
Son muchos los rincones sorprendentes que nos ofrece el Pirineo aragonés. Cumbres elevadas, formaciones inverosímiles, idílicos ibones y verdes valles. Pero, además, resulta gratificante conocer otros rincones más modestos, que se podrían incluso calificar de secundarios pero que, por otro lado, son sumamente gratificantes para quien los visita.
Es el caso del Mirador de Partara, una espectacular balconada situada en la cima de una loma casi insignificante, pero que se ha popularizado en las últimas fechas por el ya célebre banco de madera que ofrece grandiosas vistas.
Hoy nos acercamos al Mirador de Partara, partiendo desde la localidad de Aínsa. ¿Nos acompañas a conocer un poco más?
Índice de contenidos
¿Cómo llegar?
La ruta comienza junto al aparcamiento que hay en la rotonda de la entrada de Aínsa según se viene de Barbastro, junto a la parada de autobús.
Existe hueco para aparcar unos 20-30 coches allí; no obstante hay más plazas de aparcamiento en las proximidades.
La ruta comienza, señalizada con un pequeño panel indicador, en una calle situada justo detrás del Hotel Mesón de L’Aínsa, inconfundible con su color verde.

Datos técnicos
Fecha: 14 de abril de 2022.
Inicio y fin de la ruta: aparcamiento a la entrada de L’Aínsa.
Itinerario: aparcamiento – Cruceta de Bruello – Mirador de Partara – Osqueta d’a calura – Selva norte – Vadeo Río Ena – aparcamiento.
Distancia: 9,09 km.
Desnivel acumulado: 363 metros, tanto de desnivel positivo como negativo.
Altitud:
– Mínima: 538 metros (aparcamiento).
– Máxima: 863 metros (junto al mirador).
Duración sin paradas: 2 horas y 55 minutos.
Duración, por partes:
– 55 minutos hasta la Cruceta Bruello.
– 1 hora y 15 minutos hasta el Mirador de Partara (25 minutos de descanso).
– 2 horas hasta la Osqueta d’a calura.
– 2 horas y 40 minutos hasta el Río Ena (10 minutos descanso).
– 3 horas y 30 minutos hasta el coche.
Dificultad/recomendaciones:
– Ruta sencilla, sin pasos complicados, que transcurre por diversos firmes (pista, senderos e incluso un poco de carretera). Adecuada para casi toda la familia.
– Existen numerosos desvíos a lo largo de la ruta, puesto que hay diversas maneras de ascender y descender hasta/desde el mirador. Todos los desvíos están bien señalizados, por lo que conviene conocer qué ruta de todas las posibles se quiere realizar.
– La opción presentada es una de las más completas, que realiza una ruta circular explorando varios tipos de paisajes. Hay una opción más directa (conocida como Partara exprés) y otra que sería más larga (descendiendo por la Selva sur).
– Gran parte del camino se comparte con una de las rutas para bicicleta de montaña acondicionadas por Zona Zero. Tener en cuenta que nos podemos encontrar con bicicletas descendiendo con cierta velocidad.
– El Río Ena suele tener un caudal escaso y, por tanto, no supone ningún problema el vadearlo saltando de piedra en piedra. Tras lluvias o con deshielo el caudal puede ser más alto y, como en nuestro caso, exigir cruzarlo descalzos.
– Precaución en el tramo de carretera con los coches que circulan.
Track GPS: descargar aquí.
*NOTA: los tiempos, distancia y dificultades encontradas están basados en nuestra experiencia, teniendo en cuenta la climatología, nuestra forma física y experiencia en montaña. Hay que salir al monte siempre bien equipado, con el material y una preparación adecuados, y consultando previamente la previsión meteorológica.



Nuestra experiencia en la Ruta al Mirador de Partara
En ocasiones apetecen esas salidas al monte de media jornada, de esas que calman nuestras ansias de naturaleza pero que también son compatibles para esos días más tranquilos en los que no apetece madrugar tanto. Y, sin embargo, ello no implica que la ruta sea menos bella, regale peores vistas o se pueda considerar secundaria.
Por ello, esta mañana de abril, pensamos en realizar la ruta al Mirador de Partara, que nos habían recomendado y que cumple a la perfección con todas estas características. Aunque existen varias opciones para llegar al mirador, decidimos realizar la ruta circular completa que, tras el ascenso, desciende por la Selva norte y vadea el Río Ena.
Así, tras dejar nuestro vehículo en el aparcamiento situado en la entrada de L’Aínsa, buscamos el inicio de la ruta tras el característico hotel pintado en verde. Allí, un panel indicador explica varias rutas por la zona.
Nuestros primeros pasos remontan la asfaltada Calle Los Palacios para, pronto, llevarnos por una pista que asciende cómoda y, en pocos minutos, nos permite obtener una excelente panorámica de L’Aínsa con las nevadas cumbres de Ordesa de fondo.


Obviamos un par de desvíos, bien señalizados (seguimos dirección Santa María de Buil por el PR-HU 70), para continuar por la pista principal hasta llegar al comedero de aves necrófagas, donde en ocasiones se alimentan los buitres, alimoches o quebrantahuesos de la zona.

La pista, en continuo pero suave ascenso, rodea el comedero por su parte izquierda, siguiendo las indicaciones nuevamente hacia Santa María de Buil. Pronto nos topamos con otro desvío (“Morillo por sendero”), que debemos evitar para continuar por la pista ya internándonos en un tramo más boscoso.



Alternando tramos sombríos con otros en los que el sol nos golpea con fuerza, ganamos progresivamente altitud por la pista, hasta toparnos con un gran cruce de caminos en el que existen múltiples señalizaciones. Nosotros únicamente continuamos en línea recta (carteles “Santa María de Buil” y “Cruceta Bruello”), rumbo suroeste para, enseguida, acometer el tramo de ascenso más duro por un sendero que recorre una zona de rocas grisáceas salpicadas por pequeños arbustos y jóvenes pinos.


Son apenas unos pocos minutos de ascenso más duro hasta que alcanzamos el collado conocido como Cruceta Bruello (3 km, 55 minutos, 776 metros de altitud). Echamos la vista atrás, en que destaca, tras el gran pinar, la imponente Peña Montañesa.
Nuevo cruce de caminos en este punto; aquí debemos virar al oeste por un sendero que se introduce entre los pinos (“Partara – Río Ena”). A partir de aquí el ascenso, cómodo y por la sombra, serpentea por la cresta de la sierra ofreciéndonos, periódicamente, amplias vistas de la zona.



Dejamos a nuestra derecha un desvío (Aínsa por Fobón – Aínsa por Partara Express) que nos permitiría descender o ascender más directamente al mirador, y que puede ser empleado para otras rutas más breves por la zona. Siguiendo por el camino en que vamos, en pocos minutos más llegamos a la cima de Partara (4 km, 1 hora y 15 minutos, 859 metros), donde se sitúa el magnífico mirador y el banco de madera donde sentarnos a contemplar la enorme panorámica.


Día soleado, temperatura agradable y estamos solos aquí. Buen momento para sacar los bocadillos y beber algo mientras divisamos las montañas que conforman la estampa de postal. Aunque algunas se ocultan parcialmente tras las nubes, Mallo Marmorés/Cilindro de Marboré, Monte Perdido/Punta de Treserols, Pico Añisclo, Punta Fulsa, Punta Suelza y Peña Montañesa, entre otros, captan nuestra atención. Bajo la mole de la Peña, la población de L’Aínsa muestra una cara inédita para nosotros, diminuta desde las alturas.

Pronto llegan algunos ciclistas y otros senderistas que quieren disfrutar también de las vistas, por lo que tras un merecido descanso, decidimos reemprender la marcha.
Continuamos, por tanto, rumbo oeste sin apenas ganar ni perder altitud, encontrándonos pronto con un nuevo desvío, en el que continuamos las indicaciones “Selva norte – Peñas Cinglas – Río Ena” para, un poco más adelante, llegar al paraje conocido como Osqueta d’a Calura.

Aquí debemos tomar un sendero que desciende hacia la derecha (dirección “Selva norte – El pinar”) y que durante unos centenares de metros desciende suavemente bajo unos espectaculares escarpes rocosos, conformando el que sea, probablemente, el paso más extraordinario de toda la ruta.



Más adelante la senda abandona la protección de los farallones rocosos y, ya con una pendiente más acusada, desciende por una zona boscosa y sombría, lo cual se agradece en días calurosos como hoy. Mediante varias lazadas, perdemos altitud, hasta llegar a un nuevo cruce de caminos en que podríamos regresar por el Camino de Fobón (algo más corto) o bien por el Río Ena (nuestra opción, algo más larga y completa).


Continuamos descendiendo y, progresivamente, el bosque se hace menos frondoso hasta llegar a las orillas del Río Ena (6 km, 2 horas y 40 minutos, 564 metros). Dicho río, habitualmente, presenta un caudal escaso y se puede cruzar sin problema saltando entre piedras. No obstante, y como es nuestro caso, tras las lluvias de días previos el caudal baja algo más fuerte y debemos quitarnos las botas para, descalzos, alcanzar la otra orilla. En nuestro caso, vadear el río no presenta dificultad alguna más allá de la pereza que puede dar quitarse las botas y cruzar el río descalzos mojándose los pies (el agua apenas nos supera los tobillos).

Una vez cruzado el río debemos seguir por una pista durante unos centenares de metros, rumbo norte, hasta llegar a la intersección con la carretera A-2205. En este punto viramos a la derecha, para ir llaneando ya por terreno abierto con campos de cultivo verdes y la visión de la Peña Montañesa a nuestra izquierda.


La carretera supera, mediante un puente, nuevamente el Río Ena. Nada más cruzar dicho puente, reparamos en un panel que indica “Aínsa por escollera”. Elegimos dicha opción para regresar a la población, puesto que nos lleva por un agradable camino paralelo primero al Río Ena y, más adelante, al ya potente Río Ara.
No nos queda más que caminar un trecho por la margen derecha del río, con buenas vistas de Aínsa, hasta llegar nuevamente al aparcamiento donde habíamos comenzado la ruta.


En conclusión, la excursión al Mirador de Partara resulta una manera sencilla y cómoda de obtener unas panorámicas estupendas de gran parte del Sobrarbe. Apta para (casi) toda la familia, merece la pena acercarse a conocerla.
