
Detrás del casi impronunciable nombre de Twyfelfontein se encuentra uno de los mayores tesoros arqueológicos de Namibia, por no decir de toda África. Nos referimos a una enorme concentración de, al menos, 2500 petroglifos (estimaciones más recientes hablan de 5000), que datan de hace unos 2000 a 6000 años.
Aunque Namibia destaca, fundamentalmente, por su fauna y su naturaleza, también puede ofrecer alguna visita un poco más cultural. Tal es su relevancia que Twyfelfontein fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2007. ¿Nos acompañáis a conocer algo más sobre estos interesantes petroglifos?

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Historia de Twyfelfontein
Oficialmente denominado ǀUi-ǁAis (que significa «salto de agua» en lengua khoekhoe), y más popularmente conocido como Twyfelfontein («manantial incierto» en afrikaans), es un valle habitado desde hace alrededor de 6000 años por grupos de cazadores – recolectores de la Edad de Piedra. Fueron estos primeros habitantes quienes se cree que realizaron la mayor parte de los grabados en roca y pinturas del lugar.
Estos grabados representan, mayormente, animales, como avestruces, rinocerontes, jirafas y elefantes; también hay huellas de animales y unas pocas figuras humanas. Se cree que todas estas representaciones podrían estar realizadas en el contexto de rituales chamánicos.
Algunos grabados representan animales que jamás estuvieron en la zona de Twyfelfontein (como, por ejemplo, leones marinos o pingüinos), lo que parece indicar que sus creadores podrían haber alcanzado la costa, situada a unos 100 kilómetros, en alguna ocasión.

Posteriormente, hace unos 2000 o 2500 años, llegaron a la zona los Khoikhoi, una etnia relacionada con los bosquímanos o San. Estos pobladores también realizaron algunos grabados en Twyfelfontein, con formas geométricas y algunas que representan pastores con rebaños. También han sido hallados algunos restos de cerámica pertenecientes a esa época.
La zona no fue conocida por los europeos hasta 1921, en que el topógrafo y geógrafo alemán Reinhard Maack informó del hallazgo de algunos petroglifos en la zona. Sin embargo, hasta la década de 1950 no se llevaron a cabo estudios científicos rigurosos en Twyfelfontein, bajo la tutela del alemán Ernst Rudolph Scherz, quien describió unos 2500 grabados en 212 losas de arenisca.
La UNESCO, en el año 2007, nombró a Twyfelfontein Patrimonio de la Humanidad, lo que aumentó considerablemente la popularidad de este enclave namibio.

¿Cómo llegar a Twyfelfontein?
Se puede decir que Twyfelfontein está en el valle de Huab, en la región de Kunene, en el noroeste de Namibia pero, si realmente queremos precisar, convendría afirmar que se encuentra en medio de la nada.
La ciudad más cercana, Khorixas, está a unos 98 kilómetros (aproximadamente 1 hora y media) de viaje en coche.

Para llegar a Khorixas desde la zona de Etosha debemos conducir por la C39, pasando por la localidad de Outjo. Una vez estemos en Khorixas hay que continuar por la C39 en dirección este durante unos 73 kilómetros hasta encontrar un desvío a mano izquierda para entrar a la D2612, la cual, al cabo de 25 kilómetros más, nos deja en la entrada de Twyfelfontein.
La C39 está asfaltada y en buen estado hasta Khorixas, a partir de allí se transforma en pista pero bastante decente, con cambios de rasante y curvas bien señalizadas. Al llegar a la D2612 la pista sigue estando bien, salvo un tramo de un par de kilómetros de baches más pronunciados (se pasan bien conduciendo más lentamente).
En caso de venir desde Windhoek, aunque existe una opción un poco más rápida yendo en dirección noroeste por varias pistas tipo C y D, lo más cómodo es ir hacia el norte por la B1 hasta Outjo y después seguir las mismas indicaciones que si viniéramos desde Etosha (son 100 kilómetros más, pero tan solo 20 minutos más de trayecto e, indudablemente, por mejores carreteras). * Aunque en el mapa de aquí debajo señale la opción más rápida, realmente la otra es más cómoda.
Horarios y tarifas de Twyfelfontein
Si intentáis buscar algo de información en internet sobre los horarios y las tarifas de entrada a Twyfelfontein veréis que la información es escasa y contradictoria. No existe página web oficial ni podemos encontrar estos datos en ninguna página de turismo de Namibia.
Buscando en los escasos blogs que hablan sobre ello, lo cierto es que lleva a confusión. Nosotros podemos aportar nuestra experiencia, puesto que preguntamos expresamente por los horarios de apertura y sabemos cuánto nos cobraron; no obstante, lo que decimos era válido en la fecha de nuestro viaje (mayo de 2018) y ahora puede haber cambiado.

Con respecto al horario de apertura, hay gente y guías de viaje que sostienen que Twyfelfontein abre desde el amanecer hasta el anochecer. Nuestro guía nos indicó que la última visita era a las 16:30 horas.
La tarifa de entrada ha variado en los últimos años, aumentando considerablemente. Si bien habíamos leído que en 2016 costaba sólo 30 NAD (menos de 2 euros), en nuestra guía de 2017 ponía que eran 80 NAD (5 euros); a nosotros nos costó 100 NAD por persona (6,4 euros) en mayo de 2018.
El precio incluye la entrada a un pequeño museo/tienda/exposición y la visita guiada por la zona, con un guía por grupo pequeño (en nuestro caso teníamos un guía para nosotros dos). Se pueden realizar paseos cortos por los alrededores, por libre, pero no merece la pena puesto que sin información carecen de interés.
Aunque el precio haya aumentado, recomendamos encarecidamente la visita a este lugar.
* Si alguien ha estado en Twyfelfontein más recientemente y nos indica cuanto le costó la entrada, será de mucha ayuda si nos lo cuenta en los comentarios.

¿Dónde alojarse?
Comentábamos previamente que Twyfelfontein se sitúa, literalmente, en medio de la nada. Pero también decíamos en anteriores entradas del blog que hay alojamientos en cualquier lugar de Namibia y, evidentemente, Twyfelfontein no iba a ser menos.
Muy cerca de los petroglifos se halla el Twyfelfontein Country Lodge, un alojamiento bastante lujoso de 56 habitaciones y que ofrece unas suculentas comidas.
En los alrededores también se pueden encontrar algunos lugares de acampada u otros alojamientos, siendo el Camp Kipwe y el Mowain Mountain Camp los más cercanos. Los precios para acampar en el Aba-Huab y el Aabadi Mountain Camp parten de los 8-10 euros por persona y noche; en los alojamientos tipo lodge/hotel/bungalow el coste se dispara, y supera fácilmente los 3000 NAD (190 euros) por persona y noche.
Dado que Twyfelfontein se encuentra a unas 3 horas y media de Etosha y que su visita se realiza en un par de horas, consideramos que no es necesario alojarse en sus alrededores. Podemos realizar la visita y buscar nuestro alojamiento ya de camino al próximo destino.
En nuestro caso optamos por el Madisa Camp, a 50 minutos de Twyfelfontein y a poco más de una hora de nuestra siguiente visita: Brandberg.
Nuestra experiencia en Twyfelfontein
Visitar Twyfelfontein no es, ciertamente, cómodo. La visita, de aproximadamente una hora y media de duración, se realiza caminando por unos senderos vagamente marcados y, a ratos, saltando de roca en roca.
Si bien no es complicado, conviene prestar atención y las personas con movilidad algo reducida no lo verán sencillo.
Tras dejar el coche en el aparcamiento, a la sombra, nos embadurnamos de crema solar y bebemos un buen trago de agua.
– ¡Uf, cómo pega el sol! – comentamos al unísono.

Entramos al pequeño museo/tienda y pagamos los 100 NAD que nos cuesta la entrada a cada uno, y esperamos a que venga nuestro guía.
Una vez salimos al exterior, comenzamos a aprender gran cantidad de datos sobre los bosquímanos que habitaron la zona y sobre la historia de los petroglifos. El guía, en un inglés bastante bueno, detalla todos sus conocimientos sobre Twyfelfontein.



Si bien en un primer momento vamos caminando por sendero (se recomiendan zapatillas de trekking o incluso botas; puede haber escorpiones y/o serpientes en la zona), pronto el camino se complica y comienza a ascender entre las rocas. No es difícil, y los tramos más complicados están provistos de barandillas y pasarelas metálicas, pero conviene tener cuidado para no tropezar.



Cada pocos metros el guía se detiene para explicarnos más detalles sobre los grabados que vamos viendo. El más llamativo, sin duda, es del Lion man. Se trata de un gran grabado con forma de león, cuyas garras tienen cinco dedos (en lugar de los cuatro habituales) y cuya larga cola finaliza en una mano humana. Representa, según las creencias chamánicas, la transformación de un humano en animal en uno de sus rituales, mientras el chamán se transporta al mundo de los espíritus.

Algunas losas de roca poseen decenas de grabados, con jirafas de gran tamaño, rinocerontes u otros animales que sólo alcanzamos a reconocer tras la explicación del guía.


Finalizamos la visita, cansados y un poco insolados pero muy contentos de haber recibido esta lección exprés de historia y arqueología.

Tras llevar al propio guía, en nuestro coche, hasta un cruce próximo a su hogar, nos toca emprender la ruta hacia Brandberg nuestro siguiente destino. Allí descubriremos un pedazo más de la historia de Namibia y de toda la humanidad, pero eso, ya sabéis… ¡lo contaremos en la próxima entrada del blog!.