
Tras nuestra primera toma de contacto con el trekking en los Dolomitas con la ruta circular al Rifugio Viel del Pan, comenzamos a adentrarnos en la alta montaña dolomítica. Nada más y nada menos que con el objetivo de ascender hasta el excelente Rifugio Re Alberto I, situado bajo las asombrosas Torres de Vajolet, a 2621 metros de altitud.
Ruta con una grata recompensa, puesto que permite disfrutar de un hermoso y recóndito valle colgado casi en soledad, y también contemplar un inolvidable atardecer y posterior cielo estrellado (si la meteo lo permite, claro está).
La ruta al Rifugio Re Alberto I es una pequeña gran aventura senderista en los Dolomitas. ¿Nos acompañas a conocer un poco más?

Índice de contenidos
¿Cómo llegar?
Lo habitual es dejar el coche en la localidad de Vigo di Fassa, en alguno de los aparcamientos habilitados para usuarios del funicular Catinaccio, que debemos tomar con destino a la estación de Ciampedie, a 2000 metros de altitud.
Se puede llegar, también, a las cercanías de dicha estación tomando varios telesillas (al menos el Vajolet I y el Vajolet II) desde otra zona del valle. Los horarios y precios de los funiculares/telesillas se pueden consultar aquí.
Una vez bajamos del funicular Catinaccio enseguida encontramos las indicaciones de la ruta a seguir (sendero 540, dirección Rifugio Gardeccia, Rifugio Vaiolet y Rifugio Preuss).

Datos técnicos
Fecha: 1 de septiembre de 2020.
Inicio y fin de la ruta:
– Inicio: estación de Ciampedie.
– Fin: Rifugio Re Alberto I.
Itinerario: Ciampedie – Rifugio Gardeccia – Rifugio Preuss/Rifugio Vaiolet – Rifugio Re Alberto I.
Distancia: 5,97 km (sólo ida).
Desnivel acumulado: 688 metros de desnivel positivo y 84 metros de desnivel negativo (sólo ida).
Altitud:
– Mínima: 1952 metros, cerca del Rifugio Gardeccia.
– Máxima: 2621 metros, en el Rifugio Re Alberto I.
Duración sin paradas: 2 horas y 25 minutos (sólo ida).
Duración total, por partes:
– 40 minutos al Rifugio Gardeccia.
– 1 hora y 25 minutos a los refugios Preuss y Vaiolet (15 minutos de descanso).
– 2 horas y 40 minutos al Rifugio Re Alberto I.
Dificultad/recomendaciones:
– Hasta el Rifugio Gardeccia es un camino muy amplio y cómodo, para todos los públicos. Desde allí hasta los refugios Preuss y Vaiolet también es sencillo, pero ya comienza a ganar altitud (para casi todos los públicos).
– Desde los refugios Preuss y Vaiolet hasta el Rifugio Re Alberto I se asciende por una canal con bastante pendiente y tramos más verticales por rocas, equipadas con cables de acero para sujetarse (ver fotos abajo). Si bien no supone dificultad para quienes estén más habituados a caminar por el monte, tienen cierta miga. No lo consideramos para todos los públicos.
– Merece la pena realizar la ruta y dormir en el Rifugio Re Alberto I. Limpio, cuidado, confortable y más que recomendable. Cena muy buena y abundante. Ideal para pasar una noche y, si las nubes lo permiten, salir a contemplar las estrellas sobre las Torres de Vaiolet.
– Desde el Rifugio Re Alberto I hasta el Rifugio Santner hay apenas quince minutos, por un sendero muy sencillo. Imprescindible acercarse puesto que este último tiene unas vistas impresionantes del valle y de todos los alrededores.
Track GPS: descargar aquí.
*NOTA: los tiempos, distancia y dificultades encontradas están basados en nuestra experiencia, teniendo en cuenta la climatología, nuestra forma física y experiencia en montaña. Hay que salir al monte siempre bien equipado, con el material y una preparación adecuados, y consultando previamente la previsión meteorológica.






Nuestra experiencia en la Ruta al Rifugio Re Alberto I
Comienza el día tras una fría noche, en la que las cumbres más elevadas se han cubierto de un siempre hermoso manto de nieve. Tras una visita al impresionante Sass Pordoi, espectacular nevado (aunque, precisamente, dicha nieve nos impide realizar una breve ruta que teníamos pensada), regresamos a la localidad de Vigo di Fassa, donde dejamos nuestro vehículo.
Tomamos el funicular Catinaccio (19€ i/v por persona), que nos lleva a la estación de Ciampedie. No debemos olvidar que estamos en los Dolomitas, por lo que llegamos a una amplia planicie con restaurantes, hoteles, telesillas, parques para niños, etc… Todo ello en un entorno montañoso magnífico, eso sí.

Nada más salir del funicular nos topamos con un gran poste de madera en el que se indican varias de las rutas a realizar por la zona. Nosotros seguimos el sendero 540, en dirección a los refugios Gardeccia, Preuss y Vaiolet, rumbo oeste.
Mientras vamos superando las diferentes edificaciones de la estación contemplamos, frente a nosotros, el grandioso Val di Vaiolet, que se interna entre las afiladas cumbres del Gruppo del Catinaccio. Bella estampa ya desde el comienzo.

La ruta comienza suave, por un camino amplio que se interna en el bosque, llaneando o en ligero descenso. Periódicamente los árboles dan una pequeña tregua, lo que nos permite visualizar prados verdes y altivas cumbres, con interesantes juegos de luces y sombras en esta mañana de primeros de septiembre.
Casi sin darnos cuenta llegamos al vetusto Rifugio Catinaccio, casi en ruinas. Sin duda ha vivido tiempos mejores, y ahora resulta llamativo encontrar algo tan famélico y desvencijado en medio de un entorno tan fabuloso.


En apenas cinco minutos más alcanzamos el enclave donde se encuentra el Rifugio Gardecia (2,86 km; 40 minutos; 1948 m). Además de dicho refugio, en sus alrededores hay varios edificios más (restaurante, hotel, etc…) y un buen puñado de personas que disfrutan del agradable día.

Nosotros continuamos caminando por el amplio camino (ahora sendero 546) que, a partir de aquí, comienza a ganar pendiente. Tras superar un par de duros repechos, la pista suaviza un poco mientras se dirige en dirección noroeste, justo hacia las inmensas moles rocosas del Gruppo del Catinaccio.
Vamos remontando el Val di Vaiolet a buen ritmo, echando de vez en cuando la vista atrás para contemplarlo en todo su esplendor. Frente a nosotros, y encaramado a lo alto de un promontorio rocoso, asoma el Rifugio Preuss, nuestro próximo destino.



La ruta, que ya transcurre por encima de los dos mil metros de altitud, deja atrás el bosque de pinos y atraviesa ya un terreno de roca gris clara, con cierto aspecto lunar. Compartimos este tramo con un buen número de senderistas que, como nosotros, han aprovechado el día para remontar este hermoso valle.
Una vez superado otro duro tramo ascendente, siempre por buen camino, llegamos a los refugios Preuss y Vaiolet (4,74 km; 1 hora y 25 minutos; 2243 metros). Nos ponemos la chaqueta puesto que el cielo se ha nublado, y nos detenemos unos quince minutos para beber, comer y descansar un poco.
Ya tenemos enfrente la poderosa canal que asciende, indómita, desde estos refugios hacia el valle colgado en que se halla el Rifugio Re Alberto I. Resulta impresionante desde aquí abajo, y la neblina que cubre su parte superior le otorga un aspecto todavía más embriagador.


Reemprendemos la marcha por el camino principal, que se dirige hacia el fondo del valle; sin embargo, enseguida encontramos el desvío hacia la izquierda (sendero 542 hacia Rifugio Re Alberto I/Rifugio Santner).
A partir de aquí la amplia pista por la que caminábamos se transforma en un sendero de montaña, irregular y más estrecho, que ya desde el primer momento supera algunas pequeñas gradas y escalones, siempre bien señalizado con marcas de pintura cada pocos metros.


Aunque nos vamos cruzando gente de vez en cuando, esta senda es mucho menos concurrida que la previa. De hecho, nos topamos con un pequeño cartel que indica que estamos en un sendero peligroso, sólo recomendado para excursionistas expertos.
Tras el cartel la senda comienza a ganar pendiente de manera más abrupta, encontrándonos enseguida con el primer tramo equipado con cables de acero. Son unos quince o veinte metros más verticales, con buenos apoyos y que no deberían suponer ninguna dificultad para quien esté habituado a caminar por el monte. No se trata de un tramo expuesto, pero una caída en este punto resultaría muy peligrosa; el cable de acero nos ayuda a solventarla sin temor ni mayor dificultad.

Nuestro ritmo, ligero al comienzo de la jornada, se ha ralentizado debido al esfuerzo del ascenso. Así, con paso lento pero firme y constante, acometemos el segundo tramo equipado. Quizá algo más largo que el primero, puede que más vertical, sin duda más llevadero, probablemente por tener menos exposición.

Superado el tercer tramo equipado, también sin dificultad, llegamos a un banco plantado en medio de la canal, donde tomar una divertida foto (y aprovechar para tomar un respiro).
Miramos hacia arriba y vemos que el sol calienta las cumbres de nuestro alrededor, entre las que destacan las Torres de Vajolet, las cuales tenemos muy próximas.



Ascendemos ahora por sendero algo más cómodo, y pronto atisbamos el Rifugio Re Alberto I, situado en un marco incomparable.
Finalmente, llegamos a dicho refugio (5,98 km; 2 horas y 40 minutos; 2621 metros). Contentos por haber superado sin problemas los tramos con más miga, contentos porque no ha llovido (es más, ¡tenemos sol radiante!) y contentos porque hemos subido a buen ritmo y tenemos gran parte de la tarde para disfrutar de la zona.
Dejamos las mochilas en el refugio, muy bien cuidado y con habitaciones de excelente calidad, y salimos a tomar unas cuantas fotografías.



Decidimos, como no podía ser menos, salir a recorrer el entorno del refugio, ascendiendo por el evidente sendero que nos lleva al Rifugio Santner en unos 15 minutos más (son sólo 600 metros).

El refugio se encuentra a 2734 metros de altitud, y fue construido en el año 1956. Tiene unas vistas magníficas del valle colgado por el que hemos subido, con el Rifugio Re Alberto I bajo las Torres de Vajolet. Pero, además, la panorámica hacia el amplio valle verde situado más de 1000 metros bajo nuestros pies es una auténtica maravilla. Imprescindible una breve escapada hasta este refugio.

Tras tomar decenas de fotos, regresamos a nuestro refugio, aunque hacemos una breve parada en el collado situado junto al mismo, para retratar las afiladas torres desde una perspectiva, si cabe, más desafiante.
Cenamos, de maravilla, y nos vamos a dormir tras una larga jornada.


…
Nos despertamos antes de que suene el despertador y echamos un vistazo por la ventana.
– ¡Nieve! – exclamamos casi a la vez.
Pues sí, ha estado nevando por la noche y cuando nos levantamos una capa de unos pocos centímetros de nieve lo cubre todo. El día, frío, no invita a abandonar la calidez del refugio.

Sin embargo, tras desayunar, debemos emprender el camino de vuelta.
Bien abrigados (con todo lo que llevamos) salimos a la intemperie y los primeros copos de nieve acarician nuestro rostro.
Iniciamos el descenso con precaución, puesto que los tramos más verticales pueden estar peligrosos con estas condiciones meteorológicas. Por fortuna, los cables de acero que los flanquean y el llevar un material adecuado nos permiten solventarlos sin problema.



Tras ello el día mejora poco a poco y, cuando llegamos a los refugios Preuss y Vaiolet, ya no nieva (ni llueve).
Nos queda deshacer el camino del día previo, a ritmo tranquilo y saboreando la excelente experiencia de haber dormido en un refugio tan confortable y situado en un paraje excepcional.
En conclusión, una ruta ya de cierta envergadura, que debería ser incluida en los planes de todos aquellos montañeros que deseen realizar una excursión de alta montaña y dormir en el magnífico Rifugio Re Alberto I.

Rutas alternativas
– Llegar sólo hasta al Rifugio Gardeccia: ruta sencilla y para toda la familia (5,6 km ida y vuelta, sin apenas desnivel). Bonitas vistas del valle y posibilidad de comer, tomar algo o descansar en los alrededores del refugio.
– Llegar hasta los refugios Preuss y Vaiolet: algo más de 9 kilómetros ida y vuelta, ya con cierto desnivel. Ampliar la ruta hasta aquí permite tener una vista más completa del valle y situarse bajo las inmensas moles rocosas del Gruppo del Catinaccio.

Gracias por esta entrada tan completa. ¿Reservasteis el refugio con mucho tiempo? ¿Hasta cuándo está abierto? Muchas gracias chicos, a seguir así.
¡Hola, Carlos!
¡Es muy buena pregunta! Es preciso reservar con mucho tiempo (al menos dos meses), puesto que hay muchas solicitudes para los refugios que, por el tema COVID, encima tienen reducido su aforo. Por otro lado, suelen abrir de junio a octubre; las fechas exactas las indican en las páginas web de los refugios (¡están super bien esas páginas!).
Gracias por comentar,
Paula y Pedro.