
Otra de las rutas senderistas más célebres en la Isla de la Palma es la que lleva a conocer el interior de la Caldera de Taburiente, una grandiosa obra geológica creada hace unos dos millones de años en el cráter de un volcán y que, con el paso del tiempo, ha sido modelada por la erosión fluvial.
En el año 1954 fue declarada Parque Nacional dado su espectacular patrimonio geológico y biológico. Así, en sus más de 4500 hectáreas de extensión se pueden contemplar algunos árboles como el pino canario, el haya de Canarias o el brezo, así como un buen número de animales, principalmente invertebrados.
Recorrer el corazón de la Caldera de Taburiente en una completa ruta senderista es una experiencia única, que hoy te queremos contar. ¿Quieres saber un poco más?
Índice de contenidos
¿Cómo llegar al inicio de la ruta?
La ruta propuesta parte desde el Mirador de Los Brecitos, encaramado sobre las laderas de la parte oeste de la Caldera de Taburiente, a 1097 metros de altitud.
Desde la localidad de Los Llanos de Aridane se puede tomar la carretera que se dirige al Parque Nacional, donde hay un estacionamiento de tierra en que caben varias decenas de vehículos.
Pero, realmente, el punto de partida de la ruta es el Mirador de los Brecitos. Aunque se puede acceder en vehículo privado hasta allí, está prohibido estacionar en dicho lugar. Por tanto, lo ideal es dejar el vehículo abajo, en el Parking de las Viñas, y tomar un taxi (se pueden compartir, precio aproximado 51€) para llegar hasta el Mirador de los Brecitos, donde comenzar a caminar.

Datos técnicos
Fecha: 30 de septiembre de 2022.
Inicio de la ruta: Mirador de los Brecitos.
Fin de la ruta: Aparcamiento de la Caldera de Taburiente (Parking de la Viña).
Tipo de ruta: lineal.
Itinerario: Mirador de los Brecitos – Mirador del Lomo de Tagasaste – Centro de visitantes/Zona de Acampada – Cascada de Colores – Barranco de las Angustias – Parking de la Viña.
Distancia: 16,34 km.
Desnivel acumulado: 258 metros de desnivel positivo, 1111 metros de desnivel negativo.
Altitud:
– Mínima: 240 metros (aparcamiento).
– Máxima: 1097 metros (Mirador de los Brecitos).
Duración sin paradas: 5 horas y 15 minutos.
Duración, por partes:
– 55 minutos hasta el Mirador del Lomo de Tagasaste (5 minutos de descanso).
– 1 horas y 55 minutos hasta la Zona de Acampada/Centro de Visitantes (10 minutos de descanso).
– 3 horas y 15 minutos hasta el desvío a la Cascada de Colores.
– 3 horas y 25 minutos hasta la Cascada de Colores (10 minutos de descanso).
– 5 horas y 40 minutos hasta el Parking de Las Viñas.
Dificultad/recomendaciones:
– Aunque se puede acceder en vehículo privado hasta el Mirador de los Brecitos, está prohibido estacionar allí. Por tanto, lo ideal es dejar el vehículo abajo, en el Parking de las Viñas, y tomar un taxi (se pueden compartir) para llegar hasta el Mirador de los Brecitos, donde comenzar la ruta.
– Realmente, el sendero completo (PR LP-13) parte y llega desde/hasta la población de Los Llanos de Aridane (más de 27 kilómetros en total), pero la mayor parte de la gente hace el tramo indicado en esta entrada del blog.
– Imprescindible consultar previamente la meteorología, puesto que con lluvia el camino que transcurre por el Barranco de las Angustias podría ser difícil de recorrer o incluso estar cortado por el agua. Consultar, previamente, el estado de los senderos en La Palma y la meteorología prevista.
– Prever que en la zona alta puede refrescar o estar el camino cubierto por las nubes, mientras que en la zona del barranco la temperatura puede ser elevada.
Track GPS: descargar aquí.
*NOTA: los tiempos, distancia y dificultades encontradas están basados en nuestra experiencia, teniendo en cuenta la climatología, nuestra forma física y experiencia en montaña. Hay que salir al monte siempre bien equipado, con el material y una preparación adecuados, y consultando previamente la previsión meteorológica.



Nuestra experiencia en la ruta por la Caldera de Taburiente
Madrugamos bastante y nos dirigimos hacia la población de Los Llanos de Aridane, la cual atravesamos rumbo al interior de la Caldera de Taburiente. Llegamos al aparcamiento de Las Viñas, donde dejamos nuestro vehículo y enseguida montamos en un taxi que nos lleva, por una revirada carretera, hasta el Mirador de los Brecitos.
Un par de paneles explicativos nos dan la bienvenida, junto al inicio del sendero, estrecho y que comienza en un suave descenso, con excelsas panorámicas hacia las cumbres que conforman el gigantesco cráter volcánico. A estas horas de la mañana el sol brilla radiante en el cielo, lo que nos permite disfrutar de estas vistas sin igual.


Comenzamos a caminar alternando rumbo norte y noroeste, perdiendo metros con suavidad, por una senda estrecha y que, en algún punto, exige prestar atención puesto que a nuestra derecha hay una notable pendiente. Llegamos al Barranco del Ciempiés, el cual cruzamos por un bien cuidado puente y, poco más adelante, al Barranco de Las Cañeras.
Periódicamente levantamos la vista para contemplar las verticales cumbres que se recortan contra el cielo azul. Vamos caminando a la sombra, por medio de un frondoso bosque de pino canario, cuyas hojas caídas tapizan la senda, en todo momento perfectamente acondicionada y muy agradable de recorrer.



En los claros de bosque nos detenemos a descansar un poco y sacar nuestra cámara de fotos, puesto que las luces matutinas nos otorgan unos colores y formas inenarrables. A nuestra derecha, mirando hacia el sureste, destaca la imponente efigie del Pico Bejenado, un extraordinario mirador que resulta sobrecogedor desde aquí abajo.


A buen ritmo continuamos alternando tramos de llano con mínimos ascensos y más marcadas bajadas, siempre con una tendencia, en global, descendente. Somos pocos quienes estamos realizando la ruta a estas horas, por lo que caminamos casi todo el rato en soledad, disfrutando de la paz de la naturaleza que nos rodea.
La senda por la que transitamos se adapta a la perfección a la orografía del terreno, internándose en la montaña a la altura de los barrancos y saliendo hacia el cráter en las aristas montañosas, desde las que tenemos unas panorámicas brutales. Paisajes al alcance de la mano que evocan paraísos de otras latitudes. Exotismo cercano, podríamos concluir.


En algunos lugares, más sombríos y húmedos, el omnipresente pino canario deja lugar a otras especies vegetales como los helechos, que dotan de gran belleza y un punto de misticismo al camino.
Por un paso en que la senda ha sido acondicionada con rocas y cemento atravesamos el Barranco de Risco Liso que, a pesar de bajar seco, dada su magnitud no nos cuesta imaginar su furia tras lluvias intensas.
Dejamos a nuestra derecha el desvío al Sendero de los 9 pinos gordos, que permite contemplar algunos magníficos ejemplares de estas coníferas. Sin embargo, a pesar de continuar por el camino principal, podemos contemplar algunos de ellos, de magnífica talla y porte.



Seguimos aprovechando los claros del bosque para contemplar la totalidad de la caldera, cuyas cumbres se van escondiendo, poco a poco, tras unas hermosas nubes.
Ya dirigiéndonos claramente rumbo este, el sendero desciende con mayor decisión, atravesando el Barranco de Bombas de Agua y, en pocos minutos más, llega al paraje conocido como la Playa de Taburiente. Se trata de un punto en que el Barranco de Taburiente se ensancha y las aguas quedan algo más remansadas. Un cartel nos advierte de que debemos cruzar dicho barranco de manera perpendicular, lo cual no supone dificultad alguna puesto que el caudal es escaso y podemos ir saltando de piedra en piedra. Mientras lo cruzamos vemos la inmensidad de la Caldera de Taburiente, sorprendentemente verde y húmeda.



Atravesamos el barranco y, tras superar unos metros de frondosa vegetación en la que el camino a duras penas se abre camino, llegamos al entorno de la zona de acampada, donde se halla el Centro de visitantes de la Caldera de Taburiente.
Breve parada a descansar, beber y comer algo y continuamos la marcha, primero remontando unos metros en suave ascenso y, posteriormente, retomando el descenso de nuevo. Ahora comenzamos ya a dirigirnos hacia el sur, rumbo a la salida de la caldera.


La senda va encajonándose progresivamente mientras pierde altitud, mientras las paredes que nos rodean cada vez se tornan más elevadas y con sus cimas cubiertas por nubes. Caminamos por una senda panorámica, hermosa y muy cómoda de recorrer.
Pronto asoma, a nuestra izquierda, la vertical y delicada silueta del Roque Idafe, tan curioso como espectacular, emergiendo por encima de la vegetación. Nos detenemos unos minutos a contemplarlo, puesto que nos entusiasma su grácil forma.




El sendero realizada una serie de lazadas, en un tramo más acondicionado con rocas y hormigón, perdiendo altitud de manera rápida. Enseguida alcanzamos un cruce en el que continuamos por la senda principal (la que está indicada como “atajo” es notablemente más complicada).
Tras un breve pero duro ascenso, volvemos a descender en un tramo con riesgo de desprendimientos, que recorremos lo más rápido posible para evitar cualquier tipo de problema.



Continuamos descendiendo y alcanzamos, finalmente, el cauce del barranco, por el que apenas discurre un pequeño hilo de agua. Vamos paralelos al mismo hasta un punto en el que el terreno se ensancha y observamos un cartel que nos indica el desvío, a la izquierda, hacia la Cascada de Colores.

Descendemos al cauce del barranco y remontamos unos cuatrocientos metros por un espléndido cañón que finaliza en una colorida pared por la que baja un pequeño salto de agua. Se trata de la Cascada de Colores que, sin ser ninguna maravilla, hace honor a su nombre y resulta bastante fotogénica.
Nos tomamos unas cuantas fotos, aprovechando para descansar a la sombra, y reemprendemos la marcha retrocediendo sobre nuestros propios pasos hasta el desvío antes mencionado. Nos incorporamos de nuevo al camino principal y continuamos descendiendo, suavemente, junto al barranco.




A partir de aquí la senda se torna menos espectacular, puesto que deja atrás la zona de verdes y elevadas cumbres; no obstante, adquiere una belleza distinta al internarse en el propio barranco e ir cruzándolo en numerosas ocasiones. Aunque vemos gente que decide seguir en todo momento por el barranco, lo ideal es seguir las indicaciones y los periódicos hitos de piedra que nos llevan por la senda principal, que serpentea en torno al cauce fluvial.
Esta senda va alternando pequeños ascensos con descensos algo mayores, bien sea por la margen derecha o por la izquierda del barranco, ofreciéndonos vistas diversas y espectaculares del cañón y de la caldera en general.



Aunque quizá se nos hace un poco larga esta parte, disfrutamos de caminar por la naturaleza en tan bello entorno y, casi sin darnos cuenta, alcanzamos de nuevo el Parking de La Viña, donde nos espera el coche.
En conclusión, la Ruta por la Caldera de Taburiente, partiendo desde el Mirador de los Brecitos es un espectáculo simpar, recorriendo el corazón de este fascinante Parque Nacional y observando parajes exóticos y fascinantes. ¡Más que recomendable!

Cuanto cuesta este viaje, fechás
Hola, Salva.
Si te refieres al presupuesto que tuvimos para el viaje, no lo hemos calculado; no obstante, los vuelos a Canarias suelen estar relativamente bien de precio y opciones de alojamiento hay de todos los tipos, por lo que conviene comparar bien y buscar lo que más se adapte al presupuesto de cada uno.
La ruta, eso sí, es gratuita 😉
Las fotos son impresionantes! Voy a ir a la Palma en octubre, ¿vais a subir más rutas? Vamos con niños y nos gustaría hacer alguna ruta más corta.
¡Hola, Pili!
Pues, en principio, sólo vamos a escribir estas dos rutas en el blog puesto que son las que tenemos mejor documentadas.
No obstante, hicimos también la popular ruta del Cubo de la Galga, que consideramos sencilla como para hacer con niños.
Cualquier duda, ya sabes dónde estamos.
Un saludo,
Paula y Pedro.