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Trekking al Campo Base del Everest. Etapa 2: Monjo – Namche Bazaar

Trekking al Campo Base del Everest. Etapa 2: Monjo – Namche Bazaar

Tras un bonito comienzo de nuestra gran aventura al Campo base del Everest, toca continuar la ruta y llegar hasta la población más carismática, poblada y mítica de la ruta: Namche Bazaar.
Continuamos nuestra ruta al Campo base del Everest, con la segunda etapa que nos lleva desde Monjo a Namche Bazaar. ¿Nos acompañas en esta jornada?

Datos generales

Segunda etapa del trekking, más breve de lo que se realiza habitualmente puesto que la jornada previa la habíamos alargado hasta Monjo; así, nuestra segunda etapa transcurre entre las poblaciones de Monjo y Namche Bazaar, siendo una ruta más breve que nos permitirá disfrutar de una tarde por la siempre animada población de Namche Bazaar.
Etapa corta pero con notable desnivel positivo, en la que accedemos al Parque Nacional de Sagarmatha. A lo largo de la misma se puede contemplar a lo lejos, por primera vez, la cima del Monte Everest.
La ruta comienza llaneando junto al río para, pronto, comenzar el ascenso y llegar a uno de los puntos más espectaculares de todo el trekking: el Puente de Hillary. Tras dicho puente, un tramo de ascenso duro y continuado nos llevará hasta las afueras de la población de Namche Bazaar, donde merece la pena pasar un par de noches aclimatando y disfrutando de sus tiendas, bares y restaurantes.

Atravesando el Puente de Hillary.

Datos técnicos

Fecha: 20 octubre 2022.
Inicio de la etapa: Monjo (2838 m).
Fin de la etapa: Namche Bazaar (3410 m).
Tipo de ruta: lineal.
Itinerario: Monjo – Jorsalle – Puente de Hillary – Namche Bazaar.
Distancia: 6,16 km.
Desnivel acumulado: 688 metros de desnivel positivo; 135 de desnivel negativo.
Altitud:
– Mínima: 2811 metros (puente cruzando río, antes de la población de Jorsalle)
– Máxima: 3410 metros (Namche Bazaar).
Duración: 4 horas, incluyendo paradas.
Dificultad/recomendaciones:
– A la salida de la población de Monjo se encuentra el acceso al Parque Nacional de Sagarmatha, por lo que es necesario pagar las 3000 rupias (24€) por persona que cuesta la entrada.
– El Puente de Hillary es uno de los tramos más espectaculares de la ruta. El puente, largo, atraviesa el río a una notable altura. Puede dar vértigo, pero su construcción y seguridad son impecables.
– A partir del Puente de Hillary la pendiente ascendente es dura y continuada. Con calma y ritmo tranquilo se va superando.
Track GPS: descargar aquí.
*NOTA: los tiempos, distancia y dificultades encontradas están basados en nuestra experiencia, teniendo en cuenta la climatología, nuestra forma física y experiencia en montaña. Hay que salir al monte siempre bien equipado, con el material y una preparación adecuados, y consultando previamente la previsión meteorológica.

Ruta realizada.
Perfil de la ruta realizada.

Segunda etapa del trekking: de Monjo a Namche Bazaar

Hemos pasado nuestra primera noche del trekking en el alojamiento de Monjo. Y sí, por las noches hace frío, y eso que estamos “tan solo” a unos 2800 metros de altitud. Aunque una ligera lluvia nos despierta a mitad de la noche, podemos considerar que hemos dormido bien.
Nos levantamos a las seis de la mañana, aunque nos cuesta un poco salir del cálido saco de dormir. Damos cuenta de un buen desayuno, energético (pan tibetano con tortilla), y nos disponemos a comenzar la etapa de hoy.
Ataviados con chaqueta y guantes, pues la mañana es fresca, damos los primeros pasos, en ascenso, por la localidad de Monjo.

Mañana fresca por Monjo. ¡Comenzamos a caminar!

A la salida de la población nos topamos con la entrada al Parque Nacional de Sagarmatha. Un mapa en tres dimensiones del parque, vetusto y algo descuidado, nos recibe. Pagamos las tres mil rupias por persona (24€) y finalizamos el trámite en poco más de cinco minutos.

Esperando para pagar la entrada al Parque Nacional de Sagarmatha. En pocos minutos lo solventamos.

Tras la foto de rigor con la puerta de entrada seguimos la ruta, por un tramo de descenso pronunciado que se realiza por cómodas (aunque ligeramente resbaladizas por la humedad de la mañana) escaleras empedradas.
La mañana ha comenzado soleada, pero en estos tramos umbríos la temperatura sigue siendo bastante fresca. Vamos llaneando por la margen izquierda del río Dudh Koshi, y pronto cruzamos un puente que lo atraviesa y llegamos a la cercana población de Jorsalle. Tras atravesarla, pocos metros después, otro puente nos devuelve a la margen izquierda.

Foto obligada.
Hoy vamos a recorrer este espectacular valle.
Fuerte descenso, por camino perfectamente empedrado.
Atravesando uno de los puentes de la ruta.

Caminamos por tramos de bosque, por un ancho camino que presenta periódicos tramos breves de ascenso y descenso, en muchas ocasiones superados mediante escalones de hormigón. Se nota que es una zona más transitada porque las condiciones de la senda son excepcionales.

Constantes tramos de subida y de bajada.

Pronto llegamos a una zona en la que el camino se ensancha y muchos de los montañeros se detienen (nosotros no somos menos) a descansar unos minutos y contemplar la formidable estampa del Puente de Hillary, que se alza frente al camino, varias decenas de metros sobre el río. Resulta algo intimidante saber que en unos minutos tendremos que caminar por él.
Pero antes debemos remontar un trecho de ascenso, escalonado, que nos hace claramente entrar en calor.

Nos detenemos a contemplar el Puente de Hillary, el más alto de los dos que se ven al fondo.

Nos desprendemos de la cálida chaqueta puesto justo antes de afrontar el magnífico Puente de Hillary (3 km; 1 hora y 25 minutos; 2931 metros). Se trata del más elevado y largo de los puentes que se cruzan en la ruta, de ahí su popularidad. Aunque sopla una ligera brisa, el puente está bien anclado y apenas se mueve. Quizá nos resulta un poco vertiginoso atravesarlo, pero una vez cruzado regresamos unos metros por el mismo para tomarnos alguna espectacular foto.

Posando con el espectacular puente.

A partir de aquí comienza lo más duro de la etapa de hoy: subida, subida y más subida. Vamos ascendiendo por un bosque de coníferas, por el cual la senda serpentea mientras gana altitud. Alcanzamos los tres mil metros, y una ligera sensación de más fatiga de la habitual comienza a hacerse notar.
Nos lo tomamos con calma, deteniéndonos periódicamente a respirar tranquilamente, beber un trago de agua (importantísima la adecuada hidratación) y descargar, aunque sea por unos segundos, nuestras pesadas mochilas. El ascenso no da tregua, y lo notamos.
En algún momento debemos detenernos y dejar paso a alguno de los múltiples rebaños que, acompañados por sus dueños, ascienden o descienden cargados de víveres, gas u otros bienes necesarios por estos lugares.

Camino en claro ascenso.
Echamos un vistazo atrás hacia el valle por el que venimos.
Uno de los múltiples rebaños con los que nos cruzamos.

A mitad de camino, no obstante, existe una parada fundamental. Unos baños, bancos para reposar y un pequeño cartel nos hacen saber que estamos en el primer lugar de la ruta desde donde se puede apreciar, todavía muy a lo lejos, la cumbre del Everest. No resulta sencilla verla, puesto que hay que otear entre las ramas de los árboles cercanos, pero pronto conseguimos divisarla. 8848 metros de altitud, el punto más alto de la tierra…¡y nosotros contemplándolo con nuestros propios ojos!

A lo lejos asoma la pirámide somital del Everest.

Descansamos unos diez o quince minutos, y decidimos reemprender la marcha puesto que se ha juntado bastante gente en este lugar (sí, el trekking al Campo base del Everest es muy concurrido).
Desde este punto la ruta continúa en claro y duro ascenso, aunque ahora ya por un camino de montaña no tan amplio y cuidado como hasta ahora. Eso sí, sigue resultado cómodo de caminar, pero conviene dejar paso a los numerosos rebaños de animales que nos vamos cruzando.

Seguimos ascendiendo.
Parada a hidratarnos, obligatoria.

Un poco más adelante llegamos a un nuevo punto de control. Enseñamos pasaportes y el permiso de entrada al Parque de Sagarmatha; las trek card apenas las miran. Un amable policía nos hace algunas preguntas (qué ruta hacemos, cuántos días, etc.) y solventamos pronto el trámite.

Nuevo punto de control. Las trek card, de momento, sirven para poco.

Rellenamos nuevamente nuestras botellas de agua en una fuente y, tras otro breve tramo de ascenso, más cómodo, llegamos a las primeras casas de las afueras de Namche Bazaar (6 km; 3 horas 45 minutos, 3410 metros de altitud). Aún recorremos unos doscientos o trescientos metros más, entre algunos huertos y alojamientos, hasta que el camino vira a la derecha y nos sorprende con una espectacular panorámica de la población, que se muestra en todo su esplendor desde su parte baja. Colorido, grande, pintoresco, bonito… son muchos los adjetivos que se nos ocurren y que no hacen honor a la emoción que sentimos al visitar este mítico enclave.

Primeras casas de Namche Bazaar.
¡Bienvenidos a Namche Bazaar!

Una puerta de madera nos da acceso al centro de la población, en que se encuentra un lavadero, una pintoresca estupa, una estatua y un curioso riachuelo que mueve grandes molinos de oración. ¡Qué bien pasar dos días aquí!
Nos dirigimos al alojamiento y nos tomamos unos tés, sopa sherpa y momos, sentados en su panorámica terraza. Tras dejar nuestras mochilas en la habitación decidimos salir a pasear y conocer un poco Namche.

Uno de los lavaderos de la población.
Molinos de oración.
Alojamiento con grandiosas vistas.

En primer lugar ascendemos a un monasterio, donde hay un pequeño museo sherpa (gratuito), bien interesante. Tras ello descendemos al centro de la población, muy animado y con infinidad de tiendas de ropa y material de montaña (de todos los precios y calidades), cafeterías, alojamientos, tiendas de recuerdos… hasta encontramos un banco, un pequeño hospital y un estudio de tatuajes. ¡Hay de todo por aquí!
Damos un largo y disfrutón paseo, que finalizamos tomando un merecido chocolate caliente y un té en una cafetería muy agradable.

Paseando por Namche se puede encontrar de todo.

Regresamos al alojamiento, escribimos un rato nuestro diario en la zona común del mismo y, tras una abundante cena, nos vamos a dormir.

Anochece en Namche Bazaar. Mañana será otro (fabuloso) día.

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