
Ayer disfrutamos de una maravillosa y panorámica jornada, asomándonos al Valle de Gokyo, mucho menos transitado que el camino principal. Y hoy la ruta, en su mayor parte, será parecida, por terrenos menos concurridos pero que nos regalarán unas vistas incomparables. ¿Nos acompañas a saber un poco más?
Índice de contenidos
Datos generales
Undécima etapa del trekking, que parte de la localidad de Phortse y desciende hasta el fondo del Valle del Gokyo para luego remontar un duro ascenso hasta Mong La, un pequeño asentamiento con vistas fabulosas. Desde allí sostenido y panorámico descenso hasta unirnos al camino principal, que nos llevará a la población de Namche Bazaar. Obligado paseo por la misma, para posteriormente emprender el potente descenso que nos lleva hasta Monjo, donde descansaremos.
Etapa muy larga, con desnivel positivo moderado y un importante desnivel negativo.

Datos técnicos
Fecha: 29 octubre 2022.
Inicio de la etapa: Phortse (3813 m).
Fin de la etapa: Monjo (2838 m).
Tipo de ruta: lineal.
Itinerario: Phortse – Mong La – Namche Bazaar – Monjo.
Distancia: 17,69 km.
Desnivel acumulado: 664 metros de desnivel positivo y 1611 metros de desnivel negativo.
Altitud:
– Mínima: 2838 m (Monjo).
– Máxima: 3988 m (Mong La).
Duración: 8 horas y 10 minutos, incluyendo paradas.
Dificultad/recomendaciones:
– Largo y muy duro ascenso desde el río del Valle del Gokyo hasta el asentamiento de Mong La. Tomárselo con calma.
– Desde Mong La hasta el camino principal es un tramo muy panorámico y algo estrecho, precaución con los rebaños de animales.
– Jornada muy larga y con potente desnivel positivo y, sobre todo, negativo. Descansar frecuentemente y ayudarse de los bastones de trekking para descargar de trabajo a las rodillas.
– Precaución en el descenso desde Namche, también abrupto y decidido.
Track GPS: descargar aquí.
*NOTA: los tiempos, distancia y dificultades encontradas están basados en nuestra experiencia, teniendo en cuenta la climatología, nuestra forma física y experiencia en montaña. Hay que salir al monte siempre bien equipado, con el material y una preparación adecuados, y consultando previamente la previsión meteorológica.


Undécima etapa del trekking: de Phortse a Monjo
Otra buena noche de descanso, en que nuestro organismo va recuperando poco a poco la fatiga debida a la altitud. Otro nutritivo desayuno y otra bonita jornada por delante, que nos llevará hasta la población de Monjo, donde pasamos la primera noche del trekking, unos días atrás.
La mañana ha comenzado gélida, mucho más fría de lo que nos imaginábamos a esta altitud. Pero unos tres mil ochocientos metros no son poco, y el valle continúa a la sombra, por lo que nos calentamos un rato en la estufa y nos abrigamos bien abrigados antes de comenzar la marcha.


Partimos hacia la zona baja de Phortse y, enseguida reparamos en una cumbre nevada cuya cima asoma al fondo del Valle del Gokyo. Si no nos fallan nuestros cálculos, y creemos que no, se trata del Cho Oyu (8201 m), el cuarto y último ochomil que podemos contemplar en este fascinante trekking.

Salimos de Phortse por una curiosa puerta y emprendemos un trepidante descenso por terreno boscoso, en el que debemos tener precaución puesto que hay rocas y hojarasca húmedas, algo resbaladizas.
Llegamos al río (1,12 km; 25 minutos; 3602 metros de altitud), caudaloso y ruidoso, y lo atravesamos por un excelente puente metálico. Nos toca caminar ahora por la margen derecha del mismo; sin embargo, en lugar de descender junto a sus orillas, la senda comienza un largo y pronunciado ascenso por la ladera de la montaña.


Se trata de otra senda bien cuidada y no demasiado transitada, a pesar de ser la senda principal que se interna en el Valle de Gokyo. Mediante incontables lazadas y algunos tramos de escalones, vamos ganando altitud de nuevo y, por ende, panorámicas vistas en casi todas las direcciones. En el altiplano frente a nosotros tenemos la población de Phortse; tras ella asoma el Ama Dablam. Hermoso, aunque duro, camino.



Seguimos ascendiendo, efectuando varias paradas a retomar el aire unos segundos, que aprovechamos para contemplar el paisaje.
El esfuerzo es duro y constante hasta alcanzar una bonita estupa blanca que nos da la bienvenida al asentamiento de Mong La (3,4 km; 2 horas y 10 minutos; 3979 metros), que vuelve a rozar los cuatro mil metros de altitud. Apenas un puñado de casas y unos pocos alojamientos, situados estratégicamente en este collado, paso obligado para quienes se adentran en el valle o salen de él.
Encontramos una terraza al sol con grandiosas vistas al Ama Dablam y, prácticamente, a todo el valle. Tras el potente ascenso llevado a cabo (uno de los más largos y duros del trekking) nos merecemos un buen té y unos minutos de sosiego. Parada obligatoria, diríamos.



El descanso y el té nos vuelven a llenar de energía, por lo que decidimos continuar la marcha. El camino, aquí más transitado (sobre todo por lugareños con sus rebaños), desciende de manera clara realizando una amplia curva a media ladera. Panorámicas inmensas aquí, destacando frente a nosotros el Thamserku (6623 metros) y el Kangtega (6783 m). Además, una perspectiva diferente del valle recorrido en días previos, centenares de metros bajo nuestros pasos. Nos pareció una gran idea realizar este rodeo en el camino de descenso; ahora que lo estamos disfrutando, nos parece más que recomendable.



El camino vira ligeramente al oeste, acometiendo un fuerte descenso por unas modernas escaleras de cemento, hasta llegar al cruce con el camino que viene desde la población de Khumjung. Descendemos un poco más y nuestra senda desemboca en el camino principal (5,97 km; 3 horas y 30 minutos; 3607 metros) que transcurre por el fondo del valle, por el que fuimos a la ida. Finaliza aquí nuestra pequeña variante, que nos ha encantado.


Atravesamos un par de pequeñas poblaciones, muy animadas y repletas de puestecillos de regalos y recuerdos. Nos cruzamos con decenas de montañeros que, ávidos de aventura, apenas están dando sus primeros pasos por estas tierras. Sus rostros, todavía íntegros, muestran sin embargo una mueca de sufrimiento en cada repecho. Nosotros, con rostro más fatigado, caminamos gráciles aprovechando el desnivel favorable.
Comenzamos ahora un terreno boscoso, por el que el camino serpentea llaneando o superando pequeños desniveles, siendo una senda bien habilitada y muy agradable. A nuestras espaldas van quedando atrás los grandes colosos nevados; frente a nosotros grandes bosques y ríos caudalosos. Paisajes cambiantes, igualmente bellos.


Paso a paso, bajo un sol radiante y una temperatura claramente en ascenso, superamos los siguientes metros del camino. Quizá un poco monótono, tenemos ganas de llegar ya a la población de Namche Bazaar. Acometemos algún repecho más, un suave tramo de descenso, unas decenas de metros llanos y, por fin, llegamos a las afueras de Namche Bazaar (10,07 km; 4 horas y 45 minutos; 3550 metros).


Descendemos a su siempre animada parte central, repleta de tiendas, cafeterías y restaurantes y damos un paseo por sus calles. Como no podía ser menos, nos sentamos en una bonita y céntrica terraza, donde damos buena cuenta de una sopa de fideos y unos momos. Qué bien sentarse a comer con estas vistas, ¡cuánto nos gusta Namche!


Tras el merecido descanso toca reemprender la marcha y decir adiós a Namche. Se trata de una población mítica, acogedora y ajetreada, remota pero llena de vida, que nos ha marcado mucho. Dejamos atrás sus coloridas casas y nos volvemos a internar en el bosque, llegando enseguida el punto de control del trekking. Solventamos el trámite en unos diez minutos y, a ritmo muy ligero, descendemos por el camino que surca la gran masa arbórea.

Cruzamos el siempre espectacular Puente de Hillary (14,37 km; 7 horas; 2943 metros) y, ya en la margen izquierda del río, acometemos los últimos metros de descenso. Nos ayudamos de los bastones de senderismo, ya que el desnivel negativo de la etapa es muy potente y nuestras rodillas comienzan a sentir los achaques de tan larga aventura.

Llegamos a las orillas del río, junto a las cuales caminamos un buen rato hasta alcanzar un nuevo puente tibetano que nos devuelve a la margen derecha. Seguimos en cómodo descenso, junto al río, observando cómo el día se va nublando y la temperatura suaviza un poco.
Apenas nos queda cruzar otro nuevo puente para llegar a la entrada/salida del Parque Nacional de Sagarmatha (17,33 km; 8 horas y 5 minutos; 2879 m), ya en las afueras de la población de Monjo.



Buscamos nuestro alojamiento, muy agradable y familiar y, tras una inolvidable ducha (¿¡cuántos días llevábamos sin ducharnos!?), tomamos un té y una suculenta cena.
Ha sido una etapa larga, con grandes desniveles y hermosos paisajes. Ha sido otro gran día en Nepal. Pero aquí no acaba el trekking, puesto que mañana tenemos que llegar hasta Lukla. Pero eso, ya sabes…¡lo contaremos en la próxima entrada del blog!
