde, como se le conoce aquí). Destacando al fondo la puntiaguda cumbre de la Punta Treserols/Monte Perdido, una colección de nevadas montañas conforma un telón de fondo inigualable. Acabamos de empezar y esto pinta más que bien.

Primeras estampas de postal.

Siguiendo las indicaciones (pintura en los árboles/rocas o algunos postes de madera), continuamos ganando altitud cómodamente, entre prados, arbustos y bosque. Camino tranquilo, no muy transitado pero perfectamente habilitado.
No tardamos demasiado en alcanzar la pista forestal que asciende por aquí y que debemos seguir durante unos cuantos metros.

Llegamos a la pista, por la cual debemos ascender un rato.

Debemos reparar en el desvío, muy bien marcado, que nos invita a abandonarla para caminar nuevamente por senda. Trazando unas pequeñas lazadas, la senda evita los grandes rodeos de la pista, por lo que permite ganar tiempo y ascender con mayor celeridad.

Pronto abandonamos la pista.
Nuevo ascenso por bosque de pinos.

Conforme nos aproximamos al entorno del Collado de Espierba el frondoso pinar se va abriendo, quedando a nuestras espaldas unas panorámicas excepcionales. Apenas nos quedan unos cuantos metros, muy cómodos, para alcanzar el Collado de Espierba (2 kilómetros, 55 minutos; 1808 metros de altitud), al cual se puede acceder también por pista y que representa un lugar excelente para contemplar las vistas y descansar unos minutos. Podría suponer, de hecho, una bonita excursión para toda la familia, puesto que llegar únicamente a este punto ya permite disfrutar de unos bellísimos paisajes sin representar dificultad alguna.

Cada vez que el bosque clarea nos permite contemplar estas estupendas vistas.
Collado de Espierba. Buen lugar para sentarse a descansar y reponer energías.

Tras detenernos unos minutos a beber agua y comer algo, reemprendemos la marcha en dirección este. Ahora vamos por pista, cómoda y panorámica, sobre todo si echamos la vista atrás. A las grandes cumbres de Pineta se suma ahora la también triangular cima del Comodoto, hollado un tiempo atrás y preciosa opción también.
La pista inicialmente llanea y pronto comienza con suaves descensos y ascensos, entre pinos, hasta llegar poco después al Collado de Sarratillons (3,4 kilómetros, 1 hora y 20 minutos, 1796 metros). Hermoso enclave, también con buenas vistas, desde el cual parte una senda que nos llevaría a la otrora visitada Plana de Petramula, punto de partida de la ruta al Robiñera, entre otros.

Ya apreciamos la Punta el Cuezo, cada vez más próxima. A lo lejos, la esbelta silueta de Punta Fuelsa.
Tramo cómodo, en suave descenso.
Llegamos al Collado de Sarratillons. Nosotros siempre hacia el este.

Siempre rumbo este, la pista desaparece para transformarse en senda, ya aquí menos señalizada, pero igualmente fácil de seguir (hitos de piedra y pintura de PR más o menos frecuentes). Inicialmente llanea un poco, por una zona de prados salpicada de pináceas, para pronto volver a ganar pendiente a la vez que el bosque se torna frondoso.

Al fondo destacan Comodoto y Robiñera.
La pendiente se acentúa al entrar en el bosque de nuevo.

Ganamos altitud y la senda, que se aproxima a la cresta pero siempre la recorre por su vertiente sur, sale a ratos del bosque para discurrir por un terreno calizo y áspero, ligeramente incómodo de caminar en algunos puntos.
Rampas duras aquí también, llevaderas si nos detenemos y echamos un vistazo atrás: la panorámica del Valle de Pineta y el Valle de Chisagüés, separados por la Sierra de Espierba, es fabulosa.

Al fondo las cumbres del Macizo de Cotiella.
Terreno calizo, un poco más incómodo.
¿A quién no le fascinan estos paisajes?

Últimos metros de bosque, superados a buen ritmo, y alcanzamos la cresta final. Apenas unos minutos más, ya por terreno despejado, y hollamos la cumbre de la Punta el Cuezo (5,1 km; 2 horas y 15 minutos; 2034 m).

¡Ya casi estamos!
Felices en la cima.

Tremebundo mirador, fascinante atalaya, incomparable balcón. A todo nuestro alrededor una miríada de cumbres nos rodea y nos saluda, con sus cimas impregnadas del (escaso) blanco elemento. La Valle Verde (Pineta), el Valle de Chisagüés, el Valle de Chistau o el enorme Barranco de Ordiceto son algunos de los valles que reconocemos. Comodoto, Balcón de Pineta, los Astazus, Cilindro de Marboré/Mallo Marmorés, Monte Perdido/Punta Treserols, Pico Añisclo, Punta de las Olas, Collado de Añisclo, las Tres Marías… Punta Suelza, Fulsa, Cotiella, las Agullas de LavasarRobiñera, la Munia y compañía…¡qué grandiosa panorámica!
Como no podía ser menos, nos detenemos un largo rato en esta amplia cumbre contemplar el paisaje. Nos encontramos totalmente solos, por lo que damos buena cuenta de nuestro bocadillo mientras intentamos reconocer más cimas de las antes nombradas, tomamos algunas fotos y, finalmente, saludamos a otros tres montañeros que se unen a nosotros en esta espléndida mañana invernal.

Robiñera, La Munia y compañía.
Fulsa y Suelza.
Menudo gran día de montaña.
Tirando de zoom al Balcón de Pineta. Brutalidad.

Aunque podríamos regresar por el mismo camino, habíamos pensado en realizar una ruta circular y, por tanto, descender por otro camino. Así, desde la cumbre debemos continuar unos metros hacia el este, por una zona de prados y, enseguida, por un tramo más pedregoso que desciende en busca del bosque. Aquí el sendero se encuentra poco marcado, pero se pueden apreciar esporádicos hitos de rocas que nos guían por la zona adecuada.

Emprendemos el descenso, buscando los camuflados hitos de piedra.

Llega un momento en que frente a nosotros encontramos un pequeño prado que ejerce de nuevo mirador, esta vez sobre el Valle de Bielsa. Cabe reparar, en este lugar, en un pequeño sendero que parte hacia la derecha (sur), señalizado con un hito de piedras. A partir de aquí, la senda desciende con fuerte pendiente por el bosque, realizando numerosas lazadas.
En ocasiones parece que perdemos la senda principal, poco señalizada y por momentos no muy evidente, pero no resulta demasiado difícil volver a encontrar los hitos que nos indiquen el camino correcto. Nos facilita la labor, sin duda, el llevar la ruta cargada en nuestro reloj GPS.

En este punto hay que reparar en el desvío a la derecha.
Descenso pronunciado, por senda estrecha.
Conviene ir buscando la senda principal, señalizada con pequeños hitos de roca.

Tras este tramo de potente descenso, duro para las rodillas (¡cuánto se agradecen los bastones en momentos así!), llegamos a una pista forestal. Inicialmente impresiona de poco cuidada y transitada pero, enseguida, mejora y resulta muy agradable de caminar.
A buen ritmo continuamos el, ahora suave descenso, hasta alcanzar la zona de los Llanos de Dieras. Amplios e idílicos prados, con interesantes vistas de las montañas de los alrededores. A partir de aquí ya sólo nos queda descender, siempre por la pista y con rumbo oeste, hasta llegar de nuevo al aparcamiento tras unas cuatro horas y media de ruta.

Idílicos parajes.

En conclusión, la ascensión a la Punta el Cuezo representa una sorprendente y solitaria alternativa en esta zona de majestuosas montañas, siendo una magnífica atalaya a visitar en una ruta agradable de media jornada. Muy recomendable.

¡Hasta la próxima!

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