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Trekking al Campo base del Everest. Etapa 10: Pheriche – Phortse

Trekking al Campo base del Everest. Etapa 10: Pheriche – Phortse

Dejamos atrás los desolados pero fascinantes paisajes de la altitud para continuar el descenso. Sin embargo, nuestro plan no es regresar por el mismo camino de la ida, sino tomar una alternativa mucho más solitaria y panorámica que nos lleva hasta la localidad de Phortse. Así, aunque la etapa se hace algo más larga y dura, nos permite conocer esta tranquila población y disfrutar de unas vistas majestuosas durante el camino. ¿Quieres saber algo más?

Datos generales

Décima etapa del trekking, partiendo desde Pheriche y recorriendo un camino en parte conocido hasta la población de Pangboche. A partir de este punto el camino se bifurca, pudiendo continuar por el fondo del valle (por donde vinimos a la ida) o bien realizando una panorámica travesía a media ladera, por un camino apenas transitado (un par de pastores locales nos cruzamos), que mediante un sinfín de subeybajas nos deposita en la población de Phortse, punto de entrada al Valle de Gokyo.
Excelente alternativa a la ruta tradicional, y que aconsejamos (si los días disponibles para el trekking lo permiten) realizar.

Espectacular y panorámico camino.

Datos técnicos

Fecha: 28 octubre 2022.
Inicio de la etapa: Pheriche (4265 m).
Fin de la etapa: Phortse (3813 m).
Tipo de ruta: lineal.
Itinerario: Pheriche – Shomare – Pangboche (parte alta)- Phortse.
Distancia: 12,55 km.
Desnivel acumulado: 441 metros de desnivel positivo y 894 de desnivel negativo.
Altitud:
– Mínima: 3813 m (Phortse).
– Máxima: 4291 m (estupa situada en un collado, cercana a Pheriche).
Duración: 6 horas y 25 minutos, incluyendo paradas.
Dificultad/recomendaciones:
– Camino cómodo y transitado hasta llegar a Pangboche.
– Antes de llegar a Pangboche hay un desvío del que parten dos caminos, uno que va a su parte baja y otro que va hacia la parte alta (donde el monasterio). Nosotros debemos tomar el que va a la parte alta; el otro es el camino por el que vinimos a la ida.
– El tramo entre Pangboche y Phortse es muy panorámico y espectacular; en algún punto algo más estrecho pero sin llegar a ser expuesto ni peligroso.
– Dicho tramo, además, es muy solitario. Apenas nos encontramos a dos pastores entre Pangboche y Phortse.
Track GPS: descargar aquí.
*NOTA: los tiempos, distancia y dificultades encontradas están basados en nuestra experiencia, teniendo en cuenta la climatología, nuestra forma física y experiencia en montaña. Hay que salir al monte siempre bien equipado, con el material y una preparación adecuados, y consultando previamente la previsión meteorológica.

Mapa de la ruta realizada.
Perfil de la ruta realizada.

Décima etapa del trekking: de Pheriche a Phortse

Ayer comenzamos ya el camino de regreso, y el descenso de altitud nos ha permitido descansar de maravilla, encontrándonos fuertes y despejados a primera hora de la mañana. Tomamos un buen desayuno y preparamos, con calma, nuestras mochilas. Son algo más livianas que al comienzo del trekking, ya que hemos ido comiendo las barritas energéticas que llevábamos, así que todo va a nuestro favor en esta nueva jornada por el Himalaya.
El día ha vuelto a comenzar despejado, lo que nos permite ver el espectacular valle en que nos encontramos. Sin embargo, el frío matutino es el habitual por estos lares, y nos obliga a llevar puesta casi toda la ropa de abrigo.

Fría mañana.

Iniciamos el camino rumbo sur, descendiendo hasta el cauce del río en una zona en que este se encajona; para superarlo utilizamos un cómodo puente que nos lleva a su margen derecha. Tras él nos toca un tramo de ascenso potente, con espectaculares vistas de las nevadas montañas que se alzan frente a nosotros.

Comenzamos la ruta rumbo sur.
Cruzamos el río por el puente habilitado para ello.
Disfrutando de estos paisajes.

Este trecho ascendente culmina en un pequeño y ventoso collado, señalizado con banderas tibetanas, desde el cual se obtiene una excelente panorámica del Lhotse, a nuestras espaldas. Tras el collado, la senda desciende por un terreno agradable, con campos de cultivo y algunos refugios de piedra, hasta toparse con la senda principal, justo en el punto del desvío hacia Dingboche, el cual tomamos en el camino de ida.

Llegando al collado.
Hacia atrás destaca el Lhotse.
Llegamos a una zona con algunos campos y pequeños refugios.

Nos detenemos unos instantes a beber agua y descansar un poco, puesto que esta jornada, algo más breve, pretendemos tomárnosla con calma. Así, siempre en suave y cómodo descenso alcanzamos la población de Shomare(3,86 km; 1 hora y 40 minutos; 4061 metros de altitud). Se nota que vamos perdiendo altitud, puesto que el terreno en que nos movemos cada vez está más humanizado y habitado, una vez dejadas atrás las altas y agrestes tierras del Valle del Khumbu.

Llegamos a la confluencia con el camino principal.
Población de Shomare. Al fondo se intuye el camino por el continuaremos la ruta.

Desde aquí la senda va llaneando o descendiendo suavemente, a media ladera, siendo bastante transitada. Si echamos un vistazo atrás, ya reconocemos la cara más espectacular del Ama Dablam y, a lo lejos, la venteada cumbre del Lhotse.

Camino ya más transitado.
Hacia atrás siempre tenemos vistas espectaculares.

Llegamos a la bifurcación más importante de la jornada (5,16 km; 2 horas y 25 minutos; 3992 metros de altitud). Hacia la izquierda, en descenso, iríamos a la parte baja de Pangboche (siguiendo el camino que tomamos a la ida); nosotros, sin embargo, debemos ir hacia la derecha, para emprender un nuevo ascenso que nos lleva hacia el monasterio de dicha población.

Importante desvío. Nosotros hacia arriba.

Este ascenso, bastante duro, nos llevará pronto a la parte superior de Pangboche, en que se encuentra su monasterio (6,27 km; 2 horas y 50 minutos; 3997 metros). Esta parte de la población tiene bastante encanto, por lo que recorremos un poco sus calles, viendo el monasterio por fuera. Aprovechamos, también, para descansar un rato en la terraza de un restaurante, donde degustamos unas buenas y energéticas especialidades locales.

Nos toca ascender hacia la parte alta de la población.
La parte baja de la población, decenas de metros por debajo.
Monasterio de Pangboche.
Necesaria parada.

Reemprendemos la marcha, reparando en las señales amarillas que nos indican otro importante desvío. La que lleva hacia la derecha, en ascenso (Gokyo/Fortse) es la que debemos tomar, ascendiendo hasta la parte más elevada de la población. Un nuevo vistazo atrás nos permite jugar con el zoom y objetivar la grandeza del Lhotse, a lo lejos.

Estos carteles nos indican hacia dónde debemos ir.
Buscamos la parte alta de la población.
Gigantescas montañas.

A partir de aquí caminamos por una senda solitaria y muy poco transitada, puesto que casi todo el mundo realiza la ruta por el fondo del valle, por el camino principal. Nosotros estamos caminando a media ladera, por una senda inverosímil que surca estas paredes grácilmente. Aunque vista de lejos impresiona un poco, lo cierto es que en todo momento es bastante ancha y no da sensación de estar expuesta. Conviene, eso sí, extremar la precaución, puesto que un despiste aquí podría tener graves consecuencias.

Se aprecia, perfectamente, por donde discurre el camino. Aunque parece peligroso, no es tan estrecho y está bien habilitado.
Ama Dablam, omnipresente.

El camino va realizando incontables tramos de ascenso y de descenso, ora por senda de tierra, ora por escaleras construidas en piedra. A pesar de no ser una senda muy transitada por turistas, es la que utilizan los locales para moverse, ellos y sus rebaños, entre Phortse y Pangboche, por lo que está bastante bien cuidada.

Duro ascenso, por escaleras.
Los tramos de ascenso, aunque breves, son duros.
Caminos poco turísticos, más bien frecuentados por pastores y sus rebaños.

Este tramo, a diferencia del que discurre por el fondo del valle, ofrece unas panorámicas fascinantes. Al fondo el siempre reconocible Ama Dablam, frente a nosotros el largo y profundo valle, sobre el que se dibuja la fina línea que corresponde al camino que vamos a recorrer. ¡Qué espectáculo!
Apenas nos cruzamos por aquí a un par de pastores con sus rebaños, que surcan a buen ritmo el paisaje, deteniéndose tan solo unos segundos a comer algo de hierba, ya presente a estas altitudes.
Resulta sumamente entretenido caminar por este camino, panorámico a más no poder, a pesar de que unas nubes medias tapan las cumbres de algunas montañas del entorno. En un determinado lugar llegamos a una suerte de collado, en el cual hay una papelera y bancos para descansar; momento ideal para sentarnos un rato y comer una barrita energética, que los continuos subeybajas también van mellando nuestras ya desgastadas piernas.

Escalones labrados en la pared de la montaña.
En este punto encontramos unos bancos y papeleras. Lugar perfecto para sentarse a reposar un rato.

Tras esta parada el camino parece tomar un rumbo más descendente, aunque interrumpido de vez en cuando por unos metros de ascenso. Superamos, una tras otra, las diversas proas que forma la montaña, siendo todas y cada una de ellas fotogénicos lugares desde los que contemplar el grandioso entorno.

Camino estrecho, precaución.
Iremos superando, uno a uno, los salientes de la montaña.

Poco a poco las nubes se van acercando, y lo que era un espléndido día soleado comienza a ser una niebla suave que, a cada paso, se va tornando más densa. Nos abrigamos, puesto que la temperatura desciende rápidamente. De este modo, el último tramo del camino, también con continuos repechos y tramos de descenso, lo hacemos a ritmo más alegre, intentando llegar cuando antes a Phortse.

Tramo de descenso, por escaleras.
Comienza a ponerse la niebla.

Sin embargo, la revirada senda se hace larga, y parece no llegar nunca a tan ansiado destino. Vemos, frente a nosotros, un abrupto camino que desciende hacia el fondo del valle, por lo que intuimos que en su parte superior se hallará la población de Phortse. Si estamos en lo correcto, ya no nos queda tanto para llegar.

Ya tenemos ganas de llegar, que las vistas no son tan buenas como antes.

Unas banderas tibetanas dan pie al último repecho, largo y duro, que nos deposita en la entrada del Valle de Gokyo y, por tanto, justo por encima de la población de Phortse. Tan solo nos queda descender unos metros para llegar a sus primeras casas (12,55 km; 6 horas y 25 minutos; 3813 metros de altitud).
Buscamos nuestro alojamiento, humilde y sencillo pero muy acogedor, y tomamos un merecido té mientras contemplamos cómo finaliza un nuevo día en estos valles.

Aquí comenzamos el último repecho del día.
Ya no nos queda nada para llegar a Phortse.
En busca de nuestro alojamiento.

Ha sido una jornada atípica, solitaria y panorámica, que nos ha permitido descubrir un nuevo punto de vista del valle y que nos ha fascinado.
Nos iremos pronto a dormir, que mañana nos espera una nueva y fascinante etapa. Pero eso, ya sabes…¡lo contaremos en la próxima entrada del blog!

Y mañana…¡nueva etapa por aquí!

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