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Excursión a las Tres Cascadas de Cerler

Excursión a las Tres Cascadas de Cerler

La ruta de las Tres cascadas de Cerler es una de las excursiones más populares y concurridas de todo el Valle de Benasque. Sin recorrer una gran distancia ni superar un gran desnivel, permite remontar un valle con buenas vistas y alcanzar tres cascadas que configuran una estampa de postal. Entre ellas destaca la Cascada de Ardonés, punto álgido de la ruta, un magnífico salto de agua estruendoso y furibundo, de notoria belleza.
Bien señalizada y sin pérdida, se trata de una excursión perfecta para realizar en familia.
Hoy nos acercamos a Cerler/Sarllé, para conocer su célebre Ruta de las Tres cascadas. ¿Nos acompañas a conocerlas?

¿Cómo llegar a Cerler?

La ruta planteada parte desde la misma población de Cerler. Para llegar hasta allí es preciso, desde Benasque, tomar la carretera A-139 durante un par de kilómetros hasta llegar a una rotonda, y allí desviarse a la derecha por la A-2617, durante 4,1 km más.
Aunque en Cerler hay numerosos lugares donde aparcar el coche, una buena opción es continuar por la carretera y, casi a la salida del pueblo, en la calle Barranco d’Alto, dejar el vehículo.
Allí mismo, junto a un vistoso cartel que señaliza un centro comercial, se encuentra un pequeño poste en el que se señala la ruta (“Ruta de las tres cascadas”).

Aquí comienza la ruta.

Datos técnicos

Fecha: 23 de abril de 2023.
Inicio y fin de la ruta: Cerler.
Tipo de ruta: circular.
Itinerario: Cerler – Ermita de San Pedro mártir – Puente del Vadiello – Cascada de Ardonés – Cascada del Clotet – Cascada de la Mascarada – Terrazas de Paluenga – Cerler.
Distancia: 7,31 km.
Desnivel acumulado: 294 metros, tanto de desnivel positivo como negativo.
Altitud:
– Mínima: 1535 metros (Cerler).
– Máxima: 1795 metros (Cascada de Ardonés).
Duración sin paradas: 2 horas y 30 minutos.
Duración, por partes:
– 22 minutos hasta la Ermita de San Pedro mártir.
– 40 minutos hasta el Puente de Vadiello.
– 1 hora y 20 minutos hasta la Cascada de Ardonés (10 minutos de descanso).
– 2 horas y 40 minutos hasta el final de la ruta.
Dificultad/recomendaciones:
– Excursión muy conocida y popular, apta para realizar en familia, puesto que carece de pasos complicados y es de una distancia y desnivel asequibles.
– Salvo un pequeño tramo al comienzo, la ruta tiene pocas sombras. Evitar las horas de mayor insolación en días calurosos.
– Precaución al cruzar el puente y un pequeño tramo de roca junto a la Cascada de Ardonés, puesto que suelen estar mojados y pueden ser resbaladizos. El tramo de roca, sencillo, tiene una pequeña cadena donde asirse para ganar comodidad y seguridad.
– Ruta habitualmente muy concurrida, con todo lo que ello conlleva.
Track GPS: descargar aquí.
*NOTA: los tiempos, distancia y dificultades encontradas están basados en nuestra experiencia, teniendo en cuenta la climatología, nuestra forma física y experiencia en montaña. Hay que salir al monte siempre bien equipado, con el material y una preparación adecuados, y consultando previamente la previsión meteorológica.

Mapa de la ruta realizada.
Perfil de la ruta realizada.
Escala MIDE de dificultad.

Nuestra experiencia en la Ruta a las tres cascadas de Cerler

Nuevo fin de semana por el Valle de Benasque, y nueva oportunidad para (re)descubrir pequeños rincones que, sin embargo, dejan un gran recuerdo en nuestra memoria. Fue el caso de la Cascada de Ardonés, cuando la visitamos hace unos cuantos veranos; por dicho motivo nos parece perfecto este día primavera para volver a visitarla, realizando la célebre Ruta de las tres cascadas, que parte desde la población de Cerler.
Dejamos nuestro coche junto a la carretera, muy cerca del punto en que un cartel amarillo nos señala la dirección de la ruta. Así, damos nuestros primeros pasos por la población, ascendiendo por el Paseo de Ardonés, topándonos enseguida con un par de carteles que nos invitan a abandonar la localidad y, por tanto, comenzando realmente la excursión de hoy.

Nosotros hacia la derecha.

Un pequeño cartel indicativo nos explica la ruta, y tras él comenzamos a ascender suavemente por un camino empedrado y flanqueado por dos muros de piedra seca. Echamos un vistazo hacia el fondo del Valle de Benasque, que hoy ha amanecido con algunas nubes altas, tras la efímera nevada de la noche anterior que blanqueó algunas cumbres.

Leemos el pequeño panel informativo.
Caminamos entre muros de piedra seca.

La senda, cómoda pero que siempre tiene tendencia ascendente, nos lleva enseguida a la Ermita de San Pedro Mártir (0,97 km; 23 minutos; 1621 metros de altitud). Aunque la puerta se halla cerrada, se puede abrir y merece la pena echar un vistazo a su interior. A su derecha, un pequeño prado con mesas de madera que pueden ser buen lugar para descansar y comer algo.

Senda cómoda, aunque en ascenso.
Llegamos a la Ermita de San Pedro mártir.

Continuamos la ruta rumbo este, siempre en ascenso, por la margen derecha del Barranco de Remáscaro, que ha dejado marcadas huellas erosivas en su entorno. Echando la vista atrás, asoman algunas cumbres nevadas, tresmiles que se sitúan entre Benasque y Chistau.

Interesante vistazo hacia atrás.

El terreno se ha ido abriendo, y nos permite contemplar la dirección que toma la senda, ascendiendo por un valle que, día a día, va adquiriendo tonalidades más verdosas. Hacia el sureste se aprecia el entorno de la estación de esquí, algo maquillado por las nevadas de la noche previa, pero con un aspecto desolador en este seco invierno.
Un tramo más cómodo nos lleva al Puente de Vadiello (1,82 km; 40 mintuos; 1644 metros), casi en el punto en que se juntan los barrancos de Remáscaro y Ardonés. Es aquí donde viramos hacia la izquierda (nordeste), por la margen izquierda de este último.

La senda se dirige, ahora en ascenso más suave, hacia el este.
Cruzamos el Puente de Vadiello.

Ganamos altitud progresivamente, internándonos en un pequeño valle más estrecho y con, quizá, un ambiente más alpino. El caudal del barranco es notable, típicamente primaveral, y las laderas se encuentran salpicadas de algunos pinos. Al fondo pretenden asomar las cumbres de la Sierra Negra, con una pincelada blanca en su lomo superior.
Dejamos a nuestra izquierda un precario puente (que nos permitiría realizar una sencilla circular a las cascadas) y continuamos remontando el barranco, hasta toparnos con la pista que viene de la carretera del Ampriu.

Al adentrarnos en este valle el entorno cambia.
Nos gusta caminar por aquí.
No debemos cruzar este puente, sino continuar rectos, cruzando la pista, y siguiendo por la senda de enfrente.

La atravesamos y nos internamos por una senda, señalizada con pinturas verdes, que asciende más potente por un tramo rocoso, duro pero sin dificultad. Poco a poco vamos acercándonos al fondo del valle, adentrándonos en un tramo boscoso que se abre en un par de puntos para permitirnos fotografiar, sin dificultad, alguna de sus cascadas.
Así, unos cincuenta metros antes de llegar a la Cascada de Ardonés hay un punto desde el cual se tiene la mejor perspectiva de la misma, parada obligatoria para fotografiarla y contemplar su magnitud desde la distancia.

Único tramo con pendiente dura.
Impresionante salto de agua: Cascada de Ardonés.

Caminamos esos cincuenta metros y llegamos a la Cascada de Ardonés (3,2 km; 1 hora y 20 minutos; 1798 metros). Las lluvias/nieves de la noche anterior hacen que muestre su mejor cara, ruidosa y espectacular.
Un pequeño puente metálico, que cruzamos con precaución pues está mojado por el agua de la cascada, nos lleva a la margen derecha del barranco. Nada más cruzar el puente se encuentra el único punto de la ruta que requiere cierta destreza, puesto que hay que atravesar una roca sencilla pero que está siempre mojada y, por ende, resbaladiza. Una cadena metálica nos facilita la labor, y asidos a ella superamos el trámite sin dificultad.

Sin dificultad, pero puede ser resbaladizo.

Pocos metros más allá se encuentra la Cascada del Clotet, menos espectacular que la previa pero también fotogénica, pues está conformada por varios saltos de agua. Foto de rigor y continuamos nuestros pasos.

Cascada del Clotet.

Comenzamos el camino de regreso por la margen derecha del barranco y, en pocos minutos, alcanzamos la Cascada de la Mascarada, a la cual accedemos tras cruzar un pequeño puente metálico. Apenas unos hilillos de agua descienden por la roca; quizá en épocas de deshielo más potente muestre su mejor cara.

Comenzamos el regreso.
Aquí apenas baja agua.

La senda de regreso, también cómoda, resulta más panorámica que la de ida puesto que realiza un recorrido a media ladera, a una cota más elevada. Así, jugando con el zoom, podemos obtener unas espectaculares panorámicas de las nevadas cumbres del valle.

Jugando con la perspectiva.

A nuestra izquierda, mientras iniciamos el descenso, destaca la siempre piramidal cumbre del Pico Cerler, posible objetivo de futuras excursiones.
Siguiendo la senda, bien señalizada, descendemos por terreno de prados, junto a las Terrazas de Paluenga, vestigios de la agricultura que antaño dominaba el paisaje.

Pico Cerler, siempre reconocible.
Descenso con buena panorámica.

Poco a poco nos acercamos a terreno más humanizado, alcanzando las primeras casas que conforman el núcleo de Cerler. Optamos por callejear por su casco antiguo, pues tiene varios rincones de interés, con casas notables y estampas pintorescas.

Ahí abajo queda el pueblo.
Coquetas calles las de Cerler.

Finalmente, tras unas dos horas y media de ruta, llegamos de nuevo al coche, donde termina la excursión.
En conclusión, la Ruta de las Tres cascadas de Cerler es una excursión popular y agradable, apta para toda la familia, que permite conocer un rincón pintoresco y espectacular. ¡No te la pierdas!

Contemplar este salto de agua es fascinante.

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