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Ruta circular por el Barranco de la Hoz, Calomarde

Ruta circular por el Barranco de la Hoz, Calomarde

Lo comentábamos, anteriormente, en nuestra entrada sobre qué ver en Teruel, Albarracín y alrededores. Hay mucho, mucho, que hacer por la zona. Y, de todas las posibilidades, las opciones para realizar rutas senderistas son, cuando menos, abundantes.
Y una de ellas, que nos recomendaron y que, desde ya podemos recomendar también nosotros, es la ruta por el Barranco de la Hoz, la cual recorre el Cañón de los Arcos, formado por el Río Blanco, en la población de Calomarde.
En nuestro caso realizamos una ruta circular, caminando a la ida por el fondo del cañón (y recorriendo el tramo de pasarelas) para regresar por la margen izquierda del río, a media altura de las laderas. Una opción muy interesante y que permite disfrutar al cien por cien de uno de los muchos parajes espléndidos que ofrece la Sierra de Albarracín.
Hoy te contamos nuestra experiencia en la ruta por el Barranco de la Hoz, partiendo desde Calomarde. ¿Nos acompañas a conocer un poco más?

¿Cómo llegar?

El punto de partida de la ruta se halla, bien señalizado, justo a la salida de Calomarde. Para llegar a dicha población se debe continuar, desde Albarracín, unos siete kilómetros por la A-1512; posteriormente, tomar el desvío (Royuela – Terriente – Frías de Albarracín) por la A-1703 durante dos kilómetros y, por último, la A-1704 (desvío Calomarde) durante unos ocho kilómetros más.
Para aparcar, se puede hacer en la propia localidad (en los márgenes de la carretera hay señalizadas numerosas plazas de aparcamiento) o bien junto a la carretera, en una zona situada unos metros más arriba de la pista que entra al cañón, en la que hay hueco para cuatro o cinco coches a cada lado del asfalto.

El inicio de la ruta está bien señalizado por unos carteles que indican el desvío desde la carretera.

Aparcamiento para varios coches, unos metros más arriba del comienzo de la ruta.
Por aquí empezamos a caminar.

Datos técnicos

Fecha: 9 de abril de 2022.
Inicio y fin de la ruta: inicio de la pista al Barranco de la Hoz, junto a la carretera.
Itinerario: inicio pista – Presa de los ahogados – Puente de Toba – Molino de Enmedio – Molino de las Pisadas – Regreso por variante – Cueva de la Albarda – Presa de los ahogados – inicio pista.
Distancia: 9,3 km.
Desnivel acumulado: unos 180 metros, tanto de desnivel positivo como negativo.
Altitud:
– Mínima: unos 1330 metros.
– Máxima: unos 1440 metros.
Duración sin paradas: 2 horas y 5 minutos.
Duración, por partes:
– 10 minutos hasta la Presa de los Ahogados.
– 25 minutos hasta el Puente de Toba (10 minutos descanso)
– 1 hora hasta el Molino de Enmedio.
– 1 hora y 15 minutos hasta el Molino de las Pisadas (5 minutos de descanso).
– 2 horas y 20 minutos hasta el final de la ruta.
Dificultad/recomendaciones:
– Ruta sencilla, bien equipada. Los tramos de pasarelas están bien protegidos y son sencillos de ascender y descender.
– Hay algunos tramos estrechos y relativamente expuestos; aunque algunos tienen sirga metálica para agarrarse, otros no. Precaución, sobre todo si se va con niños.
– La ruta propuesta es una circular yendo por el fondo del cañón, llegando hasta el Molino de las Pisadas y regresando por la parte alta del barranco. Existen otras variantes, explicadas en los útiles mapas que hay a lo largo del camino.
– En caso de lluvia o hielo, los tramos más estrechos o las pasarelas pueden ser sumamente peligrosos.
Track GPS: descargar aquí. * Debido a la orografía del terreno, el GPS funcionó bastante mal, por lo que tomarlo como referencia pero teniendo en cuenta su poca fiabilidad en esta ruta.
*NOTA: los tiempos, distancia y dificultades encontradas están basados en nuestra experiencia, teniendo en cuenta la climatología, nuestra forma física y experiencia en montaña. Hay que salir al monte siempre bien equipado, con el material y una preparación adecuados, y consultando previamente la previsión meteorológica.

Mapa de la ruta realizada.
Escala MIDE de dificultad.

Nuestra experiencia en la Ruta por el Barranco de la Hoz

Siempre que salimos a visitar nuevos lugares nos gusta realizar alguna ruta senderista por la zona. Nos parece una manera de sentir más el terreno, de vivirlo con tranquilidad, de descubrir ese pedazo de naturaleza inherente a cualquier territorio.
Y, en el caso de nuestra visita por Teruel y Albarracín, una visita al Barranco de la Hoz era, realmente, inexcusable. Así, ponemos rumbo a la población de Calomarde en una fresca mañana de comienzos de primavera, y encontramos sitio para aparcar un poco más allá de la salida de la población.
Nos abrigamos y comenzamos la ruta desde la propia carretera, siguiendo las indicaciones “Cañón de los Arcos 0,5 km”, por una pista asfaltada que llanea por la margen izquierda del Río Blanco. Pronto, dicha pista asfaltada se convierte en una pista de tierra, amplia y cómoda, y bien habilitada con algún panel informativo.

Comenzamos la ruta, por terreno cómodo.

Pasamos junto a la esbelta figura de la roca conocida como El Moricacho, probablemente la más sorprendente de toda la ruta.

Formas imposibles.

Poco más adelante nos topamos con la Presa de los Ahogados, cuyo nombre se debe al triste suceso acaecido a finales del s XIX, en que dos personas perecieron ahogados al intentar cruzar el río tras una tormenta.

Dejamos atrás la Presa de los Ahogados.

El camino vira hacia el norte para, enseguida, llegar a la primera bifurcación. Hacia la derecha el sendero de pequeño recorrido PR-TE 2, que coincide parcialmente con el SL-TE 40, por el que regresaremos. Nosotros, sin embargo, debemos tomar el desvío hacia la izquierda, saltando de piedra en piedra sobre el río, siguiendo las indicaciones “SL-TE 40.1 Puente de la Toba/Frías de Albarracín”.

Nos vamos adentrando en el cañón.
Primer desvío: nosotros, a la izquierda.

Pronto alcanzamos el primer tramo, breve, de pasarelas. Apenas debemos remontar unos escalones para cruzar un puente sobre el río y volvemos a descender. Seguimos, por tanto, caminando por la margen izquierda del Río Blanco, tranquilo en este punto.

Comienzan las pasarelas.

El cañón se va encajonando progresivamente, mientras la senda serpentea por su base, en un terreno semi boscoso. Otro tramo de escaleras, e incluso un tramo de roca desnuda equipada con una cadena para sujetarse nos permiten superar un trecho en el que el río se estrecha cerrando el paso a pie.

El cañón se estrecha por momentos.

Caminamos por tramos sombríos, por una senda muy evidente, hasta llegar a otro de los puntos más espectaculares de la ruta: el Puente de la Toba. Unas pasarelas se elevan un par de metros sobre el Río Blanco, introduciéndose en un túnel de roca natural, angosto y sobrecogedor. La escasa altura de la roca obliga a ir agachados, debiendo tener precaución de no golpearnos la cabeza con las piedras que sobresalen.

Pasamos junto al río…
…para llegar al Puente de la Toba. ¡Espectacular!
¡Qué chulo es este tramo!

Una vez superado el Puente de la Toba el camino cambia a la margen derecha del río mediante un tramo ascendente y estrecho, en el que extremar la precaución puesto que en caso de resbalar (y, sobre todo, si el terreno está mojado/helado) acabaríamos unos metros más abajo, en el río. Algunas barandillas, aunque inconstantes, nos facilitan la seguridad aquí.

Aunque no es difícil, mejor evitar un resbalón aquí.
Barandillas colocadas estratégicamente.

Descendemos a la orilla del río para, unos metros más adelante, volver a superar su cauce mediante un pequeño puente metálico, en un rincón tranquilo que invita al descanso. Tras ello, otro tramo de escalones de madera que nos lleva a ascender por la margen izquierda, en otra zona espectacular en que el camino se eleva más de una decena de metros sobre los verticales acantilados que dan al río. Aunque el camino es relativamente ancho y está bien habilitado, precaución.

Cruzamos el río y ascendemos por los escalones de madera.
Por aquí despacito y con buena letra.
Otro paraje espectacular.

A partir de aquí dejamos, por el momento, los tramos de pasarelas. Toca llanear por un agradable sendero que transcurre junto al río, en una zona del cañón de paredes verticales pero lo suficientemente ancha como para pasear tranquilamente.
Otro bonito tramo de pasarelas, más sencillo pero igualmente interesante, nos permite salir del angosto cañón para ya caminar por tramo de bosque, en que la senda se parece desdibujarse en algún punto, pero carece de pérdida alguna.

Pronto llegaremos al último tramo de pasarelas.
Último tramo, angosto y bucólico.

Llegamos a la zona del Molino de Enmedio, donde un panel informativo nos explica algo sobre la ruta realizada y el entorno en que nos hallamos. Tras leerlo brevemente, continuamos la marcha por terreno llano, por la margen derecha del río.

Paseando por el tramo de bosque, bien señalizado.

Recorremos unos centenares de metros por tramo boscoso y cómodo hasta llegar a un pequeño puente metálico que cruza de nuevo el río y que nos deposita en el entorno del Molino de las Pisadas. Según reza la leyenda, debe su nombre a las huellas que dejó el demonio grabadas en piedra al perseguir a un pastor y su rebaño que se habían internado en un bosque prohibido. En la actualidad, dicho molino guarda un aire más tranquilo y benévolo, siendo apenas una edificación semi derruida pero que esconde mucha historia de cómo fue la vida en estos lares.

Se abre el bosque, y llegamos a un terreno de prados herbosos, agradables.
Hermoso día en el Molino de las Pisadas.

Desde aquí comenzamos el camino de regreso que, a partir de ahora, transcurrirá en su mayor parte por la margen izquierda del río, en la parte elevada del cañón.
Seguimos las indicaciones del PR-TE 2 y del SL-TE 40 para ir separándonos del cauce del río y ascender con decisión hasta alcanzar una especie de collado. Tras él, el camino desciende ligeramente realizando una amplia curva a derechas por la ladera de la montaña, ofreciéndonos periódicamente buenas vistas de la cicatriz que labró pacientemente el río en estas tierras.

Emprendemos el camino de vuelta.
Caminamos ahora por la parte alta del cañón.

El camino, aunque no tan bien señalizado como previamente, no tiene pérdida: frente a nosotros, a lo lejos, se halla la Cueva de las Albardas, donde se encuentra un cruce de caminos señalizado con varios carteles.
Al llegar a dicho punto, aunque podríamos descender hasta el fondo del cañón (para llegar al camino de ida), lo ideal es continuar las indicaciones que nos llevan hacia el este (Calomarde/Presa del Ahogado, por el PR-TE 2 y el SL-TE 40). Así, continuamos la marcha por un aéreo pero ancho y cómodo camino por la parte alta del cañón, que otorga una fabulosa perspectiva del mismo. Otro paso espectacular en la ruta.

Nos dirigimos hacia esa cueva. Abajo, por el fondo del cañón, se ve parte del camino por el que hemos venido.
Parajes grandiosos.

Poco a poco vamos descendiendo, hasta llegar al cruce inicial en que se desvían los senderos SL-TE 40 y el SL-TE 40.1 (este último es el que va por el fondo del cañón). Nos queda, tan solo, regresar por la amplia pista junto al río para finalmente volver al inicio de la ruta.

Ya llegamos al cruce inicial.

En conclusión, la excursión circular propuesta por el Barranco de la Hoz, es una ruta bien interesante que permite descubrir un asombroso paraje escondido en la Sierra de Albarracín. Suele ser muy frecuentada, motivos no le faltan, como puedes comprobar.

¡Hasta la próxima!

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